Redacción Canal Abierto | 5G es una sigla que refiere a la quinta generación de redes móviles que reemplazará a la actual 4G. Esta tecnología traerá un salto en velocidad, capacidad de transporte y tiempos de respuesta en la comunicación entre dispositivos móviles –teléfonos celulares, obviamente, pero también computadoras portátiles, netbooks, pocket PC, tablets– e impactará fuertemente en diversas áreas de nuestra vida cotidiana a nivel global, como así también en la economía internacional.
Esta tecnología puede generar un aumento en la velocidad de transferencia entre 20 y 100 veces superior a la actual 4G y, por ejemplo, hará que el concepto de lo que conocemos como “vivo” sea prácticamente en tiempo real y sin dilaciones.
“La primera generación fue la de los celulares analógicos. La segunda era la de los digitales pero que permitían poquitas cosas, los SMS. La tercera ya puso internet de una manera restringida y la cuarta, el 4G que es lo que tenemos hoy actualmente, con buen acceso a Internet y, sobre eso, todo lo demás. 5G viene a ampliar enormemente la capacidad de 4G, no va a reemplazarla sino que va a sumarse con mayor capacidad, lo que implicará mayor velocidad, menor latencia y mayor ancho de banda. Esto le va a permitir al usuario en general posibilidades muy grandes, por ejemplo, en juegos en red o para bajar películas y videos en alta definición en cuestión de segundos, cosas así”, explica Guillermo Defays, ingeniero especializado en telecomunicaciones, ex trabajador telefónico y secretario de Previsión Social de la CTA Autónoma Capital.
La velocidad de descarga podrá superar los 10 gigabits por segundo; actualmente el 4G con una conexión de excelente calidad alcanza los 100 megabits. El tiempo de respuesta caerá a 1 milisegundo.
“Pero el servicio que lidera estos avances es lo que se llama “internet de las cosas”. Esto implica conectar a la red todo lo que uno tiene en una casa o en una industria. Por ejemplo, tener todos los electrodomésticos conectados y, desde el móvil, se pueden prender y apagar el lavarropas, las luces, hacer distintas cosas de manera remota. Esto llevará, también, a mejorar los procesos industriales. A la vez, está el tema de la conducción remota de vehículos”.
¿Qué cambios de infraestructura son necesarios para llevar adelante este salto tecnológico? Por otro lado, ¿ya se implementó el 5G en otros países del mundo?
-Hay una primera etapa en la que prácticamente la infraestructura será la misma porque va a ir sobre lo montado para el 4G, inclusive utilizando las mismas bandas de frecuencia. En una segunda etapa, cuando esté planificado generalizar la internet de las cosas, llegar a todos lados con 5G, va a ser necesario utilizar nuevas bandas de corto alcance y esto implicará un mayor despliegue de antenas. Se habla de una antena por cuadra.
Aquí hay pruebas, tanto de Telefónica como de Telecom que lo están ensayando en edificios propios. Esta última empresa, lo está probando en el Patio Bullrich en Buenos Aires.
Esto en realidad se retrasó con respecto a otros países del mundo por esto que decías: la competencia mundial sobre todo entre Estados Unidos y China. Por el año 2013, 2014, ya se había tomado la decisión de ir por el equipamiento chino de la empresa Huawei, pero cuando asume Trump mandó parar todo y fue así: se detuvieron todos los planes que había con la tecnológica multinacional china. Uruguay que había hecho contratos con Nokia empezó a desarrollar en esa época las primeras pruebas y, ahora, lo tienen un poco más desarrollado.
¿Cuáles son los principales proveedores de esta tecnología?
–Los principales son la sueca Ericsson, la finlandesa Nokia y la china Huawei. Estos son los más grandes proveedores de infraestructura para tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a nivel mundial. Ahí hay un conflicto que todavía no se termina de resolver.
El Gobierno anunció que este año iba a realizarse la licitación del espectro del 5G, ¿el ENACOM tiene que dar este paso, no?
-Sí. El 5G para dar este mayor ancho de banda tiene que utilizar parte de lo que se llama el espectro radioeléctrico que es un recurso finito que, en general, lo manejan los estados. Los estados nacionales suelen licitar el espectro y ceder porciones, porque el espectro precisa un ordenamiento, como la radio, como las estaciones de televisión, sino habría conflictos, interferencias, etcétera.
En este caso hay una licitación en marcha pero las telefónicas dicen que es muy caro, que lo que está pidiendo el gobierno para licitar el espectro es excesivo. En otros casos se hace subastas, se pone un precio de base y se compulsa.
N.deR.: En Economía apuestan a que ingresen entre 1.000 y 1.400 millones de dólares por esta operación, pero desde las empresas advierten que la oferta es mucho menor.
Hay varias investigaciones que señalan que las antenas generan consecuencias sanitarias, ¿qué implicancia tendrá el 5G para la salud de los ciudadanos y ciudadanas sobre todo en las ciudades?
-Sí, esto no es nuevo. Este es un tema que está bastante tapado. En 2011, la Organización Mundial de la Salud clasificó a las ondas electromagnéticas como posiblemente cancerígenas. Esto de “posiblemente” es una definición formal. Aparte de posiblemente, probablemente, hay cosas comprobadamente cancerígenas como, por ejemplo, el tabaco o el asbesto.
Esto de posiblemente, en general, se lo interpreta al revés. He escuchado muchas veces que no está comprobado fehacientemente el daño cuando, en realidad, habría que invertir la carga de la prueba: no está comprobado fehacientemente que no haga daño a la salud. Del 2011 hasta ahora han aparecido muchos estudios que parecen corroborarlo. Ha habido experimentos con ratones y han comprobado el aumento del riesgo de contraer cáncer. Son aumentos probabilísticos, no es que uno va a caer muerto porque pasa delante de una antena pero pero lo que se prueba es que aumenta el riesgo de cáncer y de otras enfermedades.
Entonces, lo que hace 5G no es algo muy distinto. Por un lado sí, va a tomar unas bandas de frecuencia que se llaman ondas milimétricas que no se sabe muy bien el efecto sobre la salud. Por otro lado, sobre las bandas actuales del espectro lo que va a hacer es aumentar la potencia, la densidad de potencia y la cantidad de antenas. Esto ya está causando conflicto en algunos países y ciudades.
Nuestra legislación es muy permisiva. En Europa, por ejemplo, en la ciudad de Bruselas, en Suiza y en regiones de Italia hubo despliegues de 5G que tuvieron que parar porque no cumplían la norma. Son normas que permiten 100 veces menos radiación que la que se permite en nuestro país. En China tienen una norma intermedia, permiten 10 veces menos radiación que nosotros y con esos parámetros pueden desarrollar 5G.
Hay toda una discusión sobre cuáles son las cosas que afectan a la salud: si se puede vivir pegado a una antena; cómo nos afecta ir en un vagón de subte lleno de pasajeros con sus celulares encendidos; si se le puede dar un móvil a un niño de cinco o seis años para que lo use. Son cosas que que en algún momento va a haber que que revisar porque todas estas cosas generan efectos a largo plazo y se requiere de estudios epidemiológicos, seguir a la población. Todo apunta a que los riesgos van en aumento.
Los estudios con ratas han mostrado un aumento de probabilidad de desarrollar cánceres del 2 al 3% o sea de 20 a 30 por 1000.
¿Hay alternativas para implementar esta tecnología resguardando la salud?
-Por ejemplo, se puede aumentar mucho el alcance del cableado. Todo lo que está fijo podría ser cableado. Hoy en día, podríamos cablear todo en nuestras casas y no utilizar el wifi. Multiplicar tomas y conectores, es menos cómodo pero más saludable. Ese tipo de cosas es posible. En lo que es telefonía móvil, en la calle, evidentemente eso tiene que ser inalámbrico.
Lo que se está investigando es algo que se denomina Li-Fi (Light Fidelity) como reemplazo del Wi-Fi, que es por modulación de luz visible o infrarroja. Utiliza la luz para enviar los datos. Las propias luminarias callejeras podrían incorporar una modulación de luz para transmitir internet; eso evidentemente reduciría mucho la radiación. Se están haciendo pruebas con eso.
Entrevista: Nahuel Croza