Redacción Canal Abierto | “La forma que usa el político más desalmado, más populista, más salvaje, más mentiroso, es el endeudamiento. El endeudamiento es una forma absolutamente inmoral de enfrentar la situación, porque la deuda no es ni más ni menos que impuestos del futuro”, decía el Presidente Javier Milei hace solo seis meses, al recibir la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid (aunque si ponemos en el buscador Milei + deuda, aparecen decenas de discursos y posteos que van en el mismo sentido).
También supo decir que el Fondo Monetario Internacional era “una institución perversa” y, al presentar la “Regla fiscal” para la asignación de partidas presupuestarias, aseguró que “la metodología del déficit cero” garantizaba que no sea necesario tomar deuda. “Es decir –anunció sin sonrojarse frente al Council de las Américas- Argentina deja de tomar nueva deuda”.
A escasos cuatro meses de aquel discurso y a pesar de los supuestos éxitos en materia económica, el Gobierno se encamina a un nuevo préstamo por USD 11.000 millones con FMI, que no haría más que acrecentar la ya desproporcionada deuda pública argentina.
El último informe de la Secretaría de Finanzas, que depende del Ministerio de Economía, es muy claro: en los últimos 12 meses, el stock de deuda bruta (tanto en pesos como en divisas) aumentó por el equivalente a USD 96.042 millones, pasando de USD 368.000 millones en diciembre de 2023, a USD 464.267 millones en diciembre de 2024.
El mencionado estudio, que se publica de forma mensual en la página web de la cartera hoy a cargo de Luis “Toto” Caputo, precisa que el monto se explica, por un lado, por una disminución del endeudamiento en moneda extranjera por USD 9.404 millones, y por otro, por un incremento de la deuda en moneda local por el equivalente a USD 105.446 millones.
En diciembre de 2024, la tendencia creciente se sostuvo y la deuda de la Administración Pública Central aumentó en USD 2.446 millones. Esto, a pesar de los pagos que efectuó (y celebró) el Gobierno por USD7.504 millones; “de los cuales el 95% se efectuó en moneda nacional y el 5% en moneda extranjera”, detalló la Secretaría de Finanzas.
La serie histórica sobre deuda pública que presenta el informe también es elocuente:
Como señaló el economista Horacio Rovelli el domingo en su columna habitual en El Cohete a la Luna, la lógica de “más pagamos, más vendemos” se constató durante todo el primer año de Milei. Pero además, hoy “todos los caminos conducen a más endeudamiento”.
Así, porque “sin reservas de libre disponibilidad, a diciembre de 2024 el encaje de los depósitos (…) y los 18.000 millones de dólares de los swaps de China superan holgadamente las reservas brutas del BCRA, por lo que necesitan sí o sí los 11.000 millones de dólares del FMI, que se suman a la frondosa deuda pública y a la inercia de incrementarla a razón de 8.000 millones de dólares por mes”.
Por eso, “la política fiscal, monetaria, comercial y cambiaria solo es consistente con un mayor endeudamiento”. “Para eso atrasan el tipo de cambio, a los efectos de que converjan los precios y costos internos con los internacionales, y solamente la actividad extractiva puede operar y competir interna y externamente con el tipo de cambio artificialmente buscado”, analizó.
Requisitos
Con la palanca política de Donald Trump ya en la presidencia de Estados Unidos, la mayoría de los analistas coinciden en que un nuevo préstamo con el FMI es prácticamente un hecho, aunque aún hay algunas asperezas por limar ligadas principalmente a la política cambiaria del Gobierno. En declaraciones a Ámbito Financiero, el exdirector para Argentina del FMI, Héctor Torres, señaló que lo que pide el organismo es que el Gobierno flexibilice el “crawling peg”, esto es, la devaluación prefijada del 2% mensual que el Gobierno quiere bajar al 1% desde febrero.
En estrecha relación con ese punto, también estarían en duda los plazos de los desembolsos. Así, porque “una cosa es un programa de ese monto a lo largo de tres o cinco años, un “Stand By” clásico o un “Extended Fund Facility” (EFF) con desembolsos periódicos, y otra cosa es un desembolso inicial de USD 11.000 millones para que el Banco Central lo tenga para levantar el cepo”. “Léase –aclaró- para venderlo en el mercado cambiario para todos los que quieran dolarizarse, incluyendo la salida de los dividendos y el desarme de posiciones de “carry trade”. Son dos cosas muy diferentes”, subrayó Torres.
La diputada nacional por Unión por la Patria y economista del CEPA, Julia Strada, fue todavía más clara:
En el marco de la visita de la misión del Fondo que está en Argentina desde el viernes, Carlos Burgueño del diario Perfil sumó un nuevo condicionamiento que introduciría el FMI: que el acuerdo sea refrendado por el Congreso, algo a lo que el Gobierno le quería escapar pero que sería lógico que el organismo pida, si considera el marco legal argentino (la Constitución, pero también la ley 27.612 impulsada por Guzmán, que obliga a que el Ejecutivo cumpla con ese paso antes de ampliar la deuda con el FMI) y posibles cambios de Gobierno que pongan en duda la legitimidad y legalidad del acuerdo.
Ilustración: Marcelo Spotti