Por Rodolfo Kempf | En el artículo anterior se dijo que un programa de desarrollo de energía nuclear ante el auge de la Inteligencia Artificial podría significar una oportunidad de crecimiento inédita en la historia de nuestro país, que hasta serviría para equiparar la salida de dólares que el actual gobierno incrementa a fin de cumplir con el pago de las deudas. Pero, claro está, no es ese el plan de la Casa Rosada.
Veamos.
Solo a lo largo de la primera semana del año, Milei-Caputo pagaron 4.600 millones de dólares en concepto de capital e intereses de deuda. El diario La Nación plantea que con esta iniciativa aspiran a generar unos 30 millones de dólares en exportaciones. La deuda (sin contar las provinciales) asciende a 460.000 millones de dólares. O sea que hace unos días se “honraron”, a costa de inenarrables penurias, apenas el 1% de la misma. Tan solo en 2024, dicha deuda creció en 95.000 millones de dólares. Milei asume nuevos condicionamientos para conseguir nuevos préstamos del FMI.
Al unísono del anuncio, el Financial Times saluda y se despliega en textuales de Reidel destacando la lealtad de Milei al nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Está resuelta la privatización de Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA (IMPSA) a manos de un consorcio yanqui, encabezado por ARC Energy. El aporte líquido por dicha adquisición será de unos módicos 27 millones de dólares. Secundariamente, y sin apuro, deberán negociar algunos centenares de millones de dólares en poder de acreedores de IMPSA. Lo que se dice UN REGALO. IMPSA, empresa actualmente estatal, es un valioso recurso estratégico que desaparece con la privatización. Para tener una idea de los alcances de IMPSA, en 2006 adquirió a General Electric global su división de Generadores hidroeléctricos. Además, construye turbinas, parques eólicos, grúas portuarias. Como eslabón de la actividad nuclear estaba a cargo del forjado del recipiente de presión del reactor de diseño nacional CAREM. El recipiente de presión es un gran componente estructural que no tiene recambio en la vida útil de cualquier central nuclear, y con este regalo se lo estamos cediendo a una empresa yanqui.
Este es un gobierno que retoma las políticas de la última dictadura. Embiste contra de los derechos humanos intentando que el Ministerio de Justicia se instale en el predio de la ex ESMA; van contra la ciencia, la tecnología y la cultura nacionales, la salud y educación populares. Van por Aerolíneas, por INVAP, por ARSAT. Pero aquí nos queremos detener.
El CAREM en el marco de la historia nuclear argentina
Hace 50 años comenzaba a funcionar el reactor de la central nuclear Atucha I, convirtiéndose así en la primera central nuclear de América Latina que genera energía eléctrica. La central nuclear Atucha I, junto a la central nuclear Atucha II y Embalse Río Tercero generan energía eléctrica ayudando a evitar la emisión de casi 2 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Este aspecto característico de la energía nuclear, frente a la generación de energía térmica (hidrocarburos), es compartido en el Hemisferio Sur solo por Brasil y Sudáfrica. Un dato que muestra el club estratégico que supo edificar el área nuclear Argentina, fundada por Perón en 1950, cuando el 31 de mayo de 1950 se crea la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica).
Desde su fundación, la CNEA y el área nuclear argentina han logrado resolver los cuatro desafíos del átomo: dominar el ciclo de combustibles, el reprocesamiento de combustible quemado, la fabricación de agua pesada y el enriquecimiento de uranio.
Tiene tres centros de formación de cuadros. En el Centro Atómico Bariloche donde, en combinación con el Instituto Balseiro, se forman físicos, ingenieros mecánicos y nucleares; en San Martín, sede del Instituto Sábato, avanzada en formación de ingenieros en materiales que despliegan lo fundamental de sus investigaciones y plantas pilotos en el centro Atómico Constituyentes; y en el Centro Atómico Ezeiza, sede del Instituto Dan Beninson, donde se hace formación en aplicaciones nucleares.
INVAP se creó el 1º de septiembre 1976 a partir del programa de investigaciones aplicadas del Centro Atómico Bariloche iniciado en 1974. Este programa fue una iniciativa del físico Conrado Varotto a su regreso de la Universidad de Stanford, en Silicon Valley (California, EEUU), inspirado en la idea de usar la ciencia para generar aplicaciones en beneficio del capital monopólico. No obstante, la lucha de los y las trabajadores del área nuclear condicionó la producción también hacia fines soberanos.
En más de 70 años de historia la CNEA y el área nuclear argentina logró operar tres centrales nucleares de potencia. De 455 centrales nucleares, solo tres están en el hemisferio sur, que son nuestras centrales nucleares de Atucha 1, Atucha 2 y Embalse, alcanzando la autonomía del ciclo de combustible nuclear desde la minería de uranio, hasta la metalmecánica y de los elementos combustibles. Forjando un polo de industrial metalmecánico que produce pastillas cerámicas del combustible nuclear de dióxido de uranio y las aleaciones especiales que conforman los elementos combustibles: vainas de circaloy y tubos de presión en el caso de la tecnología canadiense CANDU, emplazada en el embalse Río Tercero de la provincia de Córdoba. Además de la generación de energía eléctrica por vía nuclear, Argentina se destaca en áreas emergentes de la tecnología nuclear. Entre estas se encuentra la producción de radioisótopos para uso medicinal. Por ejemplo, los radiosótopos cobalto 60, Molibdeno 99, Iridio 131 que se producen en nuestros reactores experimentales en el Centro Atómico Ezeiza y en lo cual Argentina tiene soberanía sobre esta provisión.
En su historia, CNEA cuenta con el primer reactor de Latinoamérica, el RA1, del año 1957 y unos ocho reactores experimentales entre los que se encuentran el RA6 del Centro Atómico Bariloche y el RA3 en el Centro Atómico Ezeiza donde se producen radioisótopos para uso en medicina nuclear. El RA10 espera incrementar en un orden de magnitud la producción, sumando una facilidad para el dopado de semiconductores. Se exportaron seis reactores de investigación a Perú, Argelia, Egipto, Australia (muy similar al RA10) y el PALLAS, principal reactor productor de radioisótopos europeo.
La Central Argentina de Elementos Modulares CAREM
Argentina tiene minerales de uranio y completa el ciclo de combustible nuclear de forma autónoma, es decir, producir una pastilla combustible, que es una pastilla sólida de dióxido uranio, ensamblarla con aleaciones especiales y conformar un elemento combustible nuclear. Desde la década de 1970, Argentina tiene su autonomía en proveer el combustible con los conocimientos acumulados en la CNEA. La planta metalúrgica encargada de la provisión de elementos combustibles a las centrales nucleares es CONUAR. S.A (Combustibles Nucleares Argentinos). Esta empresa en la última dictadura fue privatizada parcialmente conformando una “Asociación Público-Privada” con el Grupo Pérez Companc.
La dictadura privatizó y desarticuló el área nuclear. En la denuncia de Alejandro Olmos sobre la deuda externa contraída por la dictadura, aparece la CNEA, al igual que YPF, entre otras, usadas como máscara de la estafa de la deuda externa. La privatización y desarticulación del área favorecieron también a tres empresas: Techint, Pescarmona-IMPSA y el mencionado grupo Pérez Compac. Teniendo en cuenta que el proyecto CAREM arranca en los 80, casi post dictadura. Existe mucha información pública sobre aspectos de un emblema de la creación de nuestros cuadros formados en la universidad pública, INVAP, la CNEA y sus Institutos. En el sitio https://cyt-ar.com.ar/ se encuentra parte de la historia que vamos a contar brevemente. Por eso no es sorprendente que los coreanos o los mismos yankys tengan un prototipo el diseño de 100 MW eléctricos, casi idéntico al CAREM. Ellos Lo llamaron el SMART, e intentaron venderle 18 a Arabia Saudí para dar potencia a 18 plantas de desalinización de agua de mar.
El diseño, hecho mayoritariamente por INVAP en la década de 1980 y patentado conjuntamente por CNEA e INVAP S.E., se inspiró en el reactor del buque nuclear Otto Hahn. La denominación modular proviene de que varias unidades pueden acoplarse para constituir una central nuclear de mayor potencia. Se trata de reactores de diseño más compacto y simple que los existentes, con mecanismos de seguridad pasivos y potencias que van de 25 MW a 350 MW. Están diseñadas dos versiones diferentes, una con refrigeración por convección natural hasta 150 MW y otra con convección forzada hasta los 350 MW.
Desde el año 1984 y por 20 años, el proyecto CAREM fue encabezado por INVAP. El diseño original fue probado en el reactor RA8 construido por INVAP, en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu (Río Negro), en 1997. Por usar materiales y tecnologías nucleares bien probados, se los considera apropiados para aplicaciones que requieran alta seguridad y bajo mantenimiento, tales como abastecimiento de electricidad a una ciudad mediana, desalinización de agua o producción de hidrógeno. La Ley Nacional N° 25160, promulgada de hecho el 27 de septiembre de 1999, autorizó la contratación por la CNEA del proyecto CAREM, para el desarrollo y construcción de un prototipo de reactor modular con un presupuesto a siete años.
El Decreto PEN 1107/2006 declaró de interés nacional su construcción y puesta en marcha. El proyecto fue relanzado por la CNEA dentro del Plan Nuclear Argentino 2006-2011 que culminó la puesta en marcha de la central nuclear Atucha II, generando energía eléctrica hacia el sistema interconectado, revitalizando presupuestariamente el área, pero manteniendo lo fundamental de los cambios ejecutados en la década del 90.
El 11 de noviembre de 2009, la CNEA hizo un convenio con Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) para la construcción y puesta en marcha del desarrollo del Prototipo de Reactor CAREM 25. El 16 de diciembre del mismo año, envió el Informe Preliminar de Seguridad del CAREM a la Autoridad Regulatoria Nuclear, requisito previo a la obtención de la licencia para su construcción. La Ley Nacional N° 26566 de Actividad Nuclear, reafirmó en su art. 60 el interés nacional del CAREM. El 13 de mayo de 2010, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido y la presidenta de la CNEA, Norma Boero, firmaron con el gobernador de Formosa Gildo Insfrán un convenio para instalar en esa provincia un reactor CAREM, cuya potencia fue variadamente citada entre 50 MW y 200 MW.
El 15 de julio de 2010, se informó que se emplazaría un reactor CAREM 25 en terrenos linderos a las centrales nucleoeléctricas Atucha I y Atucha.
En diciembre de 2010, la CNEA inauguró en el Centro Atómico Ezeiza las instalaciones del Circuito de Alta Presión para Ensayo de Mecanismos (CAPEM), para verificar si las funciones de ajuste, control y extinción rápida del reactor CAREM se satisfacen en todas las condiciones operacionales. El CAPEM consiste en un recipiente presurizado que simula parcialmente el flujo de agua por convección natural que tendrá lugar en el interior del reactor CAREM 25. Los ensayos en condiciones realistas de presión y temperatura, de las condiciones físicas y químicas del agua permitirán hacer los ajustes necesarios para garantizar el buen funcionamiento del sistema.
En febrero de 2014 se anunció el comienzo de las obras civiles de construcción del CAREM 25 en Lima (provincia de Buenos Aires), en las inmediaciones de las centrales nucleoeléctricas Atucha I y II. Hacia 2023, el CAREM tenía el 70% de su obra avanzada.
En el taller de IMPSA quedó arrumbado y sin terminar el recipiente de presión del prototipo de la central nuclear compacta CAREM, nuestra segunda mayor posible exportación de tecnología nacional.
El CAREM está puntuado en cuarto lugar entre 65 proyectos en el ranking multiaxial de la Nuclear Energy Agency, muchos de ellos copiados del CAREM. Pero el Dr. Germán Guido Lavalle, nuevo presidente de la CNEA, lo declaró invendible.
Como se dijo en la primera parte de este informe, cuando Milei dice explícitamente que hay que “acostumbrarnos a ser un país de servicios”, nos está diciendo que de aquí en más la matriz económica apunta a conseguir los dólares para “honrar la deuda”. El principal órgano económico pasa a ser el puerto: por allí exportamos granos, hidrocarburos, minerales. No es sorprendente entonces que Milei ofrezca nuestra Patagonia como enclave supranacional donde se emplacen granjas de datacenter de los pulpos informáticos, asistidos con energía de base segura por vía nuclear. Visitas a Silicon Valey, reuniones con los popes tecnológicos y la designación de Alec Oxemford, creador del unicornio OLX, al frente de la embajada Argentina en Estados Unidos, fueron gestos en ese sentido. Desde el diario La Nación encuadran esta iniciativa en la Economía del Conocimiento y con el objetivo específico de proveer de infraestructura para entrenar a los modelos de IA avanzados, se requiere maquinaria altamente demandante de energía y la Patagonia tiene características geográficas ideales para la instalación de los centros de datos por sus grandes superficies y su clima.
¿Vamos a ceder nuestra Patagonia y nuestros conocimientos en energía nuclear para los servidores de cómputos de los oligarcas tecnológicos del fascismo del siglo XXI o para las necesidades de nuestro pueblo?
Mientras los oligarcas tecnológicos que rodearon en su primer día a Trump planean el turismo espacial, existe una persistente pobreza energética en los países menos desarrollados y un enfoque planificado y soberano de vía pública podría afrontar el enorme reto de la electrificación “limpia”. En amplias zonas de nuestro país existen unos 36 nodos de medianas poblaciones sin acceso al sistema interconectado de energía eléctrica y 7 millones de personas que no tienen acceso al agua potable. Estas dos expresiones se refuerzan mutuamente. Un planteamiento de vía pública debe ofrecer de algún modo formas plausibles de resolver esta situación al mismo tiempo que se descarboniza progresivamente el suministro de energía eléctrica y se abastece el acceso al agua potable y se garantiza acceso al saneamiento a las 20 millones de personas que hoy no lo tienen. Conscientes de estos retos, podemos empezar a considerar las perspectivas de un enfoque emancipador y soberano de vía pública para la transición energética y su papel a la hora de imaginar un nuevo modelo de desarrollo.
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*Rodolfo Kempf es físico, coordinador de Transición Energética en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria (CNTI), investigador de la CNEA, especialista en Combustibles Nucleares y Residuos Radiactivos. Miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTA Autónoma.
Imagen principal: Captura de un video satírico sobre el presidente creado con IA y difundido en redes.