Redacción Canal Abierto | Celeste Agüero es una persona trans de 27 años que vive en Tucumán en situación de calle. Además, es discapacitada y su inestabilidad psicológica la llevó a cometer un intento de suicidio. La exclusión social, el abandono y la violencia ejercida hacia ella aumentaron luego de ser violada por policías en 2013.
“Fue un caso ícono en Tucumán, por eso es tan conocida, porque fue la primera vez que llevaron a juicio a policías por abuso sexual. Todos fueron absueltos, ella quedó a la deriva. La acompañamos desde diversas organizaciones, pero el abandono estatal y la violencia institucional la marcaron desde siempre”, cuenta Caro Dumas, referente de ATTTA Tucumán.
Pero la discriminación no termina ahí. El 2 de junio, cuando Celeste intentó suicidarse, se encontraba en el Hospital Avellaneda, donde le habían cedido un espacio para dormir. Al enterarse de lo sucedido, los integrantes de ATTTA la acompañaron en su traslado al Hospital Padilla desde donde fue derivada al Hospital del Carmen.
“Estando ya en el hospital nos hicieron esperar más de media hora, no dejándola bajar, y poniendo diferentes excusas ya que no quisieron recibirla para internación. En el medio fue acosada por personal médico acusándola de violenta y tratándola en masculino. Uno de nuestros referentes también fue maltratado por su identidad de género. Finalmente, se dio la indicación al personal de la ambulancia de derivarla al Hospital Obarrio, que no correspondía ya que tal institución es para atención de hombres”, explican desde ATTTA.
En el Hospital Obarrio fue nuevamente derivada al Hospital del Carmen, donde nuevamente fueron agredidos, tanto Celeste como Lorenzo Franco, el referente de ATTTA que la acompañaba. Fue un ida y vuelta de traslados y malos tratos que generaron un nuevo desequilibrio en Celeste.
“No hubo atención médica psiquiátrica a una persona que claramente lo necesitaba, hubo violencia institucional desde el mismo momento que no se la aceptó y se la derivó a un hospital de hombres, hubo una respuesta discriminadora por la reacción del personal médico y paramédico de acusar de violenta a Celeste cuando ésta se encontraba en clara situación de vulnerabilidad psicológica, buscando desalentarla en su pedido de internación. Toda esa falta de empatía ante el sufrimiento de una persona por su diversidad sexual y de género no es de ahora, sino desde siempre y de todo el personal de salud mental de la provincia”, denuncian desde la Asociación Travestis, Transexuales, Transgénero de Argentina.
Tanto Celeste como el colectivo LGTB sufren la discriminación constante por parte del Estado tucumano y por los organismos que deberían garantizar el respeto por los derechos ya adquiridos como lo es la Ley de Identidad de Género, al trato digno y a la salud.
De hecho, la situación de calle que atraviesa la joven también es responsabilidad de las autoridades. “Ella tiene asignada una vivienda pero se la usurparon y nadie hizo nada. En su momento se abrió un albergue LGBT y ahí pudimos contenerla, pero se cerró y desde entonces buscamos maneras de encontrarle un lugar, siempre articulando con el Estado, pero sin respuestas”, explica Dumas, quien acompaña a Celeste hace muchos años.
Y agrega: “Yo camino mucho con ella y hay jóvenes que se acercan a escupirnos. En la capital tucumana es muy común la discriminación hacia el colectivo LGTB. Sin ir más lejos, la segunda fuerza política es Fuerza Republicana, liderada por los Bussi”.
Mientras acompañan a Celeste en las distintas instancias para que sus derechos sean restituidos, desde ATTTA presentaron una denuncia contra el Hospital del Carmen ante el INADI. “Ella pedía una cama para internarse, el Hospital la discriminó por su expresión de género y la violentó. La deshumanizaron y pusieron en peligro su derecho a la vida”, finalizaron.