Por Carlos Saglul | El manejo de la publicidad oficial, que antes estaba casi exclusivamente en manos de la agencia estatal Télam, será compartido por decisión del gobierno con la Secretaría de Comunicación Pública, que depende de la Jefatura de Gabinete. De esta forma, el titular de esa área Marcos Peña podrá contratar a agencias de publicidad para hacer la tarea.
Desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) se denunció que la privatización del servicio, lejos de hacerlo más trasparente, lo enturbia y significa el vaciamiento de la agencia donde desaparecen numerosos puestos de trabajo. Mariano Suárez, delegado del sindicato, explicó a Canal Abierto el proyecto inconsulto del gobierno y las alternativas no escuchadas que plantean los trabajadores.
-La pauta oficial puede ayudar al financiamiento de los medios más débiles. También a la censura. ¿Cuál es aproximadamente el volumen de la publicidad oficial que condiciona la línea editorial?
-En 2016 el gobierno nacional distribuyó cerca de 2.500 millones de pesos en publicidad oficial. Históricamente la publicidad fue el mecanismo por excelencia para domesticar a ciertos medios comerciales. No es único, claro está, también hubo otras herramientas extorsivas como la venta de papel a través de Papel Prensa S.A (dirigida por los principales medios privados con participación estatal), la fijación de cuotas a la importación de papel, los canjes de multas por deudas, etc.
El criterio de distribución hoy es eminentemente político. Existe un proyecto con media sanción del Senado para reglamentar su distribución que representa un avance muy modesto, ya que no existen allí tampoco elementos claros para una distribución transparente y promotora de la libre expresión. Los sindicatos de la comunicación no participaron del debate previo a su tratamiento
-De acuerdo a la actuación del gobierno en materia de publicidad oficial, ¿Cuál puede ser la razón de quitarle el manejo a Télam?
-El gobierno ha dictado una sucesión de decretos y decisiones administrativas que le permiten desregular completamente la distribución de publicidad. El rol de Télam hoy básicamente es de control: verifica si una publicidad que se paga en verdad se realizó y se realizó en los términos en que fue planificada.
El gobierno pretende eliminar ese paso y habilitar la posibilidad de que el manejo de la pauta lo realicen agencias privadas. Esto nos parece grave porque se elimina una instancia de control sobre la transparencia del proceso, se genera un negocio entre privados cuando existe personal competente en el Estado para realizar esa función y se pone en riesgo las fuentes de trabajo de la agencia que, entre trabajadores que directa e indirectamente están vinculados a esas tareas, alcanzan a 150
-¿Quién manejará ahora la publicidad oficial?
-La decisión política se toma en el ámbito de Jefatura de Gabinete. La ejecución la puede realizar cualquier organismo público o agencia privada, a decisión discrecional
-Durante el menemismo pasó algo parecido, se pretendió sacarle el manejo de la publicidad a Télam…
-Télam maneja la publicidad oficial desde 1968. Con el menemismo ocurrió que las principales empresas contratistas de publicidad oficial se privatizaron y entonces buena parte de la tarea de arte y planificación de la pauta quedó derivada, de hecho, al ámbito privado. La agencia necesita una norma que regule su funcionamiento, periodístico y publicitario, para cumplir con ciertos estándares con vocación de estabilidad más allá de los gobiernos de turno. Los trabajadores de Télam hemos presentado en diferentes épocas proyectos de ley para consolidar un funcionamiento transparente de la agencia que no han sido recogidos por ningún gobierno
-En el aspecto gremial, ¿Cómo afecta esto a los trabajadores de Télam?
-Están en riesgo 150 fuentes de trabajo. En el corto plazo, cuando se termine el trabajo remanente, esos compañeros quedarán sin tareas efectivas. No sólo estamos demandando la permanencia de esos empleos, sino que se respete la especificidad profesional de esos trabajadores. Además, no existe ningún otro organismo público ni privado en condiciones de administrar la pauta con mayor idoneidad que Télam. La agencia es un obstáculo al mal manejo de la administración de la publicidad. Claro que debe ser perfeccionado y, en ese sentido, los trabajadores tenemos mucho que aportar. Son los funcionarios los que se niegan a hacer más transparentes los procedimientos
-Muchas veces a lo largo de los años se habló de corrupción en esta área del Estado. ¿Cuánto de verdad hay en la afirmación?
-Es claro que todos los gobiernos han desvirtuado la finalidad de la pauta oficial para utilizarla como un instrumento de sometimiento de los medios. En ese sentido, todas las administraciones han compartido esa política. Para erradicar eso hace falta una ley que asegure la transparencia de los criterios de distribución y consolidación del control estatal. El gobierno va en el sentido contrario: hacia la liberalización de de ese control
-¿Han sido consultados sobre el tema?
-El proceso de despojar a Télam de la pauta publicitaria es un proceso de hecho, inconsulto, y que hasta el momento las autoridades de Jefatura de Gabinete y la Secretaría de Medios no reconocen, pero que se observa con claridad en las medidas que ya han dictado y en sus consecuencias prácticas. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires y los trabajadores de la agencia se han manifestado en contra de esta política y le han elevado al gobierno un proyecto para transparentar la publicidad y el rol de la agencia en ese proceso
-Un conocido periodista del oficialismo acusó a algunos trabajadores de Télam de operar en contra del gobierno. ¿Cómo recibieron esto?
-La asamblea de trabajadores de la agencia repudió esas declaraciones. En Télam existen trabajadores de toda ideología política e identidad partidaria. Nadie tiene que dar explicaciones por adscribir a una identidad política. Ahora, la línea editorial de la agencia está dirigida por funcionarios políticos y periodistas de carrera designados por este gobierno. Es un disparate pensar que ellos operan contra el gobierno que los acaba de designar. Además se observa claramente en el servicio que no existe ninguna línea confrontativa con el gobierno nacional
-Se habla de capas geológicas en el Estado. Cada gobierno nombra trabajadores. ¿Eliminar estas capas podría ser entendido que el ideal es que sólo quede trabajando gente nombrado por la administración actual?
-Los trabajadores de la agencia somos los primeros en demandar concursos con control externo académico y veeduría sindical. Eso aseguraría la transparencia. Las diferentes administraciones de Télam han elegido otros mecanismos de ingreso. De todos modos, la expresión “capas geológicas” se utiliza para la persecución de trabajadores o para intentar justificar políticas de ajuste sobre la variable de los trabajadores. Los que la repiten son los primeros en querer incorporar una “capa” nueva.
-El Sipreba es una organización joven. ¿Cómo marchan sus primeros pasos en Télam?
-El Sipreba ha construido en poco tiempo una referencia importantísima dentro del gremio. Hoy nadie tiene dudas de que se trata del espacio y de la organización que legítimamente responde a las demandas de los trabajadores de prensa de la Ciudad. En la agencia, donde hay otros sindicatos, ya es la organización con más afiliados de la empresa y se trata de un proceso en crecimiento. Es la fuerza de esa organización la que nos respalda en la defensa de los 150 compañeros del sector publicitario amenazados por las políticas del gobierno.