Redacción Canal Abierto | Pobreza, saqueo, exclusión, persecución y descomposición de un sistema que amenaza con poner en riesgo la continuidad misma de la vida humana mientras se derrumba a paso acelerado, son algunas de las cuestiones que la pandemia de coronavirus puso a la vista de todo el mundo en los últimos meses. Sin embargo, todas estas tragedias han sido denunciadas históricamente por los pueblos originarios en lucha, víctimas de todos esos flagelos y de las agresiones que el modelo dominante representa para su propia existencia.
En ese marco emerge este 12 de octubre, ahora presentado al gran público como el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Un día antes, los pueblos originarios realizan sus jornadas de reflexión en las que conmemoran el último día de libertad.
Envuelta en todas esas urgencias se da esta conversación con Verónica Huilipan, vocera de la Confederación Mapuche del Neuquén, integrante del Enlace Continental de Mujeres Indígenas y referente de la lucha de las comunidades en nuestro país, que además fue la primera dirigenta mapuche en ocupar una secretaría de relevancia en una central obrera como la CTA, en el año 2008. En la actualidad también participa del Consejo Intercultural de Co-manejo del Parque Nacional Nahuel Huapi, en representación de la comunidad Lof Quintriqueo.
Sobre la actual amenaza sanitaria global, Huilipan advierte que se trata de una “crisis generada por la política capitalista de explotación irracional de los recursos naturales”, dándole un contexto integral a la magnitud del desafío que enfrenta la humanidad.
Además, expresa una mirada alumbradora sobre el problema de la política de desarrollo basada en el extractivismo caníbal, una respuesta a la estigmatización permanente sobre los pueblos mapuches del sur del país, y la valorización absoluta de la apuesta permanente por la articulación con el Estado, que pareciera haber entrado en una nueva etapa luego de 4 años de persecución macrista.
“Siempre el pueblo mapuche ha puesto como elemento central de su proceso de construcción política, el diálogo, la palabra”, asegura, al comenzar esta charla con Canal Abierto.
¿En qué momento histórico llega este 12 de octubre?
– El momento histórico que estamos viviendo los pueblos indígenas en el mundo va de la mano con la situación que está viviendo la humanidad en su conjunto, a nivel planetario esta crisis que se ha generado, por un lado sanitaria, por otro lado económica, en definitiva es la crisis generada por esta política capitalista de explotación irracional de los distintos recursos naturales en distintos espacios del universo que ha llegado a provocar este desastre económico, ambiental, cultural y económico en las distintas culturas que habitamos la tierra.
Y en ese marco, ¿cuál es el análisis que hacen del contexto regional y local?
– La situación de violencia contra los pueblos indígenas en el mundo, en la región y el país tiene que ver con violencias estructurales históricas. No perdamos de vista que los distintos estados que se han constituido sobre territorios indígenas invadidos son estados de características mono culturales y racistas, y esa ha sido la base sobre las que han generado sus instituciones para administrar las sociedades. En la medida en las que nos cambien esas estructuras de administración de sociedad y gestión de gobiernos, es difícil que cambie la situacion de los pueblos indígenas.
Con los cambios de gobierno lo que se puede generar son formas de diálogo para buscar alternativas participativas con las autoridades y comunidades indígenas para encontrar nuevos caminos de entendimiento que generen condiciones de nueva política pública basadas en los derechos de los pueblos indígenas.
Argentina tiene una historia bien concreta: El Estado argentino, pensándolo desde el pueblo mapuche, se ha instituido sobre nuestros territorios y desde entonces la política que se ha tenido desde el punto de vista institucional estatal ha sido con un claro objetivo de colonización y dominación. a partir de la lucha política del movimiento indígena en Argentina y el fortalecimiento en la reconstrucción de nuestra identidad como nación originaria en la Patagonia hemos producido un proceso bien importante para poner en evidencia que somos una nación preexistente que tenemos propia institucionalidad, propia lógica de administración y regulación de sociedad, que tenemos propios sistemas culturales y productivos, espirituales y filosóficos que ordenan nuestra vida en relación a los territorios donde habitamos.
Esta fortaleza mapuche ha generado condiciones para abrir distintas instancias de diálogo en momentos políticos diferentes, y es lo que en este tiempo se espera. Siempre el pueblo mapuche a través de sus organizaciones ha puesto como elemento central de su proceso de construcción política el dialogo, la palabra, y a partir de eso buscar espacio de interlocución seria que generen condiciones para la transformación de nuestra realidad.
¿Esa es la principal estrategia de relación con el Estado que despliegan las comunidades mapuche y sus organizaciones políticas?
– En la región de la provincia de Neuquén, donde el gobierno mapuche es la Confederación Mapuche del Neuquén, desde el año 90 hasta la fecha hemos logrado avances sustanciales en materia de reconocimiento de derecho y ejercicio de una nueva lógica política de intervención de parte del Estado en los territorios. Y un ejemplo concreto es la creación de la política de co-manejo entre la Confederación Mapuche y la Administración de Parques Nacionales en el año 2000, donde iniciamos una nueva etapa de relación para empezar a construir un diálogo basado en el respeto y el reconocimiento mutuo, para administrar las áreas protegidas que fueron creadas sobre territorios mapuche. Ese co-manejo se ha fortalecido en el tiempo y tal ha sido así que se ha copiado como modelo entre el Parques Nacional Nahuel Huapi con las comunidades mapuche de la región, tres comunidades de Neuquén -Quintriqueo, Paichil Antriao y Quintupuray, cercanas a Villa la Angostura- y cuatro de Río Negro.
Gracias al trabajo político mapuche se han ido generando condiciones de avance para la implementación de los derechos reconocidos a nivel constitucional e internacional. Sin embargo no dejan de acrecentarse las políticas de persecución, racismo y estigmatización hacia nosotros como pueblo organizado y en lucha, y se generan las situaciones trágicas como las que han ocurrido en el último período en nuestro territorio, como la profundización de la criminalización de la lucha mapuche que ha llevado al asesinato de personas, como el caso del compañero Santiago Maldonado, en Cushamen, y Rafael Nahuel, en pleno proceso de reconstrucción de su identidad, en lucha de recuperación territorial en la zona de Mascardi, asesinado por la espalda.
Sobre la estigmatización a través de los medios de comunicación masivos no vemos que haya preocupación por parte de nadie para poder ponerle un freno. Los desalojos persisten, las persecuciones persisten, las acciones judiciales contra los procesos de movilización y resguardo territorial persisten. Entonces es necesario empezar a poner en discusión una nueva lógica de construcción de la política pública con plena participación de las autoridades tradicionales mapuche para poner en evidencia que verdaderamente vivimos en un Estado democrático cuya política se basa en los derechos conquistados.
A pesar de todo, la búsqueda prioritaria siempre apunta al diálogo…
– Esa es una apuesta permanente e histórica que tenemos como Nación Mapuche, de hecho en estos tiempos, en este nuevo contexto de desarrollo social cultural en el país lo que se plantean son nuevos espacios interculturales para poder general nuevas políticas en el área de educación, de salud, de tierras y recursos naturales, en la justicia, en las distintas áreas que tiene que ver con definiciones que hasta ahora vienen siendo mono culturales con un impacto negativo tremendo para nuestras vidas como nación.
Sin embargo, el saqueo de los territorios en nombre del progreso no pareciera aceptar miradas alternativas…
– Uno de los temas centrales en los que todavía no podemos discutir con el Estado argentino es la estrategia de desarrollo que se sigue profundizando sin el consentimiento de los pueblos indígenas. Y, en la medida que eso no se ponga en discusión con participación de las autoridades indígenas y sus organizaciones territoriales, difícil que podamos seguir pensando que en el corto plazo se pueda implementar el concepto de el buen vivir como salida a esta pobreza estructural a la que se nos ha llevado producto de los despojos territoriales.
En la mirada de los pueblos originarios, la actual crisis profundizada por la pandemia tiene un vínculo inescindible de la crisis ambiental global
– Nosotros, como nación originaria venimos de experiencias históricas de formas de vida respetuosas y amigables con el territorio que generan condiciones de pervivencia a generaciones futuras. La idea de el buen vivir es una expresión clara que surge desde la fuerza de la espiritualidad indígena, de saber que una vida saludable se puede dar. Nosotros sabemos cómo, porque así nos han enseñado nuestros mayores.
Se ha venido diciendo en los últimos 20 años en la tribuna internacional que los pueblos indígenas somos la esperanza del mundo para una protección a la política ambiental. Ese concepto que se ha desarrollado en tiempos de crisis tan profundas, tiene que empezar a concretarse en políticas, no podemos seguir repitiendo un idea romántica de los indígenas como esperanza cuando a los indígenas nos están exterminando con la política de desarrollo que no admite posibilidades de ser revisada.
La crisis sanitaria en Argentina puso en evidencia la pobreza estructural en la que vivimos la mayoría de los pueblos originarios. Algunos pueblos hermanos ya con situaciones críticas, casi amenazados de extinción.
Que en este 2020 se siga muriendo gente por desnutrición, por enfermedades curables como una diarrea, que se siga sabiendo que hay niñez y ancianos, comunidades completas que no tienen acceso a un elemento tan vital como el agua, eso da la pauta de que estamos lejos de poder concretar la transformación de esas realidades.
Por eso apostamos a encontrar diálogo y voluntades políticas que generen condiciones para repensar la estrategia de desarrollo que especialmente afecta en los territorios indígenas.
- En el marco del 11 de octubre se realizó la segunda jornada La ruta del Toki, JUAN CALFUCURÁ, “Hacia una reparación histórica”, en la que participaron Adolfo Pérez Esquivel, el historiador Felipe Pigna, el antropólogo del INAI Fernando Pepe, la lonk Margarita Peñailillo y el werken Orlando Carriqueo, entre otros.
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Foto principal: Facebook Confederación Mapuche del Neuquén