Por Gladys Stagno | “Hoy me enteré de que hubo 91 femicidios en Jujuy desde 2015 hasta 2020. Mi hija es la número 88”. La voz de Mónica Cunchila suena dolida pero firme.
El femicidio de Iara Rueda, el número 88, conmovió a Jujuy y sacó a la luz números aterradores que se multiplicaron –y se multiplican- por toda la provincia sin respuesta del Estado. En menos de un mes, se sucedieron los asesinatos de Iara y Gabriela Cruz (24) en Palpalá, Cesia Nicole Reinaga en Abra Pampa, Rosana Mazala (31) en Perico, y Alejandra Nahír Álvarez (17), en San Salvador, lo que impulsó que la provincia declarara la emergencia pública en violencia de género.
La ley no salió sola, ni por decisión gubernamental. “Juntamos firmas y presentamos sobre tablas 7.000 en papel y 2.000 más digitales. En total, 9.000 firmas”, cuenta Mónica en diálogo con Canal Abierto. Ella estuvo en la Legislatura presenciando el debate y gracias a la presión popular el jueves pasado el organismo aprobó la Ley Nª 6186/20 que llevará el nombre de Iara .
La Ley Iara
“Está bien pero falta. Falta más presupuesto. Esto recién comienza y hay que seguir trabajando para que se siga ampliando la ley contra la violencia de género”, asegura Mónica.
En reclamo de lo que falta este fin de semana se sucedieron las marchas en toda la provincia. El domingo 8 hubo movilización desde la plaza central de Abra Pampa, y en la plaza de Tilcara.
Este lunes se marchará en Alto Comedero, desde la gruta donde encontraron a Gabriela hasta la iglesia, y el martes a las 18 -como todos los martes desde el femicidio de Iara- habrá movilización desde San Cayetano hasta la entrada de Palpalá.
“Nos acompaña la sociedad, los vecinos, muchas organizaciones feministas, sociales. Están ahí, al pie del cañón. También los medios de prensa nos ayudan muchísimo. Queremos recorrer toda la provincia donde han ocurrido todos estos femicidios. Hay una chica desaparecidas hace cuatro años y su mamá no tiene respuesta”, relata Mónica.
La historia a la que hace referencia es la de Cintia Tolaba, quien desapareció en Santa Clara, Jujuy, el 2 de enero de 2016. Hace una semana, hubiera cumplido 20 años.
“A mí me llegó tarde”
Iara tenía 16 años cuando el miércoles 23 de septiembre pasado salió de su casa para llevarle un trabajo práctico a un compañero de la escuela y no volvió. Su familia hizo la denuncia inmediatamente pero en la comisaría, en lugar de activar el operativo cerrojo que corresponde cuando una niña desaparece, le dijeron que ya iba a volver, que seguramente estaba “en lo de un noviecito”.
Ante la inacción policial y la falta de respuesta estatal, el domingo 27 a la tarde unos quince familiares y vecinos rastrillaron el lugar donde al día siguiente, a primera hora de la mañana, apareció el cuerpo de Iara.
“Al otro día de que apareció mi hija sacaron un protocolo que dice que no hay que esperar, que vos hacés la denuncia y ya tienen que empezar la búsqueda. Ese código rojo, como le llaman, ya estaba desde 2017. Si yo hubiese sabido eso, yo me hubiese agarrado de ese protocolo, pero a mí me llegó tarde –asegura Mónica-. Hay cosas que nosotras recién estamos sabiendo. Recién ahora me estoy empapando de todo lo que tendríamos que saber los papás”.
La noche del 26, casualmente, hubo un corte de luz general en la zona, las inmediaciones del Barrio San José. Ningún vecino pudo ver nada y las cámaras de seguridad no funcionaron.
“Desde el gobierno nunca me llamaron. La fortaleza me la da la gente, el espíritu de mi hija que ahora es un angelito y la extraño todos los días. Eso es lo que me da valor. Vamos a seguir pidiendo justicia por otros papás que también lloran a sus hijos, por que no haya más impunidad”.
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