Por Inés Hayes y Melissa Zenobi | Hay una noche mágica para las chicas de San Pedro, Jujuy. Una noche en la vida en que las chicas son princesas como en los cuentos. Es la cena blanca, la fiesta que se realiza al término de la escuela secundaria. Pero esa noche, Romina Tejerina no festejó: el día de su Cena Blanca estaba presa por haber matado a la beba concebida tras una violación que quedó impune.
Con esta premisa, Francisco Rizzi y Hernán Martín realizaron el documental La cena blanca de Romina. “Todos conocimos a Romina en febrero de 2003, cuando la tele decía que había un monstruo que había asesinado a su hija. Romina es una joven que había sido violada por su vecino, que tuvo un embarazo que ocultó, y un día tuvo un parto o un aborto espontáneo. No lo sabremos porque la policía nunca investigó, pero se convirtió en el símbolo de todos los males de la juventud”, cuenta la guionista, Olga Viglieca.
La película de la productora Ojo Obrero revive la historia de Romina pero sin dejar de lado el contexto en que viven las jóvenes en Jujuy. “Romina no accedió a educación sexual, desconocía que tenía derecho a la píldora del día después, y tampoco tenía derecho a abortar, ni lo sabía -relata Viglieca sobre este caso que fue acogido por el movimiento de mujeres-. La lucha por su liberación se convirtió en el emblema de la lucha por la despenalización del aborto”.
El documental será exhibido este jueves 28 de junio -a 15 años del 10 de junio de 2005 en el que Tejerina fue condenada a 14 años de prisión, y a seis de aquel 24 de junio en el que la liberaron-, a partir de las 20, en la Casa Cultural Pepa Noia (Brasil 444, Ciudad de Buenos Aires) y contará con la presencia de sus directores, quienes alentarán el debate.
Foto: Clarín