Redacción Canal Abierto | Este jueves 27 de septiembre se conoció un nuevo informe del INDEC que da cuenta de la profunda crisis económica que atraviesa nuestro país. Según el organismo oficial, la pobreza aumentó al 27,3% de la población urbana, lo que en suma equivale a 11.150.000 de pobres (sin contar a la población rural). A su vez, la indigencia creció del 4,8 al 4,9%, unos 100.000 indigentes más.
Según los últimos datos oficiales -del segundo semestre de 2017- la pobreza en la Argentina se situó en 25,7%, 4,6 puntos porcentuales por debajo de la tasa de igual período de 2016.
A todas luces, aquella leve mejoría en los índices contrastaba con las políticas gubernamentales de quita de subsidios, inflación, despidos, reducción de las jubilaciones y deterioro del salario.
Por esos día, un estudio del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) intentó echar luz sobre esos números por demás auspiciosos: destacaba que no sólo era fruto del rebote en la actividad económica luego de un 2016 desastrosos, sin también que la falta de oportunidades laborales había sido paliada por “estrategias de autoempleo precarias y trabajo clandestino” durante 2017. Este mecanismo de respuesta social ante la falta de políticas públicas generadoras de empleo, habría amortiguado el empobrecimiento, sumado a la ampliación de una mayor cobertura social (era 1,1 millón asignaciones familiares más, 272 mil asignaciones universales más y 366 mil jubilaciones y pensiones más) aunque también bajo una lógica de vulneración de ingresos.
Si bien estos recientes y alarmantes datos correspondientes al primer semestre de 2018 no incluyen el efecto del último tramo en la escalada devaluatoria ni el índice inflacionario del 3,9% de agosto –el mas alto en 19 meses-, si son interpretables como consecuencia de la actual crisis económica que el macrismo insiste en caracterizar como “tormenta”.
Por un lado, días atrás se conoció que la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que establece la línea según la cual se es o no indigente, aumentó un 25,6% en lo que va del año y un 33,6% en relación al agosto anterior. En tanto, la Canasta Básica Total (CBT), que divide pobres de no pobres, es un 25,1% más cara que en diciembre 2017 y un 36,9% más que en agosto del mismo año. Con respecto a julio, la CBA y la CBT aumentaron 2,8% y 3,6% respectivamente.
En dinero, la cuenta es más cruel: una familia tipo necesita $8.347,57 para no ser indigente. Para no ser pobre, $20.868,93.
La situación se agrava si tenemos en cuenta cuántas familias son las que hoy no se acercan a esos ingresos mensuales porque no tienen trabajo. La tasa de desempleo creció, del segundo al primer trimestre de 2018, 0,5% y llegó al 9,6%, la cifra más alta en doce años.
En términos absolutos, se trata de 56.000 los argentinos que se sumaron a la lista de desempleados del primer al segundo trimestre del año. En relación al segundo trimestre de 2017, son 151.000 desempleados más.
Por su parte, la categoría “ocupados demandantes de empleo” –es decir aquellos que teniendo trabajo están buscando otro-, llegó al 16%, y aumentó 0,7% en un trimestre. En tanto, la subocupación creció en el mismo lapso 1,4%.