Por Gladys Stagno | Corría agosto de 2018 y Patricia Simeone, la por entonces rectora del emblemático profesorado porteño Joaquín V. González, desconfiaba. Junto con sus pares de los 29 institutos de formación docente de la Ciudad acababa de reunirse con el legislador de Cambiemos y presidente de la Comisión de Educación, Maximiliano Ferraro, y éste les había comunicado que el gobierno daría marcha atrás con el proyecto del que los educadores se habían enterado apenas meses atrás y por el que estaban en pie de lucha, según el cual el Ministerio conducido por Soledad Acuña reemplazaría los profesorados por una única universidad. Era, en los papeles, una buena noticia, pero…
“No conocemos este proyecto. Lo único que el legislador mencionó es la coexistencia de esta famosa UniCABA y se supone que continuará con estas instituciones que gestionamos y gobernamos. También se habla de fusiones. Mi deducción es que este proyecto es un maquillaje del primero. Se producirá una muerte más lenta de los profesorados”, le decía a este medio tras la reunión. No se equivocaba.
Desde entonces, y ante la organización docente en rechazo de la iniciativa, la UniCABA se abrió y los profesorados siguieron, en una convivencia que fue pacífica por poco tiempo.
“Desde 2018 a esta parte, que se sancionó la Ley UniCABA, empezó a haber intentos de vaciamiento y entorpecimiento del funcionamiento de los profesorados. Desde hace dos años vienen acortando los períodos de inscripción en meses en los que nosotros tenemos mucha demanda. Y tuvimos menos inscripción el año pasado justamente por esto”, explica Estela Fernández, rectora del Instituto de Educación Superior Juan B. Justo y presidenta del Consejo de Educación Superior de Gestión Estatal (CESGE).
Y continúa: “En este segundo cuatrimestre, la inscripción online empezaba el 29 de mayo y el 24 nos mandaron una comunicación avisando que se cerraba la inscripción de aspirantes para el Profesorado de Educación Inicial en diez de los doce institutos donde se dicta. Estamos recibiendo llamados y mails de gente que se quiere anotar y les tenemos que decir que no”.
La medida se concretó luego de dos años de amague, en los que el Ministerio de Educación porteño argumentó que la Ciudad tienen suficientes maestras jardineras —pese a que se estima que el déficit de vacantes en Centros de Primera Infancia en la Ciudad asciende a unas 30.000; ergo, que faltan muchos jardines de infantes— y que quiere “reorganizar la oferta” en función de las necesidades.
“En esa reorganización, sostienen que no hace falta tener abierto el segundo cuatrimestre porque se anota poca gente. Es verdad que se anota menos gente que en el primero pero igual hay demanda, nosotros siempre hemos cubierto las vacantes. Este año no amenazaron más y de un día para el otro cerraron la inscripción”, detalla Fernández.
Permanente y agotador
Esta medida se suma a otras: en 2022, el plazo para las inscripciones al ingreso 2023, que solían ser de octubre a las primeras semanas de marzo, se acortó.
“Abrieron las inscripciones desde octubre hasta diciembre. En enero las cortaron y en febrero, si no cubrimos las vacantes, nos daban una semana más. Pero el número mayor de gente que se inscribe, tenemos las estadísticas hechas, lo hace en enero y febrero. Lo explicamos 20.000 veces, llevamos los números, y no importó —cuenta la docente—. También nos pusieron cupos: podíamos escribir hasta 40 y no más, aunque tenemos muchas materias con doble cátedra y podríamos cubrir el doble de inscriptos. Como consecuencia, este año hemos tenido menos estudiantes en varias de las cátedras. El año que viene va a ser peor”.
A fines del año pasado, también se cerraron las inscripciones para los Profesorados de Física y de Lengua y Literatura en el IES N°1 y el IES N°2. Y desde 2013 no titularizan docentes de nivel superior, donde el 70% de los cargos, actualmente, son interinos.
En este marco, y como Simeone en 2018, Fernández desconfía. E intuye que estas medidas que terminarán por despoblar las aulas apuntan a más: “Se hace muy difícil. Todos los años pasa algo que nos complica, que hay que salir a pelear. Es permanente y es agotador. ¿Cómo se van a sostener las cátedras sin estudiantes? Van a tener el argumento para que esa cátedra se cierre. Y con esto de reorganizar la oferta tememos algo peor todavía, que es que se cierren carreras”.
Ante la situación, desde el CESGE pidieron una reunión con las autoridades porteñas en la que les anticiparon que en agosto tendrían otra en la que serían informados sobre el futuro de la formación docente. “Es decir, están previendo que para el año que viene, ya para el primer cuatrimestre, va a haber reorganización de inscripciones y no sabemos por dónde va a pasar”, relata la docente.
En tanto, los profesorados están en estado de alerta y movilización, con clases públicas, semaforazos y organizando nuevas acciones para los próximos días. “Los estudiantes también se están moviendo mucho. Estamos en plan de lucha”, anticipa Fernández.
Un asunto de jerarquías
Cuando el gobierno porteño lanzó el proyecto de crear una universidad docente, que luego dio en llamar UniCABA, la idea se enmarcaba en un intento —en palabras de la ministra de Educación— de “jerarquizar la profesión” de los educadores, cuyo título ahora sería “universitario”.
Sin embargo, a cuatro años de aquello, los docentes consideran que los motivos van por otro lado. “Los profesorados tienen cierto nivel de autonomía, nuestros reglamentos orgánicos hacen que tengamos Consejos Directivos con representantes de todos los claustros, como es en las universidades, y que haya elecciones. De ellas forman parte también los estudiantes, los graduados, los no docentes —plantea Fernández—. Ellos (el gobierno porteño) siempre plantean que se hace muy difícil dirigir una institución si tenés que estar discutiendo con todos los claustros. Ahí hay un punto. Y si bien todavía sobre esto no se avanzó, la idea de reformar el reglamento estuvo en el discurso hasta ahora”.
“También hay un motivo económico, por supuesto. Porque si bien dicen que no es verdad que hubo recortes, que hasta ahora no se tocó ninguna cátedra, es justamente eso: hasta ahora. Porque ya empezaron a tomar medidas muy concretas para hacerlo”, agrega la docente.
Por otro lado, está el asunto de la “jerarquización”. “El plan de estudios de la UniCABA es bastante pobre. La formación y su base ideológica tiene que ver con un vaciamiento académico en el sentido de priorizar las capacidades docentes por sobre los contenidos disciplinares, tampoco hay Educación Sexual Integral. Tiene una mirada muy pragmática, muy vaciada de contenido. Porque uno de los planteos del Ministerio es que actualmente la formación general es muy extensa, que un docente no necesita tantas materias, lo que es muy contradictorio con la idea de jerarquizar el título”, resume Fernández.
Y finaliza: “Hay que defender los profesorados porque cada institución tiene su identidad histórica que hace que sea como es y que la gente la elija por eso, y tenemos el conocimiento de cómo formar docentes, más allá de que tenemos mucho para mejorar todavía. Y también tenemos esta característica tan valiosa que son los reglamentos orgánicos que hacen que tengamos una base democrática muy fuerte, que nos enriquece como instituciones de nivel superior. Eso sí jerarquiza a la formación docente”.