Redacción Canal Abierto | Los pronósticos más auspiciosos esperaban que Agrupación Nacional (RN – Rassemblement National) no consiguiera lograr la mayoría absoluta que le permitiera formar gobierno, pero descontaban su triunfo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas anticipadas de este 7 de julio.
El propio Jordan Bardella, candidato de la ultraderecha para encabezar el gobierno, se probaba el traje de primer ministro y adelantaba que de ser necesario estaban abiertos a alianzas con la centroderecha para alcanzar los votos necesarios en la Asamblea, cuando durante toda la campaña habían sostenido que sólo asumiría si conseguían la mayoría absoluta.
Pero al caer la noche en Francia, se develó que nuevamente los anticuerpos republicanos de la quinta república habían rechazado el ascenso de la extrema derecha. La coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP), recientemente forjada a las apuradas para esta campaña de tres semanas, quedó en primer lugar, sin mayoría absoluta, y tendrá 182 escaños en la Asamblea Nacional. La segunda bancada será la de la alianza centrista del presidente Emmanuel Macron, Juntos por la República, con 168 diputados. En tercer lugar, contradiciendo los sondeos y los resultados de la primera vuelta, se encuentra el partido ultraderechista RN de Marine Le Pen, con 143 legisladores en la Cámara Baja. La cuarta bancada la constituyen Los Republicanos, la derecha tradicional, que obtuvo 45 escaños.
El primer ministro Gabriel Attal presentó anoche su renuncia ante los resultados electorales -la bancada del partido de gobierno pasa de 245 diputados a 168-, pero este lunes el presidente Macron la rechazó y solicitó al funcionario que permanezca temporalmente en el cargo “para garantizar la estabilidad del país”, según indicó la prensa del Palacio del Elíseo.
Por su parte, Jean-Luc Melenchon, el líder de La Francia Insumisa -el partido más votado dentro de la coalición con socialistas, comunistas y ecologistas-, reclamó al presidente que convoque al NFP para que tome el mando del gobierno. El NFP “tiene que aplicar su programa y sólo su programa”, subrayó Mélenchon, y descartó negociaciones con la coalición de Macron al que señaló que su partido ha enfrentado durante todo su mandato.
“El presidente debe admitir esta derrota”
“Agradezco a aquellos que se movilizaron puerta a puerta, uno a uno, para convencer a todos para finalmente alcanzar un resultado que todos nos decían que era imposible. (…) Nuestro pueblo descartó la peor solución: esta noche la Agrupación Nacional está lejos de tener la mayoría absoluta que se decía iban a tener hace apenas una semana”, sostuvo Melenchon en el acto de La Francia Insumisa tras conocerse el resultado de la elección.
“Para muchos es un alivio. Estas personas se sintieron amenazadas, terriblemente, pero ahora pueden estar tranquilas, ganaron. Con esta votación hubo una mayoría que eligió otra cosa para el país, la voluntad del pueblo debe respetarse de manera estricta. (…) La derrota del presidente de la república y de su coalición queda confirmada claramente. El presidente debe admitir esta derrota”, fustigó Melenchon.
“El primer ministro debe irse. El presidente tiene el deber de llamar al NFP a la cabeza del gobierno. El NFP está listo y respetará el mandato que le dio la votación a sus candidatos, el NFP aplicara todo su programa y sólo su programa”, sostuvo el líder que los medios globales catalogan de extrema izquierda.
“A partir de este verano, las medidas previstas en nuestro programa pueden tomarse por decreto, sin necesidad de votación: la derogación de la reforma de las jubilaciones, el control de precios, el aumento del salario mínimo, la convocatoria a paritarias por ramas profesionales, el plan de gestión del agua y la moratoria sobre las grandes obras inútiles”, enumeró Melenchon entre los vítores de los militantes.
Se dirigió luego al presidente y sostuvo: “Rechazamos entrar en negociaciones con su partido para ningún tipo de acuerdo, luego de haber combatido durante 7 años su política de maltrato social y de inacción ecológica. El pueblo francés acaba de confirmarnos las buenas razones que teníamos para eso”.
Matizando las buenas nuevas
La extrema derecha francesa ha logrado su mejor resultado histórico en las elecciones legislativas adelantadas tras la disolución de la Asamblea Nacional dispuesta por el presidente Emmanuel Macron, luego de la derrota que le infligiera esta misma fuerza en las elecciones europeas que concluyeron el pasado 9 de junio.
Agrupación Nacional fue el partido más votado en esta elección. Esta no ha sido más que una batalla ganada gracias a una hábil estrategia política y electoral, la de ni un voto a la extrema derecha que, gracias al retiro de los candidatos en tercera posición en muchas circunscripciones, permitió vencer al candidato de RN que en primera vuelta se ubicó a la cabeza.
Incertidumbre
Luego del alivio por la derrota parcial de la extrema derecha, reina la incertidumbre de cómo se formará el nuevo gobierno ya que ninguna fuerza tiene una mayoría suficiente para reclamarlo de manera categórica.
Melenchon, como leímos previamente, reclama para el NFP la responsabilidad de hacerlo pero su débil mayoría fragiliza su posición. La intransigencia de los insumisos tampoco facilitará una fácil resolución ya que no favorece una política de alianzas, por otro lado poco común en Francia.
Algunos especulan, desde el Palacio del Elíseo, dos posibles alianzas para que el partido presidencial continúe en el comando compartido del gobierno. Una posibilidad es la alianza con Los Republicanos, que establecería una mayoría exigua de 213 diputados. La otra opción sería dinamitar el NFP y ofrecer una alianza al ala más dialoguista de la coalición de izquierda, excluyendo a La Francia Insumisa, construyendo una mayoría un poco más holgada de 250 a 270 bancas.
Hoy por hoy, nada está dicho. Macron no ha quedado tan debilitado como se especulaba y quizás, pese a lo que la mayoría de los analistas e incluso el aún primer ministro Attal sostenían, la jugada del Presidente de disolver la Asamblea y convocar anticipadas no terminó siendo tan mala para el partido de gobierno.