Redacción canal Abierto | En las últimas horas de la tarde del domingo, el presidente Piñera y parte de su gabinete junto a los más altos dirigentes de los partidos oficialistas y algunos legisladores afines se reunieron en la casa del primer mandatario. Horas más tarde, al finalizar el encuentro el nuevo ministro del Interior, Gonzalo Blumel, anunció que se había acordado iniciar el proceso para avanzar hacia una nueva Constitución.
“Creemos que el mejor camino es trabajar sobre la base de un Congreso Constituyente, que en primer lugar cuente con amplia participación de la ciudadanía y en segundo lugar, pueda tener un plebiscito ratificatorio”, manifestó el ministro a la prensa. “Vamos a iniciar un proceso de diálogo amplio con todo los sectores, con todas las fuerzas sociales y políticas para conseguir los más amplios acuerdos. Cualquier cambio constitucional requiere acuerdos amplios y profundos, para que podamos avanzar con este proceso de cambio constitucional que nos permita contar una nueva Constitución”.
Así, tras más de tres semanas de un conflicto social continuado, con movilizaciones históricas que se van superando una a otra en convocatoria, Piñera busca oxígeno en una pecera que ya no tiene agua. Luego de haber intentado una respuesta represiva primero, recurriendo al estado de excepción que suspendía las garantías constitucionales, estableciendo el toque de queda en algunas ciudades y sacando a los militares a las calles, sin resultado. Tras modificar su gabinete, renunciando al cuestionado ministro del Interior Andrés Chadwick, que enfrenta una acusación parlamentaria por el accionar represivo durante las manifestaciones sociales; tras retrotraer el aumento del transporte y anunciar medidas paliativas como el aumento de las pensiones y una batería de medidas con una agenda social y pedir disculpas a la población por no ver sus necesidades, el presidente Piñera, ya sin margen ni licencia social alguna, e instado por sus propios aliados, ensaya una salida que incluya algún tipo de reforma constitucional.
“Los anuncios de Piñera de un Congreso Constituyente son una nueva burla a los chilenos. Es un intento de hacer como que van a cambiar la Constitución que tiene que ser cambiada completamente y reemplazada, no reformada o modernizada que son los términos que utilizan ellos para engañar a la opinión pública y ganar tiempo”, sostiene Esteban Silva Cuadra, integrante de la plataforma Chile Mejor Sin TLC y de Unidad Social.
“Están presionados por la calle, por los cientos de cabildos autoconvocados a lo largo y ancho del país que exigimos Asamblea Constituyente para una Nueva Constitución. El gobierno está bajo asedio popular de la mayoría de la sociedad e intenta negar el clamor desde el origen del conflicto, y ante su orfandad y debilidad acepta lo inevitable: que es que Chile requiere una nueva Constitución. Pero aún así intentan blindar los contenidos constitucionales que dan origen a este estallido. La actual Constitución establece y reproduce institucionalmente el modelo neoliberal chileno, es decir la supremacía del capital y la propiedad privada por sobre los derechos sociales y económicos de la población chilena, por sobre el ejercicio real de la soberanía económica de Chile. Es una Constitución que establece como eje central de todo el cuerpo de la carta magna la concepción de primacía del capital y de un Estado subsidiario. Tiene artículos que luego contradicen las declaraciones globales; por ejemplo, con el tema del agua: la propiedad y el usufructo de las aguas constitucionalmente son de todos los chilenos, pero luego establece mecanismos de concesiones que le otorgan la propiedad a unos pocos de bienes que son comunes”, sostiene Silva, sociólogo e integrante también de la Fundación Constituyente XXI.
¿Por qué habla el gobierno de Congreso Constituyente?
-Lo que hacen al hablar de Congreso Constituyente es: 1. No quieren hacer ningún cambio global en la Constitución, y 2. Quieren radicar la institucionalidad de la reforma en el Congreso, y, en esa correlación, cualquier cambio a la Constitución, que es lo que pide el pueblo en las calles, será imposible. Una constitución que tanto la derecha, los grandes grupos económicos, como también la socialdemocracia y la centroizquierda -que le dieron garantías al capital de que no iban a hacer cambios sustantivos en el corazón de esa carta magna-, se han encargado de preservar y buscarán todo tipo de argucias para no hacer una Asamblea Constituyente.
Para ello habría que convocar a una elección de asambleístas a lo largo y ancho del país, la conformación de una Asamblea Constituyente como depositaria de la soberanía nacional hasta la redacción de un cuerpo constitucional que represente a la gran mayoría de los chilenos y que luego sea plebiscitado en un referéndum, este es el tema central.
¿Frente a esta maniobra de Piñera cuál es la respuesta popular, de los movimientos sociales?
-La respuesta de Unidad Social –conformada por la CUT, los gremios estudiantiles, la Coordinadora Nacional contra las AFP, los movimientos sociales, de pobladores, de defensa del agua, los docentes– fue convocar a rodear las oficinas administrativas del Congreso, que funciona los lunes en Santiago (la sede parlamentaria, el Congreso está radicado en la ciudad de Valparaíso), a rodearlo masivamente para exigirle al parlamento que no se preste a esto, porque son parte del problema. Tienen que darle una salida a esta crisis a través de la convocatoria a una Asamblea Constituyente y si no es posible, y eso está bloqueado, que vengan del lado del pueblo y no sigan tramitando leyes que son dádivas que van a seguir profundizando la crisis. Porque esto va a ser simple y dramático a la vez: por más que sigan legislando tratando de salvar el modelo entregando pequeñas concesiones como el proyecto de ley de pensiones, la reforma tributaria, la reforma de la Dirección de Trabajo, etc., porque cuando logremos restituir los movimientos sociales la política para las mayorías, que está secuestrada por este sistema constitucional que incluye al parlamento, vamos a volver a legislar sobre estas leyes.
Mañana, martes 12/11, Unidad Social y las principales organizaciones de trabajadores y trabajadoras de Chile (los estibadores portuarios, los mineros, los trabajadores públicos, de la construcción, del Metro), más las organizaciones sociales, estamos convocando a un paro nacional y el tema central es, además del pliego de demandas sociales, la exigencia de convocatoria a una Asamblea Constituyente.
¿Cómo es el mecanismo para convocar a una Asamblea Constituyente?
-El problema es que estamos encerrados. Hay un procedimiento legislativo super engorroso y complejo, si el gobierno no le da prioridad al proyecto puede dormir por años ahí trabado. Se precisa un quórum calificado. Es necesario modificar algunos artículos de la actual Constitución para permitir un plebiscito, porque no existe en Chile esa figura. Se está discutiendo en la Comisión Constitucional sobre la posibilidad de un plebiscito vinculante. El gobierno y los partidos de la Concertación están poniendo condiciones para dar un voto a favor de modificar la Constitución, y ellos pretenden dejar todo cambio amañado por el Congreso.
¿Le ves aliento a la movilización para sostener este proceso que parece será largo?
-Muchísimo. Chile despertó de verdad. Aquí se ha generado una crisis que no sólo es social es cultural. La cantidad de abusos del modelo, de situaciones que se han generado en estos 30 años post-dictadura, no hablo de transición democrática porque es una democracia de baja intensidad, absolutamente desproporcionada a favor del capital y de los grupos económicos. Pero es evidente es que el pueblo chileno a través de estas multitudinarias manifestaciones se está reconstituyendo en su sentido de pueblo.
Aquí muchos decían: este es un modelo exitoso, sólo le hacen falta un par de ajustes. Esos muchos son los grandes medios de comunicación, las aseguradoras de riesgo país, el FMI, el Banco Mundial, todos los corifeos del modelo neoliberal a nivel global incluyendo a sus antenas y satélites aquí en Chile que han gozado los beneficios de los privilegios. Incluyendo a algunos que alguna vez fueron de izquierda, que al final les gustó mucho el modelito.
Pero qué es lo que proponían… había que democratizar solamente el consumo, hacer más consumidores. Pero no, este movimiento está reconstituyendo una nueva forma de ser ciudadano, el pueblo requiere un mecanismo central que es tomar en sus manos el carácter soberano de la institucionalidad chilena y la única forma es con una constituyente.
Estoy convencido porque lo veo, lo sentimos, porque lo vivimos, porque hay miles de iniciativas, hay una gran creatividad, porque hay una capacidad de organización que está en proceso. Este es un Chile que despertó y cuando se abren los ojos y masivamente se producen estos procesos no se vuelven a cerrar. Estoy convencido, como decía Allende, que “la historia es nuestra y la hacen los pueblos” y creo que, como nunca, esas palabras tienen un sentido histórico en las calles de Chile las últimas tres semanas.
Foto: Frente Fotográfico