Por Gladys Stagno | Macrismo y pandemia mediante, la clase trabajadora se convirtió en el blanco del ajuste de los últimos años. La falta de una dirigencia unida y la crisis de representatividad al interior del sindicalismo debilitaron más aún a un sector con grandes bloques de informalidad que encontró difícil organizar una defensa frente a la embestida neoliberal.
“La CGT se tendría que preocupar de llamar a elecciones”, afirma Daniel Yofra, titular de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, en diálogo con Canal Abierto.
Más conocido como “Aceiteros”, el gremio conducido por Yofra que integra esa central obrera ha sido uno de los pocos que logró mantener el poder adquisitivo de sus trabajadores durante el último lustro y en liderar los acuerdos paritarios. También será uno de los que este 17 de noviembre, Día de la Militancia peronista, participe del “Caravanazo al Obelisco” que organiza el Frente Sindical para el Modelo Nacional.
Ese día, organizaciones sociales, políticas y sindicales realizarán actividades callejeras que buscarán, al mismo tiempo, respaldar la gestión de Alberto Fernández y arrancarle definiciones que inclinen finalmente la balanza hacia los sectores más vulnerables. Para empezar, la aprobación del proyecto de ley de aporte solidario y extraordinario a las grandes fortunas que se tratará ese día en la Cámara de Diputados.
Desde Aceiteros, ¿apoyan el proyecto?
-Apoyamos todo proyecto que sea equitativo. Los trabajadores necesitan una vida digna. Si ustedes investigan a aquellos empresarios que les toca el impuesto a la riqueza se van a dar cuenta de que en estos últimos años han ganado mucho más de lo que pueden llegar a, entre comillas, “perder” en un impuesto a las riquezas. Y estoy seguro de que van a ganar mucho más, pero no quieren ceder absolutamente nada porque esto es una lucha de clases.
¿Y cuál es el papel que debe jugar en esa lucha el movimiento obrero organizado?
-No alcanza solamente con la voluntad del Gobierno, como fue lo de Vicentin que después se volvió para atrás. Me parece que el movimiento obrero tiene que salir a recuperar esa vida digna que ha tenido en los 70, no esperar una decisión que depende de un grupo de políticos que últimamente mira con más afecto a la clase más poderosa y privilegiada que a la que viene soportando todos los embates económicos que es la clase trabajadora, la clase pobre.
Pero algunos dirigentes de la CGT salieron a quejarse de que se enteraron “por los diarios” de los últimos anuncios del Gobierno: el fin del IFE, la reducción de los sectores que podrán obtener la ATP, la nueva y polémica movilidad jubilatoria…
-La CGT se entera de todo por los diarios, incluso hasta cuando participan de una reunión con las patronales y con los gobiernos. Me parece que la CGT se tendría que preocupar de llamar a elecciones y que a los trabajadores, con el paraguas inmenso que tiene, los representen dirigentes que verdaderamente se preocupen por sus derechos.
Nosotros también, como dirigentes que somos parte de esta CGT, nos enteramos de las acciones de la CGT a través de los diarios.
El Consejo Directivo de la CGT sacó un comunicado donde se mostró preocupado por las últimas medidas del Gobierno. ¿No fueron convocados ni consultados?
-Hace muchísimo tiempo que no nos han convocado a un confederal de secretarios generales, a un plenario de delegados. Toman decisiones para, supuestamente, defender los derechos de los trabajadores sin consultar ni siquiera a los máximos referentes de todo el país. Es la conducta que tiene esta CGT. Entonces, es lógico que el Gobierno actúe de esta manera. Es lógico que las patronales, unilateralmente, tomen decisiones sin consultarla porque para lo único que la consultan es para que acepten lo que tanto los gobiernos de turno como las patronales decidan.
Hablaste de Vicentin, y gran parte de los empleos comprometidos en la convocatoria de acreedores de la cerealera son parte de Aceiteros. ¿Cómo está su situación?
-Estamos peleando como gato panza arriba contra una patronal muy fuerte que se cree dueña de la situación, que ha estafado al Estado, no le ha pagado y encima ha salido airosa de una intervención en la que habíamos depositado toda la confianza.
El Gobierno tiene que ser mucho más fuerte, no sólo con Vicentin, sino con todas las patronales. Cuando el Gobierno ha sacado un DNU para que no despidan, salió Paolo Rocca y despidió a 1.500 trabajadores. Es como que un gremio no respete una conciliación obligatoria. Si esa es la condición, la clase trabajadora tiene que hacerse respetar y salir a enfrentar a las patronales como corresponde.
Si el Gobierno tomara una posición más firme con las patronales, ¿considerás que cuenta con el apoyo del movimiento obrero?
-Yo creo que sí, porque los trabajadores vienen pasándola muy mal. Veníamos mal de cuatro años de macrismo y nos agarró la pandemia con un gobierno que no sabemos realmente si está en condiciones de levantar lo mal que hizo Macri. Pero los trabajadores están esperando que tanto el Gobierno como los dirigentes sindicales se pongan al frente de sus necesidades. Si el Gobierno toma una decisión que sea favorecer a la clase trabajadora lo va a salir a apoyar. Tiene que convocar a todos los dirigentes, no solamente a la CGT, sino a todo el movimiento obrero. Ese es el camino.
A un año de gestión de Alberto Fernández, ¿cómo la evalúan?
-Con respecto a la pandemia, pensamos que se hicieron las cosas bien. Es difícil tomar una posición cuando uno no tiene la responsabilidad de gobernar. Cuando se han juntado con la oposición, como (el jefe de Gobierno porteño Horacio) Rodríguez Larreta, y tomaron decisiones en conjunto se pusieron de acuerdo en beneficio de todos los argentinos.
Necesitamos que los habitantes de nuestro país exijan a todos los políticos, sin importan de qué color político son, que hagan las cosas bien y se junten para sacar al país adelante porque las condiciones están dadas para hacerlo.
Foto: Eduardo Sarapura / Tiempo Argentino