Redacción Canal Abierto | “Por suerte somos todos diferentes. El problema es la jerarquización que se hace de esa diferencia. En términos raciales parecería que, cuando se habla de representación en este sistema republicano, hay barreras que siguen existiendo”, sostiene el politólogo Federico Pita, fundador de la organización Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR), co-conductor del programa Conciencia Negra en el canal de streaming Eva TV y editor del suplemento Negrx en el periódico Página|12.
“Hace unos años, en el órgano de prensa de DIAFAR, en período electoral, hacíamos una portada que decía: “negros a las urnas blancos a las listas”. Si lees la editorial de esa edición, elección tras elección se sigue cumpliendo. Entonces, por suerte somos todos diferentes, pero indudablemente el conflicto es que que el racismo institucional genera barreras invisibles para algunos y algunas a la hora de la representación política”, explica Federico, descendiente de africanos esclavizados por vía paterna y judío por vertiente materna.
“Somos descendientes de africanos y africanas esclavizadas nacidos fuera del continente africano. Nuestros antepasados fueron secuestrados y traídos a las Américas y el Caribe durante el proceso de colonización, aunque el tráfico de personas continuó después de la independencia por varias décadas más”, define DIAFAR en su página web.
Esta entrevista se grabó al finalizar noviembre, el mes de la Afroargentinidad, un momento para reconocer la cultura africana en Argentina, honrar la herencia afrodescendiente y dedicado a la memoria, la resistencia y la lucha antirracista en el país.
El mito fundante de la Argentina “blanca”
“Los argentinos descendemos de los barcos” es uno de los lugares comunes que explican cómo muchos perciben a la argentinidad… Aclaremos además que los barcos referidos son los de los inmigrantes, no los que transportaron a la población africana esclavizada.
Otra premisa que se repite como letanía es: “en este país, por suerte, no hay racismo”. La realidad dista mucho de estos “mitos populares” en una sociedad donde la discriminación estructural y el racismo “tiene rango constitucional”.
Vos solés decir que el gran mito fundante de la argentinidad es su condición blanca y europea. ¿Qué genera políticamente esta idea?
-Es el mito fundante de la generación del 37, de tipos como Sarmiento, Alberdi y que después consuma, o termina de darle forma, la que conocemos como la generación del 80.
Indudablemente, la Argentina se crea en esa idea, en esa utopía, como motor de la acción política. La idea de que Argentina era un territorio desértico inaugura una de las principales, o de las primeras, políticas de estado que tiene nuestro país: las conquistas del desierto -de Rosas a Roca-. Esas campañas son una política de aniquilación y de genocidio. La Argentina se funda sobre esa idea de que hay razas superiores y razas inferiores, y por lo tanto lleva adelante una limpieza étnica para dejar un espacio libre y despejado para hacer de nosotros un proyecto que sea potencia.
El mito fundante es que la Argentina hay que llenarla desde afuera. Cuando se sanciona la Constitución de 1853 se pone el artículo 25, que sigue aún vigente a pesar de las sucesivas reformas, y plantea que el Gobierno Federal va a fomentar la migración europea porque entienden que lo civilizatorio está en la biología y en la sangre de la gente. Sostienen que es una raza superior y lo dicen así varias generaciones de políticos y hay un montón de dirigentes y dirigentas que aún lo sostienen. Obviamente eso nos lleva a la deriva identitaria en la que estamos metidos en Argentina.
Racismo estructural
“Del retorno de la Democracia para acá hay un sistema que no da respuestas a las necesidades populares -con un interregno indudable en la mejoría de la calidad de vida del pueblo argentino durante el periodo de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner-, pero en líneas generales el saldo es que los que dejan de comer, los que la policía mata, a los que les cuesta conseguir trabajo, los que terminan presos, etc. han sido siempre los mismo: somos los negros y las negras.”