Redacción Canal Abierto | “Soberanía alimentaria”. Tras salir de la boca del presidente Alberto Fernández durante el anuncio de la intervención de Vicentin el pasado lunes, este término -hasta ahora monopolio de organizaciones y de un reducido núcleo de interesados en el tema- pasó a ser de la agenda, siempre como aledaño a la cerealera intervenida.
La problemática viene siendo planteada desde hace muchos años por diversas organizaciones de campesinos, entre ellas la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT). Rosalía Pellegrini, dirigente de esa organización sostuvo ante Canal Abierto: “Con mucha sorpresa y agrado escuchábamos en la radio cómo en los medios más masivos y las radios más escuchadas se hablaba de soberanía alimentaria y se iba a buscar la definición. Para nosotros es eso que venimos planteando desde los verdurazos: qué hay detrás de lo que comemos, cómo se produce, cómo vivimos los que producimos alimentos y como se comercializa”.
Y continuó: “Nosotros entendemos que esta intervención en una empresa tan importante en el procesamiento de cereales y granos en Argentina como es Vicentin puede orientar esa producción a un tipo más sustentable y transparentar la cadena. También hay que decir que la opción a la posible estatización era Dreyfus, Cargill o el puñado de empresas que controlan el procesamiento de las materias primas en el mundo. Son un puñado de empresas monopólicas y transnacionales que imponen a los pueblos las reglas del juego para que accedan a los alimentos. Son las que, en definitiva, después van a hacer que el aceite acá valga carísimo porque lo importante es exportarlo, generar divisas y nada más”.
Foro por el Programa Agrario
Junto con otros espacios, la UTT participó el año pasado del lanzamiento del Foro por un Programa Agrario Soberano y Popular desde la UTT. Pellegrini explicó: “Desde allí, venimos planteando que el problema es estructural y habla de la matriz productiva y agropecuaria de nuestro país y de qué grado de soberanía tenemos los argentinos y argentinas a la hora de comer. Lo podemos ver desde la cadena de la que yo vengo, que es la horticultura, pero también lo podemos ver a la hora de comprar un litro de aceite o un paquete de fideos. Detrás de esos alimentos hay una estructura productiva y decisiones. El tema es si se las dejamos al libre mercado o generamos políticas públicas que puedan intervenir para plantear otras reglas del juego que entiendan que los alimentos deben ser un bien común y no orientados al negocio puro y la especulación”.
“El Estado debe velar para que generemos esas divisas y condiciones de sustentabilidad: sin arruinar los suelos, contaminar los pueblos ni envenenar los alimentos.Y que esa rentabilidad que podrían generar esas empresas vayan realmente al pueblo y a la distribución de la riqueza y no a un puñado de empresarios del agronegocio que claramente no le vienen haciendo ningún bien al pueblo argentino”, añadió.
Mercado Central
Tras años de batallar en el llano realizando los verdurazos con los que, además de posibilitar acceso a alimentos a sectores de la población vulnerables manifestaban sus reclamos por el acceso a la tierra y mejores condiciones a la hora de negociar, la UTT hoy forma parte del gobierno a través de Nahuel Levaggi, al frente del Mercado Central. ¿Qué aportes podrían hacer ante este nuevo rol del Estado en la política alimentaria?
“Desde la UTT jugamos un rol a la hora de empezar un diálogo con sectores medios de la producción de cereales que no se sienten representados por la Sociedad Rural ni por estos pooles de siembra. Dentro de la producción sojera hoy tenés al gran productor al que no le interesa lo que pase en el pueblo, pero tenés también a un pequeño o mediano productor al que no le hace gracia que lo señalen con el dedo por fumigar con glifosato”, sostuvo la dirigente campesina.
Y agregó: “Hay todo un sector posible para dialogar y para pensar un esquema de producción agropecuario extensivo más saludable, más amigable con el medioambiente y con el territorio en el cual están insertos. Es un sector que, si nosotros generamos políticas públicas, podía pensar en producir de otra manera. Ese es un sector que vive en el pueblo, vive en el campo y trabajan con sus familias. Creo que es desde ahí que empresas como Vicentin tienen que fortalecer a ese tipo de productores y la UTT ahí tiene algo que aportar”.
“Estamos en un momento en que, si a principios de año decíamos que había hambre, ahora vemos las colas de gente con el tupper en la mano para buscar comida. La mayoría de la asistencia alimentaria la estamos garantizando las organizaciones, tanto del campo como de la ciudad. Primero tenemos que generar el alimento para el pueblo -finaliza-. Esto se puede hacer desde la estatización de este tipo de empresas, pero también se tiene que hacer accediendo a la tierra. Nosotros hacemos un hincapié importante: no puede ser que para comer frutas y verduras dependemos de campesinos y campesinas que no somos dueños de la tierra que trabajamos. Con acceso a la tierra lo podemos hacer de mejor manera y con un esquema agroecológico”.