Hace poco, en una revista del exilio reproché a Alfonsín que se hubiera entrevistado con el cardenal Aramburu y los secretarios de las tres FFAA (todos símbolos representativos de la macabra dictadura militar y del apoyo de la jerarquía eclesiástica a los métodos representativos). Mi reproche se completaba diciendo que, en cambio, a las madres de Plaza de Mayo no las había recibido. Semanas después, mi reproche quedaba invalidado porque a fines de noviembre el presidente electo recibió, por fin, a las madres. Invalidado, pero no tanto, ya que las recibió sin duda alguna porque en esas cuatro semanas se había trastocado toda la política argentina. ahora las bancadas peronistas estaban interesadísimas, de golpe, en los derechos humanos. Hasta Herminio Iglesias se erigió en fiscal del futuro gobierno radical en lo atinente a los desaparecidos. Alfonsín, que siempre se había opuesto a una comisión bicameral investigadora, anunció a las madres su intención de propiciarla. Claro, el gobierno radical no podía iniciar su período dejando sin quórum a las cámaras cuando se tratara el tema. Aunque el radicalismo ya tiene un antecedente trágico: en 1922 dejó sin quórum a Diputados cuando se trató la investigación de la masacre cometida contra los huelguistas patagónicos.
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*Texto publicado en la Revista Resumen Latinoamericano, Madrid, N° 100, edición especial, diciembre de 1983.
Acerca de 27 de octubre: Una revista para pensar en la coyuntura electoral los posibles comunes. Una cuenta regresiva hasta la elección. Cada día una nota escrita por amigues diferentes. En cada nota el pensamiento como potencia de lo presente. Y un punto de llegada: fuerza de rebelión y de fiesta para no quedarnos solo con lo que hay.