Por Melissa Zenobi | El nacimiento de Ana, la hija de Carolina “Pampita” Ardohain y Roberto García Moritán, fue tema de todos los periódicos y portales de noticias, como lo fue también el casamiento de ellos, el embarazo, su espléndida salida de la clínica y ahora, la vuelta al trabajo.
Con titulares sumamente exitistas y meritócratas, la maquinaria mediática y empresarial celebró esta semana su “rápida recuperación”: “Todo por el rating: Pampita volvió a La Academia y Tinelli hizo dormir a Ana”, “Pampita, a solas con Teleshow en su regreso a ShowMatch: las claves para volver a 11 días del nacimiento de Ana”, “Otra vez en la rutina: a días de dar a luz a Ana, Pampita regresó a la televisión”.
El perfil de IG @mujeresquenofuerontapa, que detecta y analiza la violencia simbólica que ejercen los medios sobre las mujeres y diversidades, se refirió al mensaje y los sentidos que se construyeron en torno a este tema: “El mensaje es que las mujeres, las buenas, las lindas, las que valen la pena, las que merecen ser visibles, paren como si no hubiesen parido. Producen niños y siguen trabajando como si tal cosa. Mientras nosotras pedimos licencias por maternidad más extensas, los medios nos muestran esto”.
Aclarando que no se trata de una crítica a Pampita, ni al modo en que vive su maternidad, @mujeresquenofuerontapa explica que lo que hacen los medios y las marcas con las que ella trabaja, es una “expresión del sistema que pretende extraer de nosotras hasta la última gota de vitalidad, nos cosifica, deshumaniza, nos convierte en robots de carne y hueso. Producir, productos, servicios o personas, lo que haga falta para que la rueda siga rodando.Un sistema que nos anestesia, porque cuanto menos sintamos menos posibilidades hay de rebelarnos”.
“Es un mensaje que dice que no existe el puerperio, no existe el dolor del post parto, no existe la depresión post parto, solo existe la maternidad rosa y feliz, existe solo que seas una cosa bonita al servicio del mercado”, dicen.
Maternidades reales
Mariana acaba de ser mamá. A poco más de un mes de haber nacido su hija Luisina, opina que éste es un mensaje “que no hace falta”. “Si bien a cada una le toca vivirlo diferente, no está bueno que muestren no respetar los tiempos que necesita una mujer cuando nace un bebé. Y lo del cuerpo ya aburre, deberían dejarse de joder con eso. Fuera de que tiene suerte de estar joya, no hace falta remarcarlo, más que nada por las que lo leen y no lo están viviendo así”, sostiene.
Al respecto, la Licenciada Lourdes Gelay (@lourdesgelay en IG), psicóloga especializada en Infancia y Perinatal, afirmó: “Los titulares y artículos que ponderan y resaltan que Pampita esté tan bien se refieren solamente a lo físico, a la apariencia, y bajo los parámetros hegemónicos. Y pese a que se desconoce la relación contractual que mantiene con sus empleadores, donde pareciera que no se respetó la licencia correspondiente, el hecho sirve para pensar la falta de cuidado para con las personas que gestan, y que cuidan, ya que las licencias tienen un motivo, y deberían ser consideradas mucho más en términos de ampliarlas en pos del beneficio de toda la sociedad”, indica Gelay.
“Los primeros días de una mujer que acaba de tener un bebé suelen ser muy diversos, pero en general son disruptivos a nivel psíquico, porque se está adquiriendo una nueva identidad y eso requiere un proceso que lleva tiempo, trabajo, compañía. Se trata de tiempos subjetivos que nada tienen que ver con los tiempos reales, porque, aunque pensemos que 11 días es muy poco, en esos 11 días pasaron un montón de cosas”, cuenta Gelay, que coordina grupos de reflexión de personas que crían.
También explica que “en esos primeros días, las personas gestantes aún tienen pérdidas de sangre, dolores por amamantar, por todo lo que implica que el cuerpo comience a reconocer que tiene que empezar a generar leche. Estas cosas no son cómodas, y si bien se puede acomodar para estar a la altura de una sociedad que nos exige ser productivas, hacerlo no es nunca sin efectos”.
“Dicen que hace falta una tribu entera para criar a un niño, y quizás otra arista a reflexionar sea la enorme red de sostén que ella tiene, y que es lo que hizo posible su regreso”, remarcó la especialista, y afirmó: “Las redes de sostén son la clave para que las tareas reproductivas y de cuidado sean menos desiguales y sin tanta relegación femenina”.
Entre los grupos que coordina Gelay, el tema no pasó desapercibido por otras mujeres que también pasaron por ese momento. “Desde el color blanco elegido para salir de la clínica, los modelos con que viste en TV, el hecho de llevar a la bebé a un estudio tan concurrido en medio de una pandemia, que la besen, son cuestiones muy movilizantes para estas mujeres”, cuenta. Y sobre los nacimientos en pandemia, la licenciada explica que “es algo que también genera mucha angustia. Por un lado la soledad de haber pasado embarazos más a solas, y también la ansiedad de que conozcan a tu hija o hijo, pero los temores de que se contagie”.
“En el plano individual, podemos entender que se trata de los deseos de una mujer y son respetables. Sin embargo, no podemos dejar de lado que Pampita es una persona pública, y esto ocurrió en el ámbito público, entonces merece un análisis social” -dice Gelay, y profundiza- “Como nos referimos a las licencias que no se respetan, también hay un corrimiento del deseo de maternar y estar con la bebé en pos de seguir siendo productiva, de seguir con el show, con la belleza, y en muchos casos con las respuestas a necesidades sexuales de las parejas, el cuidado de otros hijos, y muchas exigencias que no cesan nunca, ni siquiera después de haber parido, que es un hecho extremo, y que no haya un tiempo de descanso después de eso, es muy rupturista”.