Redacción Canal Abierto | Luego de pasar casi tres meses en la terapia intensiva del Ramos Mejía y seis operaciones, Pablo Grillo fue dado de alta y continua su tratamiento en el centro de rehabilitación Manuel Rocca.
“El jefe de terapia del hospital me llegó a confesar que él creía que no pasaba, hay quienes hablan de un milagro”, cuenta Fabían, su padre, en diálogo con Canal Abierto.
El calvario que aún hoy sufren el fotoperiodista y su familia comenzó el pasado 12 de marzo, durante la violenta represión de las fuerzas federales a una protesta de jubilados frente al Congreso.
Eran las 17:18 y un cartucho de gas lacrimógeno impactaba en la cabeza del joven. Entre balazos de goma, un grupo de manifestantes lo socorrían, mientras los balazos de goma continúan e incluso varios de ellos golpean las piernas del herido de gravedad.
Para Fabian, “tiraron adrede, le apuntaron”.
La escena se vio en todo el país y el mundo en vivo y en directo por canales de televisión y redes sociales gracias al trabajo de periodistas y comunicadores que registraban la brutalidad policial.
Como en tantas otras situaciones similares, Patricia Bullrich intentó justificar lo ocurrido, el operativo y encubrir al autor material del disparo, el cabo Héctor Jesús Guerrero, y los superiores que dieron la orden. Su arsenal mediático incluyó a parte del periodismo militante, que darían soporte a la versión oficial hasta la difusión de las impactantes imágenes del joven ensangrentado.
Desde entonces, los Grillo no hacen más que acompañar a su hijo y exigir justicia. En esta extensa charla, su padre cuenta cómo fueron esos primeros y desesperantes momentos, qué pasó con la cámara de fotos que “le salvó la vida”. Además, el momento en que el joven vio las imágenes de su propio “fusilamiento” y supo lo que había pasado.
Una entrevista para conocer a Pablo, el fotógrafo que un miércoles salió a registrar un reclamo y estuvo a punto de convertirse en víctima fatal de la represión de Milei y Bullrich.
Entrevista: Diego Leonoff