Redacción Canal Abierto | Un informe del Instituto de Estudio sobre Estado y Participación (IDEP) demuestra que la evolución de los ingresos durante enero y febrero creció un 23,4% respecto a igual período de 2016, mientras que el gasto ascendió en un 46,6%. El dato surge de un análisis de la ejecución presupuestaria presentada por el Ministerio de Hacienda.
Ese nivel de evolución de la tasa interanual de los ingresos es más o menos acorde a la inflación proyectada por consultoras privadas. Es decir: la recaudación estuvo ligada al aumento general de los precios y no a indicios vinculados con una eventual reactivación. Sólo el IVA representa el 43,8% de los ingresos. Junto a débitos, ganancias y otros impuestos, alcanzaron el 90%.
“Se destaca del informe el escaso dinamismo de los ingresos vinculados al comercio internacional (+3,1%) y, en particular, de los derechos cobrados por exportaciones (-4,3%). Este último porcentaje grafica lo que perdió el Estado al eliminar las retenciones a mineras y agroexportadoras”, explica Horacio Fernández, director del IDEP, vinculado a la Asociación Trabajadores del Estado.
Las fuentes de financiamiento de este déficit son principalmente los distintos bonos de deuda pública o Letras (denominadas Letes) que emite el Tesoro para el mercado local y extranjero, en peso o en dólares. El déficit fue de $8900 millones, producto del pago de intereses de deuda por más de $16 mil millones.
“Esa partida de intereses de deuda crece de modo de tal que sólo puede cubrirse pidiendo más deuda”, advierte Fernández. “La tendencia plantea interrogantes preliminares respecto a la verosimilitud de los objetivos fiscales en términos de reducción del déficit financiero”, agrega.
El laberinto donde se encuentra el gobierno le ofrece salidas costosas. Desacelerar el gasto público implicaría frenar la obra pública, una decisión riesgosa en un año electoral. Por el contrario, el gobierno decidió inyectar recursos al sector, que evolucionaron en términos interanuales en un 159%. Pero el financiamiento de semejante estrategia se consolida con deuda, que ya creció en un 25% durante la era Macri y este año la emisión de nueva deuda oscilará en US$ 90 mil millones.
“Ahora bien: si no arranca la recuperación, como indica la caída del 6% de la industria y todos los guarismos estadísticos, si se perforan los techos salariales, quizás luego de las elecciones el gobierno recurra a un ajuste fiscal brutal de características ortodoxas, con mayor eliminación de subsidios y más aumento de tarifas. En este sentido, ya dieron pasos concretos en las cuentas de gas”, sostiene el director del IDEP.
La realidad económica sacude con mayor vehemencia a las provincias, ya que la evolución de los ingresos tributarios coparticipados (ligados al desarrollo de la actividad económica) alcanza el 21,9% respecto del mismo bimestre del año pasado. La capacidad de endeudamiento de las provincias, además, es menor a la del Estado nacional.