Redacción Canal Abierto | Si bien no fue la primera mujer en ocupar un cargo en la Corte Suprema, Carmen Argibay fue la primera en ser nominada por un gobierno democrático. Y fue, sin dudas, la primera feminista en esa banca. Defensora de los derechos de las mujeres, con su designación esa lucha logró incidir en, quizá, el más tradicional, elitista y patriarcal de los poderes del Estado: el Judicial.
La renuncia de Elena Highton de Nolasco el 5 de octubre pasado abrió una vacante en el Supremo Tribunal, y el Presidente aún no envió el pliego al Senado postulando su reemplazo. En ese contexto, la Red Federal de JudiciaLes Feministas está recolectando firmas para acompañar la carta que pretenden enviarle a Alberto Fernández bajo la premisa “Una Argibay en la Corte”.
“No hace falta recordar aquí las obligaciones que apoyadas en compromisos internacionales y nacionales obligan a nuestro Estado a erradicar la violencia contra las mujeres. Sabemos también que a esta altura nadie en el ámbito gubernamental ignora que la falta de representatividad de mujeres en los órganos de decisión no sólo afecta la calidad democrática de las instituciones sino también es considerada como violencia política —reza la carta—. Alzamos nuestra voz para que estas obligaciones se cumplan, se dé un paso sustancial hacia la consolidación de una democracia seria y se designe a una feminista en la Corte Suprema de Justicia de la Nación”.
El legado de Argibay
La Red que nuclea a más de 500 mujeres y diversidades que prestan servicio en los poderes judiciales y ministerios públicos fiscales y de la defensa, de los fueros federales, nacionales, provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, asegura en su pedido que “el legado de la ministra Carmen María Argibay es una clara muestra de la incidencia y potencia en los cambios que puede generar una feminista en estos espacios”.
Argibay, quien falleció en 2014 cuando aún ejercía su cargo en la Corte Suprema, fue una reconocida feminista, con una marcada posición en relación a la despenalización del aborto, que impulsó proyectos en contra de la trata de mujeres y se declaró a favor de la educación sexual en las escuelas.
Integró la Asociación Internacional de Derecho Penal, y fundó la Asociación Internacional de Mujeres Jueces y la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina. También formó parte del Tribunal Internacional de Mujeres sobre Crímenes de Guerra para el Enjuiciamiento de la Esclavitud Sexual.
Cuando en 2003 el entonces presidente Néstor Kirchner la propuso para la Corte Suprema, desde distintos sectores —influidos por la Iglesia Católica— resistieron su designación por su condición de atea y su posición a favor del aborto legal.
En 2007 obtuvo el Premio de Justicia Gruber por su trabajo en la promoción de la igualdad de género y la eliminación de la corrupción en el sistema judicial.
“Queremos a otra Argibay en la Corte, otra mujer de profundas convicciones, conocedora y respetuosa de las diferencias entre las personas, de las vulnerabilidades estructurales que nos atraviesan y segura de que nada ni nadie la hará claudicar en el camino hacia la igualdad”, finaliza la carta de la Red que en redes sociales difunde con los hashtag #UnaFeministaEnLaCorte y #UnaArgibayEnLaCorte”.
Link para acompañar la carta a Alberto Fernández: https://forms.gle/4a7kaB1RTT2sp7B48