Redacción Canal Abierto | “La ejecución de Federico García Lorca, demuestra que durante el franquismo la primera víctima fue la verdad, la segunda fue la cultura y no sólo fue un atropello humanitario, sino también intelectual de cuanto talento en letra castellana hubiéramos podido tener a lo largo del siglo XX”.
Quien da tan contundente definición de la dictadura más larga del siglo pasado es Eduardo Ranz Alonso, abogado doctorado en procesos de Memoria Histórica, uno de los profesionales que sigue causas vinculadas a los asesinatos cometidos por el régimen encabezado por Francisco Franco, a 80 años del fin de la guerra civil que le dio inicio y a casi 45 de la muerte del dictador.
“Se ha conocido un testimonio que dice que en el año 86 una persona tuvo un fémur en su mano. A su vez hemos conocido que que otra persona llegó ver un cráneo. Entonces lo que se ha hecho es poner en conocimiento del juzgado estos hechos para que se proceda a la investigación judicial. Por otro lado también se solicita modificar la partida de defunción de Federico García Lorca que dice que ha fallecido por casusa de guerra, que entendemos que no es la definición más correcta del poeta más internacional de España”, cuenta Ranz en diálogo con Canal Abierto.
García Lorca fue asesinado en Granada en agosto de 1936, a un mes de iniciada la Gerra Civil Española. A pesar de existir la constancia del hecho, nunca se dieron con sus restos. En 1986, funcionarios que trabajaban en el parque en el que se produjo el fusilamiento, dieron con restos óseos. Familiares de un maestro que fue fusilado junto al poeta tomaron conocimiento de esta situación e hicieron las presentaciones judiciales correspondientes
“El objetivo es, por una vía judicial, cumplir con el deber de investigación. A través de este deber de investigación realizar todas las actuaciones de carácter preliminar arqueológica, exhumación si fuera posible… Y por último reconocimiento puesto que las letras en lengua hispana todavía no han logrado honrar a un profesional de la talla de Federico García Lorca” cuenta el letrado.
Y agrega que “en España está la ley de memoria histórica y en Andalucía la ley de memoria democrática. Ambos son corpus legales que obligan a realizar los trabajos de exhumación”. Sin embargo, Ranz lamenta que a pesar de la existencia de estas normativas legales, los avances en la materia no sean automáticos ni ágiles. “La misma comunidad autónoma de Andalucía en agosto de 2018 publicó el reconocimiento a ese trabajo de extracción, pero en enero de 2020 todavía ni ha habido investigación ni se han producido estos trabajos y esto es algo que debe ser realizado conforme a la verdad, la justicia y la reparación”, plantea.
“Primero hay que abrir una investigación y una vez que se realiza la investigación, proceder a la exhumación. Por eso es muy importante que esta actuación judicial pueda autorizar o dar la orden a realizar este trabajo de carácter técnico. Independientemente de esto, también hay que modificar la causa de muerte de Federico García Lorca», describe el abogado.
Además de los pasos que se dan en España, la causa por los crímenes de lesa humanidad del franquismo tuvieron su capítulo argentino, tal como en momentos de indultos y leyes que garantizaban la impunidad de los genocidas autóctonos, cuando la justicia española colaboró para que las palabras juicio y castigo significaran algo más que una consigna.
Al respecto, Rans cree que “nos falta mucho por aprender de la experiencia argentina. Yo mismo estuve en el juzgado de Comodoro Py de Buenos Aires con la jueza Servini en lo que en España se llama Querella Argentina, y comúnmente en Argentina el genocidio gallego. Recuerdo bien el movimiento cultural en esos meses de “Ayer por vosotros hoy por nosotros”. En ese sentido creo que el derecho penal internacional argentino puede dar bastantes lecciones al derecho español”.
“Si un intelectual de la talla de Lorca hubiera sido ejecutado en Esatdos Unidos se hubieran puesto patas para arriba tres Estados y hasta parte de México. Acá han pasado décadas, más de 60 años de las ejecuciones y no hemos logrado honrar a nuestro principal escritor”, concluye Ranz