Redacción Canal Abierto | A más de un mes de cuarentena, la situación se complejiza en muchos barrios donde la economía colapsa y las condiciones de vida no permiten cumplir con las disposiciones sanitarias. A eso se suman las angustias del aislamiento y una pregunta sobrevuela a la mayoría de los argentinos que habita los grandes centros urbanos donde éste se prolongará más allá del 10 de mayo: este sacrificio ¿sirve para algo?
En un intento por aportar una respuesta, Leonardo Eric Calcagno, doctor en Economía de la Universidad de Orleans, Francia, elaboró proyecciones para países de América Latina adaptando un modelo matemático desarrollado por el Imperial College de Londres para los países europeos. El mismo analiza –de forma contrafáctica- qué hubiese ocurrido en la región en general, y en Argentina en particular si no se hubiesen tomado medidas de aislamiento y suspensión de actividades desde el desembarco del COVID-19 en el continente, teniendo en cuenta la composición etaria de la población y los contactos sociales que tienen los individuos de distintas edades en cada país.
“A partir de las cifras diarias de muertes por COVID-19 en cada país, de la estructura de su población, de la frecuencia de los contactos sociales entre las personas de cada país, y de las medidas tomadas por los gobiernos, (el modelo) realiza unas 4.000 simulaciones de contagios y muertes diarias –estima el informe elaborado por el economista para el Instituto Argentino de Desarrollo Económico (IADE)-. Finalmente, permite no sólo estimar qué porcentaje de la población ya está infectada, sino también el efecto de cada medida de distanciamiento social sobre la tasa de contagio, cuántas vidas se salvaron con esas intervenciones no farmacéuticas, y cómo debería evolucionar la cantidad de muertos a corto plazo”.
Con el objetivo de realizar proyecciones para la Argentina, el experto calibró el modelo con los Estados de la región con más de diez muertos por COVID-19 al 15 de abril, y en los que los datos oficiales de muertes son razonablemente confiables: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Panamá, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y México.
De acuerdo con sus cálculos, “se ve que las muertes diarias serían, hoy, al menos diez veces más importantes en cada país estudiado si no se hubiera tomado ninguna medida. Para Argentina, esto significaría que, el 24 de abril, hubiéramos tenido cerca de 150 muertes nada más que ese día. Y el 1 de mayo, se habrían contabilizado 446 muertes”.
Qué hubiese pasado
Desde que surgió en diciembre 2019 en China, el coronavirus se ha propagado por todo el mundo, causado cientos de miles de muertes y llevado a la economía mundial a la peor depresión económica desde, al menos, 1929.
De acuerdo a los datos disponibles hasta el momento, el COVID-19 es poco letal si se la compara con otros virus como el ébola u otras cepas de SARS, pero es muy contagiosa. Varias investigaciones estiman que el virus tiene una tasa de reproducción (Rt) de alrededor 2,5 si no se toma ninguna medida. Dicho de otro modo, diez enfermos contagian en promedio a 25 personas.
Como es además un virus nuevo, la población no está todavía inmunizada, y tampoco hay vacuna ni tratamiento farmacéutico eficaz contra él. “Puede por lo tanto propagarse de modo exponencial y terminar afectando en escasos meses a la mayoría de la población de un país”, asegura el informe publicado por IADE.
Dada esta situación, las únicas medidas eficaces para ralentizar la propagación del virus son las llamadas intervenciones no farmacéuticas, que van desde campañas de concientización sobre la importancia de lavarse las manos, promover el distanciamiento social o usar barbijo, hasta medidas más restrictivas, como el cierres de fronteras, escuelas, la prohibición de eventos masivos, el toque de queda o la cuarentena. Estas medidas buscan reducir al máximo los contactos con los demás, hasta llevar la tasa de contagio Rt por debajo de 1: que un infectado contagie en promedio a menos de una persona. Esto permitiría que los casos se vayan reduciendo y que se pueda contener la pandemia. Una tasa de contagio muy por encima de 1 implica, en cambio, un crecimiento exponencial de la enfermedad, y el colapso del sistema de salud a corto plazo.
En función del estudio realizado por Calcagno, en la región las tasas iniciales de contagio no bajaban de 2 contagiados por infectado y alcanzaban incluso 3, en países como Brasil, Colombia y México, o 4 en Perú. Pero con las primeras intervenciones estatales, éstas cayeron fuertemente.
“Argentina, Chile, Colombia y Puerto Rico impusieron fuertes restricciones a su población poco tiempo después de que empezara el contagio en sus países, y hoy alcanzaron tasas de contagio Rt cercanas a 1 (contención de la pandemia). Chile, el único que no impuso una cuarentena total, estableció un toque de queda en todo su territorio, y una cuarentena en algunas comunas de Santiago y otras ciudades del interior. Dentro de este grupo, Chile y Colombia mantienen una tasa de contagio levemente superior a 1, lo suficientemente baja como para que el contagio no crezca de modo exponencial, pero no para impedir que éste se incremente de modo lineal”, analiza el informe.
Y agrega: “Las elevadas cifras de infecciones y defunciones en los casos de Brasil y México se deben ante todo a que tardaron demasiado en intervenir contra el coronavirus. Esto significó que, durante tres semanas, tuvieron tasas de contagio cercanas a 3 contagiados por cada infectado (…). No sólo estos gobiernos tardaron en reaccionar, sino que no tomaron aún las medidas más estrictas. Al no querer bloquear la economía con una cuarentena total o un toque de queda, Brasil y México tienen tasas de contagio de, aproximadamente, 1,5 y 1,7. Con esos niveles de tasa de reproducción, es de prever que la pandemia se siga expandiendo de forma exponencial en esos países”.
Lo que está por venir
Si tomamos en cuenta a todo el continente latinoamericano y tomamos los datos que arroja el modelo, es posible asegurar que el coronavirus infectó hasta ahora a una proporción muy reducida de la población de la región. Excluyendo Ecuador, que no cuenta con datos de muertes confiables, el país más afectado es Perú, con 1,76% de su población contagiada. Entre los países que contaban más de 10 muertes por COVID-19 al 15 de abril 2020, Argentina es el menos afectado por el COVID19, con 0,13% de su población infectada. A modo de comparación, al 28 de marzo, este mismo modelo estimaba que cerca del 15% de la población de España estaba infectada, y el 10% de la población italiana.
“Estas cifras indican que América Latina todavía está en la fase temprana de la pandemia. Es una buena noticia desde un punto de vista sanitario, pero también implica una advertencia: la región está muy lejos de haber alcanzado una inmunidad colectiva frente al COVID-19. Por lo tanto, de relajarse los controles, la enfermedad puede expandirse exponencialmente entre la población y causar una catástrofe sanitaria parecida a la que está aquejando a Ecuador”, advierte Calcagno.
También destaca que existe una fuerte desproporción entre las infecciones medidas por las autoridades y las estimadas por el modelo: “por más tests que efectúen los países, no consiguen identificar a muchos de los infectados”, afirma.
En lo que refiere al futuro, de permanecer con las medidas tomadas hasta el momento, Argentina debería permanecer en torno a 8 muertes diarias.
“Si excluimos a Perú, vemos que en la región hubo, al 24 de abril, 5410 muertes por COVID-19. Vemos primero que este modelo (que estimó 5574 fallecimientos) logra reproducir fehacientemente el total de muertes observadas, así como las que ocurrieron en cada país. Los resultados también muestran que, si ninguna intervención hubiera sido tomada por los gobiernos de la región, hoy deploraríamos más de 34 mil muertes por COVID-19, con 95% de probabilidades de tener entre 14.214 y 82.027 muertes –agrega el informe-. En Argentina, se han evitado gracias al aislamiento social obligatorio cerca de 930 muertes, con un intervalo de confianza al 95% de certeza de entre 280 y 2598 muertes”.
Salir de la cuarentena
En un momento donde son muchos los sectores que claman por salir de la cuarentena, las dudas sobre las maneras de levantarla y los costos de hacerlo ocupan la totalidad de las preocupaciones gubernamentales.
Calcagno, por su parte, admite que el costo económico de las medidas que han salvado miles de vidas es “un problema, y en algún momento habrá que pensar en flexibilizarlas, por sectores o regiones”.
Sin embargo, destaca: “Gracias a nuestros esfuerzos, tenemos la suerte de poder planificar esta flexibilización de la cuarentena con pocos muertos por día y un sistema de salud que no sólo no está desbordado, sino que está incluso aún más preparado para hacer frente a la pandemia que hace un mes. Los países europeos, que empezaron sus cuarentenas al mismo tiempo que nosotros, no tienen esa suerte y están discutiendo cómo levantar sus cuarentenas con varios centenares de muertes diarias confirmadas por COVID-19, y otros centenares más de muertes sospechosas que ya ni contabilizan a diario. Dada esta situación, es imprescindible, en Argentina así como en muchos países latinoamericanos, ver cómo aprovechamos esta ventaja que hemos conseguido con nuestros esfuerzos para ir saliendo de la cuarentena limitando al máximo posible el contagio. Cuidar la salud es cuidar la economía, pero para que el aislamiento social sea eficaz todos deben contar con los recursos necesarios para subsistir ”.