Redacción Canal Abierto | “Bandidas. Once historias de ciertas mujeres” es el nombre del libro en el que el periodista Nahuel Gallotta recorre historias de vida de mujeres dedicadas al delito. Cada uno de los once capítulos en los que se divide el trabajo lleva como título el nombre y el oficio delictual de cada una de las entrevistadas.
En dialogo con Canal Abierto Radio, Gallotta se remontó al origen de su investigación y a cómo fue encontrando a las protagonistas de cada capítulo. “Llego por las fuentes que uno tiene por estos más de 10 años que llevo como periodista”, explicó. En este caso, todo comenzó cuando una persona le regaló a una mujer que cumplía arresto domiciliario el anterior libro del periodista, Conexión Bogotá. Tras su lectura, ella quiso conocerlo y lo invitó a cenar a su casa.
“La verdad no sé si decir que fui con prejuicios, pero me encontré con algo que no imaginaba. Por lo general creemos que llevan un estilo de vida que no es el mejor, que vas a entrar a la casa y van a estar escuchando cumbia a todo volumen y tomando vino a cualquier hora y que los hijos van a estar ahí descuidados. Acá era todo lo contrario: encontré una familia en la que la mujer era mamá y papá, cocinó para toda la familia, una hija volvía de un curso de peluquería y un hijo volvía de haber jugado al baby futbol toda la tarde”, contó.
“Por lo general siempre se mostraba a la mujer vinculada al mundo del hampa como víctima. El típico caso de la mula que estaba con muchos problemas económicos y un narco se aprovechó de ella y la mandó cargada a Europa y fue detenida. O una pareja que abusaba de la mujer o la golpeaba y un día la mujer se cansó, se defendió y lo mató. Siempre que se hablaba sobre mujeres y crímenes era sobre estos dos casos. Y encontré historias de mujeres que no sé si llamar de guantes blancos, pero sí que delinquían y podrían dejar de hacerlo porque ya tenían inversiones económicas que les permitían vivir de rentas, pero no podían dejar de robar. Me generó mucha curiosidad contar esas historias”, amplía el autor.
Otro punto que le llamó la atención y se puso como filtro para las historias que quería contar es que se tratara de personas cuyos delitos no implicaran el uso de armas. “Lo que más o menos cuentan las personas que delinquen como ellas, sin armas, es que se consideran artistas. Lo que dicen es que con un arma roba cualquiera. Porque le mostrás el arma a la víctima que sale corriendo o se tira al piso y te da la plata. Ellas dicen que eso es fácil y que lo puede hacer cualquiera, pero robar sin usar armas, sin usar la violencia y sin que la víctima lo note, para ellas es ser una artista”, narró el periodista.
“Lo que yo quiero contar no me lo puede contar otra persona que no sea la protagonista de esa vida. A mí no me interesa ir a hablar con el policía o con el fiscal como la agarraron o como actuaban. Si bien yo cuento sobre la especialidad del delito que tiene cada una, lo que más me interesaba era saber cómo eran en su casa como jefas de familias, cómo son como madres o como nietas y en qué se parecen y en qué no a las mujeres que no delinquen”, expresó.
¿Hay ramas del delito que son exclusivas o excluyentes de determinada identidad de género? El autor remarca que sí, como “las mecheras. Es muy raro que haya hombres que entren a los locales a robarse ropa”.
“La más rara me pareció fue una que estaba en una banda de piratas del asfalto. Eran 10 hombres y ella”, concluyó Gallotta.
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