Redacción Canal Abierto | A pesar de los grandes desaciertos que tuvo en 2018, el equipo económico del Gobierno nacional presenta un programa financiero para 2019/2020 con tintes optimistas. El objetivo, llevar calma a los acreedores locales y extranjeros que, con la venta de activos, empujaron el riesgo país a un pico de 837 puntos.
El “mejor equipo de los últimos 50 años” calcula un dólar promedio de $40 para este año, y a $44 para el siguente. Además, de renovarse en 2019 el total de Letes en moneda extranjera, el 70% el Tesoro no requerirá nuevos fondos para cumplir con los vencimientos en 2020.
Más allá del optimismo con el que encarara el programa, resulta difícil pensar que en un año electoral el mercado vuelva a renovar letras de corto plazo. Mantener la liquidez y esperar podría ser la tendencia de los inversores.
En vencimientos de deuda, se calcula un desembolso de US$21.000 millones que saldrían del Tesoro, como resultado del pago de intereses a instituciones financieras, al sector privado y a inversores. A esto se suman unos US$9.700 millones de Letes a corto plazo.
El grueso del pago provendría del Fondo Monetario Internacional (FMI), que cubriría un aproximado de US$22.500 millones para el pago de intereses. El resto se repartiría entre el financiamiento privado y organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
A todo esto, para 2020 se espera un nuevo financiamiento por parte del FMI. Esta vez la cifra rondaría los US$5.900 millones, y US$16.000 millones vendrían del financiamiento privado con el mercado interno.
La caída en el crecimiento
Mientras se anunciaba el ambicioso plan económico argentino, el Banco Mundial (BM) emitía su informe anual, que plantea un panorama más que desalentador para el país.
La entidad financiera recortó su pronóstico de crecimiento global, tras asegurar que “las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos están dañando a la economía y se avizoran nuevos riesgos”.
Argentina no escapa a este recorte: la proyección del informe marca una caída del 1,7% en el crecimiento económico para el año en curso. Todo a raíz de la crisis cambiaria y las altas tasas de inflación.
De acuerdo al BM, Latinoamérica cerró un 2018 “decepcionante”, que estuvo influido en gran medida por la retracción económica del 18% en Venezuela, y del 2,8% en Argentina. La mayoría de los países, salvo Bolivia, Chile, Colombia y Perú, enfrentan un panorama menos favorable de lo que pronosticaba en junio.
Este año “se espera que el crecimiento comience a repuntar a 1,7%, a medida que la expansión se acelere en Brasil y la recesión en Argentina comience a ceder». A su vez pronostica que Argentina y Venezuela seguirán en crisis con una contracción de 1,7% y 8%, respectivamente.
Por otra parte, la entidad también advierte una desaceleración del crecimiento global que limitaría un aumento en las exportaciones. Mientras, las condiciones fiscales de Latinoamérica siguen siendo frágiles y advirtieron peligro de “contagios interregionales”.
“La región enfrenta riesgos internos, como un contagio de una contracción más fuerte de lo esperado en Argentina y en Venezuela y la persistente amenaza de desastres naturales y condiciones meteorológicas extremas”, sostuvo el BM, en referencia a los países que reciben partidas de Argentina.