Redacción Canal Abierto | La tos convulsa (coqueluche o pertussis) es una enfermedad infecciosa aguda de las vías aéreas, altamente contagiosa, sobre todo en los bebés y los niños, que se transmite de persona a persona al toser o estornudar. Los menores de 1 año tienen una alta probabilidad de desarrollar complicaciones graves, como la neumonía, y un alto índice de mortalidad. Claro que la tos convulsa puede evitarse, vacunas mediante. Sin embargo, su incidencia aumentó 100% en el primer semestre de 2019, respecto de igual periodo de 2018.
El dato surge de un informe del Instituto de Estudios en Salud (IDEP Salud) que impulsa el grupo de trabajo ATE Sociosanitario.
El rápido crecimiento de la tasa se debe a que a medida que van naciendo nuevos bebés, si no son correctamente vacunados, quedan expuestos a sufrir la enfermedad.
Las provincias donde el informe verificó un incremento de la enfermedad son Entre Ríos, Salta, Córdoba, Mendoza, San Luis, Río Negro, Buenos Aires, Misiones, Tucumán, Santiago del Estero, San Juan, Jujuy y Corrientes, en orden de gravedad del brote. La conclusión a la que arriba el IDEP Salud es que, en tanto pertenecen a las cinco regiones del país y ostentan diferentes niveles socioeconómicos, esto “muestra que la política nacional de vacunación está en déficit, más allá de las situaciones locales”.
Si bien Entre Ríos aumentó su tasa 25 veces más que Corrientes, esto puede implicar distintas coberturas de vacunación, pero también asimetrías en el registro de casos.
Menos vacunas, más coqueluche
Menos vacunas, más coqueluche
“La tos convulsa o coqueluche es una enfermedad evitable por vacunación, que genera altos niveles de morbilidad y mortalidad en edades tempranas, sobre todo en menores de 1 año –explica Luis Migueles, magister en Sistemas de Salud y Seguridad Social, y autor del informe-. Desde la existencia de la vacuna triple bacteriana a mediados del siglo XX, la coqueluche se ha controlado en todos los países con buena cobertura de vacunación, y quedó reducida a brotes aislados cuando dicha política se discontinúa en ciertos territorios. Nuestro país ha experimentado en los últimos años una reducción de la cobertura de vacunación, con consecuencias en el aumento de su incidencia”.
Efectivamente, el Calendario Nacional de Vacunación incluye cuatro vacunas para dar inmunidad contra la tos convulsa: la pentavalente, que se aplica a los 2, 4 y 6 meses; la cuádruple, a los 18 meses; la triple bacteriana celular, al ingreso escolar; y la triple bacteriana acelular, que se aplica a los 11 años, al personal de salud que atiende a niños menores de 1 año, y a los convivientes de niños prematuros de menos de 1,5 kilos de peso.
“La vacuna se aplica en embarazadas y lactantes, por lo cual el aumento de morbilidad muestra el déficit de control de embarazo de manera indirecta. La falla de vacunación es además un signo indirecto de bajo nivel de controles de salud en primera infancia”, agrega Migueles.
Con el brutal ajuste del Presupuesto nacional asignado al área, en 2019 y la degradación del Ministerio de Salud a rango de secretaría, en 2018, la política sanitaria fue la principal afectada. Con su deterioro, reaparecieron enfermedades que habían sido minimizadas o incluso se consideraban extintas. Esta semana, el ex ministro de Salud Daniel Gollán reveló que hay al menos 65 casos confirmados de sarampión, donde el mayor número corresponde a menores de 1 año. “Los casos que se detectaron en estas últimas semanas son casi todos autóctonos y en su mayoría del Oeste del Gran Buenos Aires: La Matanza, Merlo y Moreno”, señaló.
Datos sobre la enfermedad
La coqueluche es ocasionada por un tipo de bacteria llamado bordetella pertussis y tiene un período de incubación de 7 a 10 días. Su letalidad en niños oscila entre el 10 y 15%, es decir que uno de cada diez niños enfermos muere.
El riesgo de muerte es aún mayor en aquellos lactantes con déficits nutritivos, “situación en aumento que se vincula a la elevación de los índices de pobreza e indigencia del primer semestre de este año respecto de igual periodo de 2018”, señala el informe del IDEP.
En un comienzo la tos convulsa manifiesta los síntomas de un resfriado común: congestión nasal, moqueo, estornudos, tos, y fiebre leve. A la una o dos semanas puede comenzar la tos fuerte y en los bebés se puede presentar apnea (pausa en el ritmo de la respiración), dificultad para alimentarlo y tos.
Cuando se detecta a tiempo, puede ser tratada con antibióticos, por lo que es importante acudir al médico al notar los primeros síntomas.
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