Por Federico Chechele | Al comienzo de su mandato, Mauricio Macri se subió a un atril en la Quinta de Olivos, tomó el micrófono y desafió a todos con una frase que lo sepultaría para siempre: “Yo quiero y acepto ser evaluado por si pudimos o no reducir la pobreza. Todo lo demás que podamos decir son excusas”. Durante estos casi cuatro años la pobreza nunca dejó de crecer y esta semana el propio INDEC dejó anonadado a todos los que habitan este país al anunciar que convivimos con un 35,4% de pobreza que alcanza a 16 millones de personas, 3,8 millones más que el año anterior; en menores de 14 años llega al 52,6 % y 7,7% de la población es indigente, lo que equivale a que 3.5 millones de habitantes de este país padecen hambre, o dicho de otro modo, por cada argentino que nace hay un nuevo indigente.
Ojo, estos datos no contemplan la última devaluación – la que voló por los aires tras las elecciones de agosto – por lo que, cuando el actual Gobierno desaloje la Casa Rosada, dejarán la triste estadística del 40% de pobreza con alrededor de 20 millones de pobres. Un fracaso absoluto y una catástrofe social.
De todos modos la gente ya decidió. Las Primarias de agosto fijaron un rumbo que no será modificado. Por el contrario, es casi seguro que en tres semanas las diferencias se estiren aún más, por más intento que hagan al anunciar medidas que ni siquiera están contempladas en el proyecto de Presupuesto 2020 que el propio Gobierno envió al Congreso hace dos semanas.
Y mucho menos cambiará el destino final esa estrategia de recorrer 30 ciudades en 30 días, denominada #SíSePuede, que contiene actos con planos cortos que no logran evitar la ausencia de seguidores del Presidente, y que arroja consignas y palabras sueltas con una liviandad como ningún otro mandatario se animó jamás en toda nuestra historia.
Ayer, la encuestadora Federico González & Asociados arrojó un 54% de intención de votos para la fórmula FF, y un 30,2% para Macri-Pichetto. Pero lo más destacable fue que también se analizó la campaña del #SíSePuede: a un 35% no le modificó su voto, otro 33% dijo que le dan “menos ganas de votarlo” y sólo un 19% dijo sentir “más ganas de votarlo”. Lapidario.
Pero ahí van, asegurando que las PASO no sucedieron y que en las Generales lo van a dar vuelta, cuando está a la vista que los comicios del 27 de octubre se transformaron en elecciones legislativas y la única pretensión es que el Frente de Todos no alcance la mayoría en ambas cámaras. A eso apuestan aquellos sectores que pretenden ser el postmacrismo.
Desde la paliza del 11/8 el oficialismo intenta cambiar su imagen y despegarse de lo que realmente piensa, pero no le sale. Semanas atrás, al cumplirse un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices, el Gobierno colgó un aro de básquet en el frente de la Casa Rosada. Días después, en un acto en Palermo, se difundió un video donde la ministra Patricia Bullrich aseguró, ante un reducido grupo de cambiemitas, que “la clase media apretada y los movimientos sociales se quedan con toda la plata. Esto va a cambiar”. Más tarde fue la reaparición de Jaime Durán Barba, el ideólogo de la manipulación, quien no dudó en afirmar que quienes apoyan a Mauricio Macri «navegan, viajan, aprenden idiomas y estudian, a diferencia de los otros», retomando las agresiones y acrecentando la grieta. Y por último, Elisa Carrió, la abanderada de la República, en su pelea con Rogelio Frigerio, aseguró que el 27 de octubre «a las 6 vamos a decir ‘ganamos’, aunque no sabemos si ganamos”. Son así, no pueden con ellos mismos…
Más allá de todo este gasto de energía innecesario, Macri continúa tomando medidas de corte clasista. Así quedó reflejado esta semana cuando se publicó el DNU que establece la reducción del pago del monto de las indemnizaciones por accidentes laborales o enfermedades, justo unos días después de la muerte del obrero en Ezeiza que, junto a otros trece operarios que sufrieron lesiones, fueron obligados a apurar una obra para inaugurar en plena campaña. La empresa es TGLT SA, de Nicolás “Nicky” Caputo, el mejor amigo del Presidente.
Pero lo peor es que se esconden. Se sabe que en agosto se multiplicaron las imágenes de cuartos oscuros en los que las boletas de Juntos por el Cambio aparecían dobladas con gran precisión para ocultar a Mauricio Macri. Ante esto, el Frente de Todos reclamó que se evite esa práctica en las Generales de octubre porque es “una abierta violación del Código Electoral”.
Ayer en Bahía Blanca, el Presidente lanzó la quinta promesa de campaña desde que empezó esta solitaria quijoteada: tras apuntar a la promoción del empleo, la igualdad de género, avanzar en la conexión a internet para los jardines de infantes de escuelas públicas, a quienes también se les incluirá la enseñanza de inglés, ahora el mandatario se abocará a soluciones a la problemática judicial. Como siempre, llegó tarde
Así termina Macri la película que lo catapultó al sillón de Rivadavia. Un representante del poder económico que provocó tres devaluaciones fulminantes y generó millones de dólares a sus empresarios amigos mientras hacía crecer obscenamente la pobreza. El que fogoneó la renta financiera como motor económico y ahora cabalga afónico anunciando medidas de alivio.