Por Leo Vázquez | La de Robert «Polako» Zelazek es una vida atravesada por el punk en particular y por el rock en general. Sus varias etapas en Los Violadores lo catapultaron al salón de la fama del arte de la música distorsionada de nuestro país, y su actualidad artística da cuenta de ello.
Mudado hace un tiempo a la ciudad de Mercedes, en el interior bonaerense, gestó un disco de versiones con una selección de artistas híper reconocidos de la escena local. Y va por más.
Los 60 lo encuentran con nueva banda y nuevos proyectos. Acaba de lanzar una agrupación que lleva su apellido como nombre, con la que amenaza presentar un tema nuevo con su correspondiente video y, quien sabe, el esperado show de estreno de su último CD (sí, editado en formato físico y doble, una rareza total para los tiempos que corren).
En sus redes, con grafica de historieta, hace semanas viene anunciando a los músicos que lo acompañan para esta nueva aventura. Y ya le puso fecha a la largada: este domingo 26 de mayo, por su canal de youtube se podrá escuchar y ver “Descontrolado estoy”, su última canción.
De Bandits and covers, su reciente álbum editado en los meses finales de 2023, se puede subrayar que cuenta con invitados como Sergio Gramática (baterista de Los Violadores), Anel Paz (guitarrista de una formación postrera de Los Violadores), Leo Nievas (cantante de Animal), el Griego Alonso (Alakrán y Pappo); El Topo Yañez (bajista de Horcas); Checha (Superuva); y los interminables Marcelo Pocavida, Sissi Hansen y Ricardo Iorio, en la que fue la última grabación del ex Almafuerte, Hermética y V8.
En esta charla realizada en AM530 Somos Radio para el programa TDK y para Canal Abierto, el Polako hace gala de una memoria imperturbable y recorre su vida completa: desde la niñez en Polonia, la adolescencia en Villa Urquiza, las primeras bandas, la amistad con Pil y la época final del Luna Punk con Los Violadores, pasando por gustos musicales imposibles de adivinar, experiencias con pastillas de todos los colores y éxitos y fracasos económicos en todos los rincones del planeta. Y siempre el rock como soundtrack.
¿Qué recuerdo tenés de la llegada en barco?
-Fueron 40 días de viaje, llegué el 8 de abril de 1971, de hecho, para sacar el DNI acá en Argentina me mandaron al puerto y estuve como tres horas buscando, recordaba el nombre del barco, y encontré la fecha…
Fue muy divertido! en mayo (2023) estuve en Polonia, mi vieja falleció hace un par de años, agarré los álbumes y tenía las fotos del barco. Recuerdo que me había hecho amigo de un carpintero que me hizo unos muñecos de madera tallados, dos veces me perdí en la bodega, todo el barco me estuvo buscando y me encontraron entre los tanques de 500 litros de gasoil, y me causaba mucha curiosidad de dónde venía tanta agua, había una abertura y quería sacar la cabeza para ver si había peces… era un barco carguero. El capitán, arriba de la sala de maquinas, me hizo una hamaca.
¿Sacaron pasaje o venían de polizontes?
-Semilegal, porque estaba el gobierno comunista en Polonia, esto fue en el 71, fue el peor momento, no había comida. Mi viejo ya estaba establecido acá, en Villa Urquiza, montó un kiosco y le empezó a tramitar el viaje a mi vieja, pero era el momento en el que no te dejaban salir del país, tenias que hacer un trámite que duraba dos años, pero en un momento nos dieron el permiso condicional, por 60 días, apenas llegábamos teníamos que presentarnos en la embajada y a los 60 días empezaron a llamar por teléfono a casa. Mi viejo desconectó el cable.
Eran tiempos complicados en Polonia. Mi vieja se levantaba a la carnicería a hacer la cola, a las 5 llegaba el camión, por ahí hacías tres horas de cola y cuando llegabas te decían que se acabó. Y otra, con mi tío iban a los campos a cambiar, por ejemplo, un par de zapatos por un cacho de carne.
¿Llegaste acá y qué hiciste?
-Me dieron una semana para aclimatarme y me mandaron el colegio.
¿Hablabas español?
-No, ¡ni en pedo! lo que sí me acuerdo es mi primer día de clases, guardapolvo blanco, mi vieja me da lápiz y cuaderno y me acompaña hasta la puerta del colegio, Mariano Hacha y Olazábal, no entendía nada, para mí eso no era un idioma, eran sonidos guturales… pero a los tres meses ya hablaba hasta por los codos.
Había diferencias culturales más allá del idioma. Por ejemplo, cuando yo invitaba compañeritos a mi casa, obviamente mi vieja después de haber mamado el régimen comunista en Polonia no desperdiciaba nada, lo que no se comía al mediodía te lo servían de merienda, entonces yo llegaba a mi casa, mi vieja había hecho fideos con tuco al mediodía y nos daba eso a la tarde, y después yo era el hazmerreir del colegio.
¿La música cuando llegó?
-Tenía un amigo, Tomás, que vivía a la vuelta de mi casa, también hijo de polacos, el pibe se había comprado un par de discos de los Beatles, yo iba a 5to o 6to grado, y me flasheaban, entonces había una disquería sobre Monroe entre Hacha y Donado, y mi viejo me dio guita y me compré el primer simple de los Beatles que era “Love me do” de un lado y del otro lado “Twist and shout”. Empecé a investigar, y lo segundo que me compré era el LP Trafalgar de los Bee Gees. El punk nace en el 75 o 76 en Inglaterra, pero acá no se consumía nada de eso, era un movimiento muy interno, era el disgusto que tenia la juventud por lo que sucedía económicamente, no había trabajo, por eso el descontento juvenil. Y la música también, era todo lo contrario a Yes, Génesis, Pink Floyd, temas de 14 minutos, Emerson Like & Palmer. A mí me gustaban más los americanos, Grand Funk Railroad, que tenía un disco que se llamaba América, un discazo.
Me encantaba la música pero no se me había dado por tocar ningún instrumento, no relacioné los discos que compraba con hacerlo yo. Hasta que un día el dentista de mi familia, que era la familia Braun, de Hari B, Pedro Braun, mi vieja me llevaba ahí y ellos Vivian en Juramento y Superí, año 77, mi último año de primaria, en un año se me dio vuelta la cabeza. Hari hizo la secundaria en el colegio San Román de curas en Belgrano, y él había conocido a los hermanos Falcatto y armaron una banda que se llamaba Sears, y Hari me llevó, el tocaba la guitarra, con dos dedos, y yo flasheé, y ya era el momento en el que habíamos conocido al que fue el cantante de Los Testículos que era Néstor Podrido, a Mauro Conterno, el hijo de la familia dueña de una empresa de transatlánticos que vivían en Moldes y Mendoza, y ahí es cuando se empiezan a juntar en el garaje de Hari y sale el primer tema que era Maquinaria, de Los Testículos, y aparece Sergio Gramática que se comunica con Hari por la carta en la revista Pelo, y ahí ya empezó todo el quilombo.
¿Y el primer instrumento?
-Hari hizo un viaje con los padres a Londres y se trajo una pila de discos, Blondie, Television, The Clash, Sex Pistols, Ramones y ya eso me desplumó la cabeza. Al año siguiente ya empecé la secundaria y Mauro tenía una guitarra Les Paul de Ibanez, y una Kuc, argentina, podrida. Mi poder adquisitivo equivalía a cero, 14 años, apenas me daban guita para el bondi y la comida, el menú en el colegio costaba 50 pesos, entonces mi vieja me daba 52 pesos, porque un peso valía el colectivo… entonces que hago, mis viejos tenían una casa muy larga, tipo chorizo, mi viejo tenia la oficina, él tenia fabrica de inyección de artículos plásticos y andaba con mucho efectivo en el saco, y como yo vengo de una familia católica apostólica romana, dije ‘huy, que me perdone Dios’, pero le metí la mano en el saco y no sé cuanto saqué, me fui corriendo a lo de Mauro, le pagué la guitarra y me sobraba un montón de guita. Mi viejo laburaba todo el día, y cuando el llegaba la guitarra iba a parar abajo del colchón, porque si la llegaba a ver se podría todo.
Mi vieja era contadora publica nacional en Polonia y la contratan, más de onda que otra cosa, en el Club Polaco, que ahora está en Borges y Guatemala, laburaba haciendo la administración de la biblioteca, y ahí fueron mis primeros pasos, me junté con un polaco que se llamaba Claudio Petzicovski, que ahora vive en Mercedes, me lo encontré viviendo ahí.
Mauro Conterno vivía enfrente de la plaza de Belgrano R, donde parábamos todos, de donde viene el tema “Grasa Hippie” de Violadores, porque ahí paraban los hippies también, siempre terminaba todo mal, y ahí lo conocimos a Enrique Charlar, que en ese momento no era Piltrafa sino que era Emerson, porque le gustaba Emerson Like & Palmer y Emerson Fittipaldi. Fueron mis primeros años de contacto con las pastillas, optalidon, romilar, flogiatrin. En la plaza teníamos una farmacia y una panadería. Enrique trabajaba en el Instituto Geográfico Militar, estaba en la parte de la imprenta donde se cocían los DNI, y donde se imprimían las recetas para el hospital militar que está justo atrás. Traía documentos en blanco y talonarios de recetas. Teníamos un amigo que Urquiza que nos sacaba la fotos, las pegábamos en el DNI, con un marcador hacíamos el sellito, y hacíamos las recetas, teníamos 14 o 15 años. Venían los frasquitos de 70 pastillas, las tomábamos todas de un saque, quedábamos en la plaza dibujados. Cuando se hacía tarde íbamos a la panadería a comprar sachet de leche porque la lactosa te bajaba, y más o menos en media hora ya bajaba. Al otro día nos rateábamos y nos encontrábamos en el Pumper Nik que estaba en Cabildo entre Olazábal y Mendoza. A la mañana nos morfábamos unas frennis y a la tarde volvíamos a la farmacia.
O sea que el grupo de amigos más tarde conocido como Los Violadores ya andaba junto desde mucho antes
-Sí, eso fue en el 78, yo tenía 14 años, ahora tengo 59, fue hace 45 años. En una época en la que el éxito de Los Violadores no continuó, no teníamos un puto show, con la poca guita que teníamos, yo ya estaba casado, tenía una motito, una Juki 80, para pasar las penas con Pil pasaba todos los días y compraba un kilo de harina y un termidor, y me iba a su casa, la harina se la daba a la vieja Carmen y ella me decía “¿no trajiste queso y tomate?”, yo le decía que no, pero nos hacia la pizza, nos tomábamos el Termidor y después volvía a mi casa con la moto haciendo zig zag.
La primera vez que Pil cayó en cana fueron 21 días que se comió en la cárcel de Devoto. Ya teníamos 18 o 20 años, fue a una farmacia de Puente Saavedra y había un cana hablando con el farmacéutico, fue a pagar algo y se le cayeron del bolsillo tres DNI, las recetas… cuando sale, hace una fiesta en la casa y les avisa a todos los punkis, los de La Plata, los de Bernal, yo estaba con Hari, llegamos medio tarde, íbamos caminando por Bucarelli y vimos el reflejo de las luces azules y rojas contra las paredes, llegamos y pegamos la vuelta… ahí Pil terminó una semana en Caseros y fue por perversión de menores, porque Pil tenía su pieza llena de posters de minas en pelotas, de Jony Rotten, y había menores en la casa.
Hasta que un día estoy con Hari tomando una cerveza en la plaza y en Juramento y Ciudad de la Paz hay un mercadito alemán, estábamos meando, de golpe nos agarran de los pelos y nos chocan las cabezas, nos meten al patrullero.
¿Y las primeras tocadas?
-Yo primero tuve una banda que se llamaba Antitodo, con un tal José Paparelli que ahora es periodista en Madrid, era la época en la que yo empezaba a caminar mucho con Ricardo Iorio, parábamos en la casa de Beto Zamarbide en Martínez y Álvarez Thomas, a la vuelta de lo que es Vorterix hoy, ahí lo conocí a Esteban Zamarbide, el hermano menor, yo tocaba la guitarra, le propongo armar una banda, éramos yo y Esteban en guitarras, José cantando y nuestro primer show en vivo fue con V8, que debe haber sido uno de los primeros en el Centro Italiano de Morón, hay un video de eso, lo filmó el que era el manager de V8. Después pasé a tocar la guitarra en Trixi y los Maniáticos, que Trixi era la mujer de Stuka, y los dos estudiaban Psicología en la Universidad de Belgrano.
Hay mucho punk de clase alta…
-Si te pones a pensar, Los Laxantes eran todos de Zona Norte, Felix, Equis que era el cantante, eran todos de San Isidro; Sissi Hansen de Palermo. “Los punks chetos” le decíamos, tenían amigos que eran hijos de diplomáticos, había un grupo de alemanes.
Con Trixi tocamos como soporte de Violadores en Le Chevalet, a la vuelta de mi casa actual, en Ecuador entre Juncal y Berutti, un restaurant francés y después de las 24 cerraban y se abría como lugar para tocar. Ahí tocamos con Trixi y Violadores como cuatro o cinco veces, pero siempre terminaba todo mal, ya la cana tenía el lugar calado, tocábamos 3 o 4 canciones y nos sacaban a todos afuera, empezaban a pedir DNI, a algunos se los llevaban.
El papá de Trixi tenía una fábrica de sillas en Galván y Juan B. Justo, que se usaba como sala, pero a Los Violadores los rajaron de ahí y se fueron a una sala en Villa Adelina, y Hari me dijo, “Polaco, no querés venir a tocar el bajo con nosotros, porque vamos a cambiar la formación y Stuka va a pasar a tocar la primer guitarra?”. Yo tocaba la guitarra con dos dedos, el bajo tiene cuatro cuerdas, al otro día cambie la guitarra por un bajo y con ese toqué muchos años… ¡Era como jugar en primera! El primer show mío con Los Violadores fue en el Einstein, éramos quinteto, fueron cuatro o cinco shows ahí, después en un café concert que se llamaba Vinicious, en una galería sobre avenida Santa Fe y Libertad, y después hicimos una gira a Córdoba y ahí nos lleva Francisco “Frasco” Mostaza, el que hizo la película del Cosquín Rock, que se murió hace poco.
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¿Entraba plata?
-Naaaa… era una época en la que éramos semi delincuentes, íbamos a la peluquería con Frasco, yo lo entretenía al peluquero, le daba charla y este iba a la caja y le sacaba cheques, vivíamos haciendo cagadas…
¿Ni de los shows?
-Cuando sale el disco, el que financia el demo es Mundy, lo pone a Michel Peyronell de productor y le gustó a Ramón Villanueva que era el dueño del sello Umbral, donde Mundy metió a Riff y Violadores, y después vino V8. Ya ahí tocábamos de soporte de Riff. Y ahí empezamos a agarrar algunos manguitos.
Y después de eso empieza a aparecer un circuito de discotecas en el Gran Buenos Aires, ya había explotado “1,2 ultraviolento”, nos cansábamos de tocar y en cada lugar por ahí tenías una novia, entonces por ahí preguntabas “¿Cuándo volvemos a tocar en Electric Circus de Quilmes?”, por ejemplo…
¿En tu casa qué te decían cuando empezaron a ver que la cosa iba enserio?
-Mi vieja me decía que si quería dedicarme a la música que lo haga pero que termine el colegio. Lo terminé a las patadas, me recibí de Técnico Electrónico. De hecho yo me hacia mis pedales, que sonaban horrible. Terminé en el 83 y ya había consistencia en lo de la música. Yo entro a Violadores cuando el primer disco todavía no había salido a la calle. Al año ya daba para comprar algunas cervezas.
Ya no había que robarle al peluquero…
-No, eso seguía mientras tanto, lo que pasa es que ya era fácil.
¿Hiciste plata con Violadores?
-No, hubo muchos mitos. En una época se facturaba mucho, pero no era como para comprarte un auto o una casa, pero a la vez tenías 20 años y no daba para agarrar el chanchito y juntar plata, ¡así como entraba salía!
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¿Cuándo fue que los caminos se empezaron a separar?
-Lo que pasa es que Pil y Stuka… Pil era frontman de la banda por derecho propio, y Stuka siempre quiso ocupar ese lugar pero tenía que tocar la guitarra, vio que eran compatibles ambas funciones y era como una competencia a ver quien hacia mejores letras. Pil de música menos diez, él era un poeta, y Stuka siempre competía con él. De hecho en Fuera de Sektor hay temas donde canta Stuka, lo desplazó a pesar de que las letras eran de Pil, ahí es cuando se ponían en pedo, o Stuka duro y Pil en pedo, golpes, piñas, de todo. Me acuerdo un show en Circuito KDT, que de los camarines al escenario nos tenían que llevar en auto, volviendo del escenario, yo estaba adelante, atrás mío estaba Pil, Sergio y Stuka, y no sé que me dijo Stuka y me saqué el cinturón y le empecé a dar hebillazos. A Stuka se decidió echarlo. Seguíamos en Sony los últimos tres discos de esa época, y sale el último y había que filmar el video de difusión. Stuka era muy amigo del Cuervo, el gerente artístico, había un presupuesto de 20 mil dólares y nos hacen hacer un video en la terraza de un colegio abandonado donde vivía el sonidista, en Almagro. Había tres luces, una cámara y yo digo “¿en esto se gastaron 20 mil dólares?” y después nos enteramos que todo fue una movida que armó Stuka con el pibe de la discográfica y se repartieron el billete, y ahí saltó la bronca.
¿Fue cuando entró el Tucán?
-Yo era amigo del Tucán, yo venía tocando y era amigo del Tuerto Wirtz, el hermano de Emanuel Wirtz, el batero, que tenía en esa época La Sonora de Bruno Alberto y cuando faltaba el guitarrista me llamaba a mí. Yo me hago bastante amigo de Emanuel y empiezo a ir bastante seguido a San Nicolás, ellos son de allá, y ahí es donde lo conozco al Tucán, que era violero de Emanuel y le ofrecí tocar en Violadores. Nos pusimos a ensayar y decidimos hacer un Cemento, y fue el Cemento del caos: subió el Tucán, la gente empezó a reclamar por Stuka, se empezó a poner el ambiente espeso, al tercer tema se subió uno, manoteo el micrófono, batalla campal, se cae una columna de sonido, fueron dos o tres temas y tuvimos que encerrarnos en los camarines…
El que reemplaza a Mauro Conterno en Los Testículos era un tal Alberto Villaverde, que se hizo policía. Después del show en la biblioteca de José León Suárez que los meten a todos en cana, el pibe se cagó hasta las patas y se hizo poli. Ese día fue de custodio al show de Cemento y cuando se subió la gente al escenario sacó el gas pimienta y empezó a tirar y me lo embocó a mí en los ojos.
El Tucán siguió, yo tenía diferencias con Pil, ya varias veces nos habíamos cagado a puteadas, cambiamos de manager, no fuimos con Esteban Cavanna que todavía era chico, no entendía nada y ahí dije “chau, yo me voy a la mierda”, y Pil organizó la despedida en obras en el 91.
¿Lo del Luna Park cómo se dio?
-Yo me fui de Argentina, no quería saber nada con el país…
¿Dejaste la música?
-Si, en el 97 emigro a Londres, venia desbarrancado mal, pensé en irme a un país donde no exista el vicio, me hice cargo de una empresa mayorista de informática y dije “esto es el paraíso”, iba a Contdown Town a la sala de los Sex Pistols, a Cover Garden a una parte que son todas salitas de ensayo y está todo lleno de punkis en la calle, pero yo música nada. Así aguanté desde el 97 hasta el 2000, tenía una novia peruana y me fui de vacaciones a las islas Ballestas y cuando vuelvo a Londres ya había hecho unas cagadas con el contador y me cerraron la empresa, y me mude a Madrid.
Parte de mi vida en la música la compartía con Non Stop, una productora de televisión, que hoy son World Diney Chanel, Fashion TV, El Garage, es un amigo mío que tenía unas discotecas acá en los años 80, Diego y Patricio Rabufetti, y en Madrid puse una productora que hacía muchos comerciales para políticos, le hicimos ganar la alcaldía a Izquierda Unida varias veces y empezamos a facturar a cuatro manos. Seguía sin tocar, me case con Olga Castreno, la manager de Calamaro. Andrés era amigo y me la encontré en la productora y después nos casamos, un delirio de cuatro años… Cuando vuelvo a Buenos Aires en 2007 vendo la productora a Telefónica Medios y me compro una casa en Carilo, me armé un estudio y armé Rotten… vendí esa casa porque vivía medio año en Polonia y medio año en Carilo, le dejé las llaves a un tipo y nunca abrió las ventanas, cuando volví estaba toda llena de hongos, tuve que tirar toda la ropa, la mitad de los equipos no encendía. Me mudé a Belgrano y ahí le di rosca con Rotten. Y después me hinché los huevos y me volví a Polonia, allá esta toda mi familia.
¿Te cambió ser padre?
-Más o menos, seguí haciendo el mismo bardo de siempre. Pero me hacía cargo de todo. Tengo una hija divina que me dio dos nietos, vive en Córdoba.
O sea que podés vivir sin la música
-Yo había intentado armar una banda que fue Audiofuria, con Anel Paz, Julián Alalouf y Tulio Pozzio, habíamos grabado, pero cuando empieza internet y el mp3 las discográficas se funden todas.
No quería armar más bandas porque cuando tenés 20 años compartís los mismos gustos, cuando tenés 30 ya los gustos van variando, a los 50 ya no te bancas nada y empiezan las discusiones, entonces cuando me mude a Mercedes me monté mi estudio allá y dije “voy a hacer un disco de covers, no me voy a calentar ni por componer”, si total te garcan todos, la compañía, SADAIC, entonces dije “le voy a dar de comer a otros”.
Pero hay temas tuyos en este disco
-Sí, hay cuatro temas bonus, uno de Audiofuria, uno que hice con David Balvin, el cantante de Argies, en Alemania, otro con Alfredo Piro. Un día alguien me dice “che Polaco, ¿escuchaste Mercado Indio en versión tango?”, y ahí me contacté con él y me di cuenta de que era amigo de Pil. Durante la pandemia lo llamé porque tenía un demo grabado que era medio tango, le dije “te armo todo, te lo mando y vos cantalo en tu casa”. Y el video lo grabé en mi casa, puse una sabana azul como croma, le dije a Alfredo como tenía que grabarse, yo soy instructor de Avid Media Composer, trabajé en Paraguay con Chilavert, tengo cada historia para contar. Y así se hizo el video.
¿Y Animal sin puntitos?
-Yo me voy de Los Violadores en el 91, y viene Andrés Giménez a mi casa con Aníbal Alo, guitarrista y baterista de Beso Negro y me proponen armar una banda, le pregunto cómo se va a llamar y le digo que Animal no estaría mal. Les gustó el nombre pero yo lo tenía registrado, empezamos a ensayar, hicimos varios shows y se empezó a poner seria la cosa y había que decidir un manager. Andrés quería laburar con uno y yo quería otro, no nos pusimos de acuerdo y se pudrió todo. Me recomiendan al Griego Alonso que había dejado Alacrán, a Anel Paz, que recién terminaba lo de Heavy Tango con Nacha Guevara y Leo Nievas, que venía de una banda que se llamaba Rara Avis y término siendo cantante de Bravo. Dije de hacer otro disco, con otros temas y nos ofrecen meternos en Tripoli, la compañía que era de Chuchu Fassanelli y Walter Kolm.
Cuando fui con el disco terminado, llego y no había nadie, habían levantado la compañía, nadie sabía dónde estaban, parece que lo cagaron a Pappo con “Nadie se atreva a tocar a mi vieja”.
¿Y con Andrés Giménez todo mal?
-Si, terminamos mal. Después me lo encontré en un cine de Constitución cuando se estrenó la película de Violadores “Ellos son”. Hola, que tal, y nada más.
El disco nuevo abre con Ricardo Iorio…
-Con Ricardo en las últimas épocas nos veníamos hablando cada tanto, lo que pasa que el viviendo en Coronel Suárez y yo en Polonia… me invitó a un show y al final no fui, me llamó la mujer y me invitó al Obras, pero me fui antes porque ni estaban los ventiladores prendidos y casi me desmayo. Uno de los chicos de Mercedes me dice “che, vos que sos amigo de Iorio, ¿por qué no le decís que cante un tema?” Ya tenía casi el disco terminado. Al toque lo llamé. Me atiende Fernanda la mujer, le digo que le cuente que estaba haciendo un disco en el que están el Topo de Horcas, Checha de Superuva, Temo de Serpentor, El Niño. A los 10 minutos me llama y me dice “quiere hacer ‘Represión’ de Los Violadores”. “Que haga lo que quiera” le respondí, porque yo a cada músico le di la libertad de que elijan el tema que quieran, por ejemplo Sissi Hansen eligió uno de Blondie. Y me manda un video diciendo que iba a cantar “Represión” pero diciendo “corrupción”.
Me llama Walter Martínez de Vorax, me dice que Ricardo quería venir a mi casa a Mercedes. Les paso la dirección, pasan 4, 5 o 6 horas y nada. Suena el teléfono y el Ropo, el chofer, me dice “che, estamos cerca, ya pasamos Gualeguaychu”. Se estaban yendo a Corrientes. Después el sonidista me mandó el audio de la grabación y así abre el disco.
¿Por qué volviste a editar en CD?
-Porque soy viejo, de la vieja escuela. Yo me acuerdo que comprar un CD, llegar a casa y romper el celofán era como abrir un Topolin, una sorpresa. Si ninguna compañía me daba bola lo iba a editar yo, pero a la primera que fui, RGS Discos, me dijo que sí, que le re interesaba y encima yo había ido con 25 canciones y en cada CD entran 84 minutos, me lo había llevado a masterizarlo a Polonia, al estudio de un amigo, pero me dijo que no iba a entrar, empezamos a comprimir y cuando fui a la compañía me dicen “¿para que vamos a hacer un solo disco, hagamos dos con librito de 8 páginas?”, por eso les pedí fotos a todos.
Entrevista realizada en AM 530 Somos Radio por Silvio Soler, productor y conductor del programa TDK, y Leo Vázquez de Canal Abierto.