Redacción Canal Abierto | Desde el vértigo de tener que amigarse inmediatamente con las tecnologías, pasando por las conectividades defectuosas o lo positivo que representó para los medios de comunicación el hecho de tener que incorporar nuevas herramientas y mejorar la comunicación interna sin tiempo que perder; hasta las dificultades de sostener el vínculo con las poblaciones más vulnerables y la necesidad de reemplazar labores habituales por asistencia alimentaria y sanitaria, o la urgente articulación con los municipios y diferentes instancias estatales y la consolidación de redes con otras organizaciones.
Estas y otras son las aproximaciones a las que arriba la primera etapa del estudio en curso Comunicación y organizaciones sociales: desafíos, dificultades y estrategias ante la pandemia por COVID-19, realizado por un grupo de periodistas, comunicadores, docentes e investigadores del departamento de Comunicación del Centro Cultural de la Cooperación(*), que se propone indagar sobre estrategias, herramientas y modos utilizados durante el aislamiento decretado por la emergencia sanitaria, tanto para la comunicación interna necesaria para el funcionamiento operativo de las tareas habituales y las emergentes en las organizaciones sociales, como para la difusión de sus actividades e iniciativas.
Para el primer tramo participaron de una entrevista colectiva integrantes de la Asociación de Mujeres la Colmena y FM Reconquista de José León Suárez, de la Mutual Carlos Mugica y FM La Ranchada de Córdoba, del Centro de la Mujer “Marcelina Meneses” de Quilmes y de la escuela Isauro Arancibia, ubicada en CABA, en la que describieron aspectos de la comunicación que se vieron modificados, interrumpidos o potenciados a partir de marzo de 2020.
En los siguientes párrafos, como anticipo, una síntesis de las ideas destacadas surgidas del trabajo que será publicado este año.
Mutual Carlos Mugica – FM La Ranchada | Córdoba
La Mutual Carlos Mugica nació en 1987 y en la actualidad lleva adelante diferentes espacios de trabajo social y comunitario, como la FM La Ranchada 103.9, fundada en 1989, la Red de Consumo Popular en la que participan pequeños productores de alimentos, el Equipo Territorial qué articula con otras organizaciones barriales, un taller textil, el programa Pro.Ha.s. (Producción de Hábitat Social) que es un espacio de venta de terrenos con precios accesibles para los trabajadores y trabajadoras de sectores populares, un Centro de Formación Profesional y una web de noticias. La organización integra la Unión de Trabajadores de la Economía Popular –UTEP- y la radio forma pate del Foro Argentino de Radios Comunitarias –FARCO- y de la Asociación Latinoamericana de Estudios Radiofónicos –ALER-.
Emilia Calderón, productora general de FM La Ranchada, contó: “Solo tuvimos una semana qué no fue nadie a la radio qué fue la primera qué se decretó la cuarentena, y después solamente estaban el operador, la operadora, el conductor y la conductora y más adelante ya empezamos a ver que había permisos para otras áreas”.
“Al ser tantas personas –continuó- y trabajar con tantas áreas nos tuvimos qué acomodar a vernos por Zoom o mandar audio por WhatsApp y me parece que al principio había mucha desinformación con respecto a los contagios, por ejemplo con lo que pasó en Córdoba, si los hospitales tenían camas o no, había mucho miedo al principio y eso hizo que la información fuera acotada, pero una vez que supimos organizarnos el trabajo desde WhatsApp, Meet o Zoom, nos sirvió mucho y nos hizo poder avanzar en la comunicación interna”.
En la organización, algunas de las computadoras que se utilizan para las clases de los talleres fueron cedidas a los realizadores de los programas de la radio, junto con micrófonos y otros equipos para que puedan producir los programas y realizarlos en vivo vía Skype.
“La Red de Consumo Popular y también tuvo que repensar sus modos de comunicación, hacer formularios de Google, fue un proceso de repensarnos y me parece que nos ha fortalecido como mutual”, agrega Emilia, y recuerda: “En La Ranchada nos pasó que la información llegaba a Córdoba pero era de Buenos Aires, de los grandes medios de comunicación entonces empezamos a contar qué pasaba en los barrios populares donde no hay agua potable para lavarse las manos, donde no hay guita para comprar alcohol en gel, donde no había barbijos y el Estado decía que los estaba entregando pero era un frasco de alcohol en gel para 40 personas y duraba uno o dos días en un comedor; el movimiento Carlos Mujica llevó a cabo una campaña que se llamó “Comer bien” para que la gente donara plata para la compra de alimentos que iban para comedores y merenderos”.
Por su parte, Javier Díaz, diseñador web y editor del portal de FM La Ranchada, destacó: “Las plataformas de trabajo colaborativo veníamos implementándolas en la radio en los últimos años pre pandemia, pero naturalmente que fue la herramienta más importante, además de los grupos de WhatsApp”.
“Las personas que se encuentran en alguna situación de vulnerabilidad en cuanto a sus derechos encima –prosiguió- también se veían vulnerables hablando del acceso a la información. Entonces teníamos algo de experiencia realizando transmisiones bajo esta modalidad, hace un par de años era por Skype, después a través de línea telefónica pero no estábamos preparados de todas maneras para trabajar en modalidad virtual y resultó toda una complejidad”.
La emisora también destinó durante el ASPO un segmento semanal de su grilla para que estudiantes de una institución de educación media para adultos que tenían dificultades de conectividad pudieran tener clases a través del aire de la radio.
Díaz retomó la importancia que la organización le dio a la disputa por el mensaje contra los medios comerciales durante la etapa más cerrada de la cuarentena: “La radio cumplió un rol fundamental especialmente brindando información fehaciente y por otro lado tratábamos de replicar lo que sucedía en los barrios, que era algo totalmente diferente a lo que sucedía en el centro de la ciudad de Córdoba, fue muy fuerte ese estereotipo que lo venimos cubriendo con lo que es la violencia policial, con la persecución que hay con algunos sectores de villas, concretamente de la ciudad de Córdoba”.
“Somos defensores de la presencia del Estado y cuando no está el Estado sabemos que los vecinos y las vecinas pueden contar con la radio para que se puedan solucionar casos concretos. Hablando de comunicación externa la radio no solo cumplió el rol de compartir información veraz y fehaciente sino un rol de denuncia de lo que estaba sucediendo con nuestros sectores en el marco de la pandemia”, concluyó el realizador.
Centro de la Mujer Marcelina Meneses | Quilmes
El centro Integral de la Mujer “Marcelina Meneses”, ubicado en el partido bonaerense de Quilmes, trabaja desde 2001 por la defensa de los derechos de las mujeres y las comunidades migrantes.
Reina Torres es una de las fundadoras de la organización y en la actualidad es la directora General y secretaria de la Comisión Directiva. Es técnica en Economía Social y Solidaria de la Universidad Nacional de Quilmes y promotora territorial en prevención de VIH. Además, es la Directora de Migrantes de la municipalidad de Quilmes.
Durante el encuentro comenzó recordando el surgimiento del espacio: “En la zona sur no había una organización que trabaje por las mujeres y los migrantes, todo era en Capital y justamente acá en Quilmes hay una gran cantidad de comunidades migrantes diferentes, la más grande es de Paraguay pero también hay de Bolivia y Perú, aparte de algunas italianas, portuguesas y muchas familias venezolanas. El centro también trabaja en acompañamiento socio-jurídico. Se formó un grupo porque están viniendo muchos casos de violencia de género, de trata”.
También desarrollan talleres de idiomas cómo el quechua, inglés y portugués, tejido y costura, electricidad, computación, reciclado, cuentan con espacio de enfermería, terapia grupal, nutricionista y apoyo escolar además de gestión de programas sociales y laborales.
“Por la pandemia estuvimos mucho con lo virtual pero ahora empezamos con la presencialidad y también estuvimos asistiendo inmigrantes con el tema de alimentos, con kit de cuidados de covid porque mucha de la gente quedó sin trabajo y la gran mayoría de migrantes trabaja de manera informal y no tenía un sustento, no pudo acceder a un plan y tuvimos que trabajar haciendo redes con el municipio y con otros organismos de Nación y Provincia”
“A nosotros internamente nos resultó muy nuevo esto de estar conectados por WhatsApp –reconoció Torres- , pero por suerte somos una asociación sin fines de lucro y justamente el año pasado comenzamos con un proyecto que lo financiaba el Fondo de Mujeres del Sur y pudimos comprar el Zoom para dar las capacitaciones durante todo el año, fue una manera de llegar a más personas pero también teníamos está dificultad de qué hay muchos que por ahí no tienen internet y hay mucha gente que dejó de trabajar. Muchas de las compañeras nuestras trabajaban en tareas domésticas y tampoco podían ir porque no podían viajar o se quedaban sin trabajo y siempre nosotros mediante el grupo estábamos tratando de ver qué necesitaba cada una. Mucha gente no sabía manejar la computadora y apenas el WhatsApp, así que nos comunicábamos mediante Zoom y tuvimos que ver cómo se instalaba, cómo usarlo y una parte del proyecto fue destinada para compra de alimentos porque veíamos que muchos necesitaban esa contención”.
“El centro estuvo haciendo capacitaciones con el tema de derechos, salud, invitábamos a la gente del hospital y daban talleres, también abogados que hablaban de temas como violencia de género y siempre eran talleres de capacitación, charlas hacia referentes de otras organizaciones pero todo eso cambio a raíz de esto, entonces seguimos con los talleres pero empezamos con el tema virtual. El contacto después creció mucho más porque tuvimos que hacer redes de contención o compartir información de dónde hay un comedor o lugar dónde entregan alimentos, en los casos de violencia de género se iba a la comisaria y había un papelito pegado que dice ´la denuncia es por vía online´, o que se comuniquen a tal correo y era imposible así, la gente no sabía dónde ir. Toda la gente necesitaba más ayuda y más la gente refugiada que por suerte también ayudamos a muchos a legalizarse porque no tenían donde irse”, agregó.
Y destacó: “Hicimos un montón de flyers del COVID en quechua, también difundimos mucho la línea 144 y el significado de ir a la farmacia a pedir un barbijo rojo, todo eso traducido al quechua y también al lenguaje de señas porque nos pareció muy importante ya que a veces la gente está todo el tiempo viviendo con el agresor y no sabe cómo hacer para denunciarlo”.
“Al migrante no le llegó la ayuda del gobierno, entonces era peor todavía porque no cobran la Asignación Universal, no cobraba el IFE, familias que no tenían nada ni para comer así que eso fue un trabajo de todos y todas en el municipio y en las redes y grupos que se fueron formando”, sintetizó Reina Torres.
Luego, Nair Parra, integrante del área de Comunicación, valoró: “Trabajamos con gente qué viene hasta del centro, por eso fue difícil. También fue complicado por el tema de que nosotras salíamos a la calle a brindar asistencia, damos información y de golpe se cortó todo”
La Colmena – FM Reconquista | José León Suárez
La Asociación de Mujeres La Colmena del barrio de Villa Hidalgo, en la localidad de José León Suárez del partido de San Martín, gestiona el Jardín Comunitario N° 1 “La Colmena” reconocido por la provincia de Buenos Aires, el jardín maternal “La Colmenita” y la FM Reconquista que emite desde marzo de 1988 en el 89.5 mhz. de la frecuencia modulada. La Asociación y la radio integran la Mesa de organizaciones del Área Reconquista y la emisora también forma parte de la red FARCO desde sus inicios. Desde 2017 en la sede de la emisora funcionan varios tramos del Plan FINES, de finalización de estudios secundarios para personas adultas.
Carmen Gómez, fundadora e integrante de la conducción, recuerda que la organización se creó a mediados de la década del 80 con el objetivo de contener y acompañar a mujeres del barrio en situación de violencia, vulneración o abandono y luego, para completar ese objetivo, decidió crear espacios de cuidado para los hijos e hijas de esas mujeres que se acercaban al centro barrial. Así nacieron los jardines, que en la actualidad forman parte de la Red de Jardines Comunitarios de Zona Norte.
“La Colmena nace con una misión –cuenta- qué era trabajar por la promoción y el fortalecimiento de las mujeres de nuestros barrios pobres y en ese fortalecimiento surgió la idea de que había que ir a trabajar y no había quién cuidase a los niños, porque en estos lugares no hay muchos jardines, había jardines pagos, por eso hace 27 años qué creamos este jardín”
Sobre el vínculo de la emisora con la comunidad sanmartinense, Jorge Wagner, editor artístico y encargado técnico de la casa desde sus orígenes, describe: “Otra de las tareas que consideramos importantes fue una serie de talleres que hicimos en el penal 48 de José León Suárez, de los cuales surgió algo que ya tuvo bastante repercusión qué es Radio Mosquito, un proyecto que funciona como una productora dentro de la cárcel, qué la iniciamos con unos compañeros en el año 2012 con el apoyo del AFCA”.
“Parecidas a las experiencias de todas las organizaciones qué tuvieron que de pronto amigarse con la tecnología en una velocidad mayor a la que naturalmente ocurre, el tener que conectarnos a la reunión de Zoom, qué fue toda una novedad, se fue implementando con los grupos de WhatsApp”, detalla sobre la tarea en los últimos tiempos, y asegura: “En nuestro caso fue positivo el tema del aislamiento porque la radio en ningún momento dejó de emitir y se trató de mantener a casi todos los programas al aire, entonces cada uno, sobre todo la gente mayor qué no está muy familiarizada con la tecnología, qué todavía iban con los CDs a hacer los programas, al no poder ir a la radio y querer mantener la emisión empezaron a grabar en casa. Así, los métodos caseros de grabaciones fueron una de las cuestiones que nos ayudaron, o mandar archivos ya sea a través de la nube o de los grupos de WhatsApp para que la persona tenga el archivo en MP3 para difundirlo y todo esto en dos o tres meses se resolvió, prácticamente ningún programa dejó de estar al aire”
“Nadie sabía editar un programa, por ahí te mandaban una archivo en crudo y no había gente en la radio para hacer la edición, entonces muchos aprendieron a usar los programas básicos de edición y lo hacían grabando el audio desde su celular y con su compu editaban los programas y ya los mandaban con el audio dentro del programa, ósea qué fue una medida emergencia para mantenernos comunicados y qué sirvió porque mucha gente no se hubiese amigado tan rápido con la tecnología”, resaltó.
Por último, Wagner comentó los inconvenientes técnicos que tuvo el transmisor de la FM durante la última etapa: “Tuvimos que armar un equipo de emergencia en medio de la pandemia porque en septiembre de 2019 en nuestra frecuencia, que está hace 34 años, apareció una radio del Grupo Octubre de mucha potencia, quedamos reducidos a una isla y tuvimos que armar un grupo de trabajo especial porque presentamos nuestra denuncia en ENACOM contra esa radio, armamos un grupo con nuestra abogada para enfrentar a este gigante que terminó corriéndose de esa frecuencia después de las presiones que se ejercieron, pero fue un trabajo arduo que también nos complicó el tema de la comunicación”
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También participó de la charla Rafael González, coordinador general de FM Reconquista: “La pandemia nos enseñó un montón de cosas porque sé extendió en todo el territorio y se sumaba qué no teníamos buen internet. Nosotros acá en la radio tenemos una secundaria para adultos y estamos cubriendo también espacios dónde los alumnos y alumnas no tenían de qué manera comunicarse con los profesores y las profesoras, entonces a través de la radio formamos y transformamos un programa de radio pura y exclusivamente para los chicos y las chicas de la secundaria. Todos los jueves se hacía un programa especial dónde entrevistaban a referentes, a compañeros de la cultura, de la educación, compañeros políticos, de organizaciones para que todos puedan tener su clase normal hasta el punto de que tuvimos mucho éxito ahí porque todos los alumnos de todo el territorio se unían a este programa”.
“La pandemia nos hizo aprender muchas, nosotros estuvimos en el aire con mucho sacrificio, llevando adelante todas las actividades”, añadió.
Sobre el vinculo con las redes locales, relató Rafael: “No teníamos teléfono porque nos cortaron la línea pero seguimos trabajando a través de WhatsApp, del Meet y seguíamos haciendo los programas. Los chicos de la secundaria UNSAM también trabajaban con sus programas a través del Meet, acompañamos a las demás organizaciones teniendo un informativo territorial con el cual nos comunicamos con cada una de las organizaciones para manejar las noticias que tienen y eso sirvió en época de pandemia para seguir conectados con todo el territorio. Fue difícil porque teníamos que organizarnos para ver de qué manera llevar adelante la propuesta informativa, porque era muy importante para el territorio”.
“También tuvimos el problema de que había mucha gente en las secundarias para adultos que no estaban conectados a la radio o al centro comunitario o el centro de salud, no teníamos como conseguir los recursos y tuvimos que hacernos cargo de conseguir los alimentos y los artículos de limpieza, por eso digo que para nosotros fue una experiencia muy positiva porque no nos han vencido”, agregó
Finalmente, el comunicador lamenta: “Defendemos el Gobierno y al Estado pero en algunos lugares falló el Estado, escuchamos que había internet gratuito para todos y nosotros estábamos acá sin nada, tuvimos que juntarnos para organizarnos y ver de qué manera los alumnos no perdieran el año”.
Escuela Isauro Arancibia – CABA
El Centro Educativo Isauro Arancibia, fundado hace más de 20 años, depende del ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y está ubicado en el barrio porteño de San Telmo. La institución trabaja en la educación y acompañamiento de niños, adolescentes y adultos en situación de calle o de vulneración social extrema. Incluye un jardín de infantes, una primaria y una secundaria, además de desarrollar articulaciones con áreas de Salud, Justicia y Trabajo, tanto de Ciudad como de Nación. Allí funcionan un centro de formación laboral, un centro de actividades infantiles y un centro de integración social en el que viven cerca de 20 adolescentes. Además, desde 2011 existe un Asociación Civil encabezada por las y los trabajadores con el objetivo de acompañar y fortalecer las actividades del CEIA.
Martina Matusevich es docente e integrante de la Comisión de Comunicación interna, y coordinadora del taller en el que se produce la revista La realidad sin chamuyo, que ya cuenta con 15 años de antigüedad.
Sobre la población que da vida a la Isauro, advierte: “Tenemos un territorio extraño porque trabajamos con muchos nómades, con ranchadas de pibis que habitan la ciudad de Buenos Aires y con muchas personas de barrios del conurbano”.
“El Isauro tiene más de 80 trabajadores – sigue- entonces hay muchos subgrupos por área y el tema era clarificar la comunicación, y para eso creamos otro grupo paralelo para que la información que no era de la organización vaya por otro lado y no se pierda lo importante”.
“Las decisiones sobre lo que se publica son colectivas, siempre hay un consenso sobre lo que se publica y siempre partimos de que somos maestros y maestras y no somos periodistas, no corremos al ritmo de las noticias y no todas las noticias son de nuestra incumbencia, porque sino la realidad nos abruma”, señala la educadora.
Más adelante, la profe recogió las experiencias de las otras organizaciones y las comparó con las de la escuela porteña: “Como en cada institución que educa nos encontramos con un montón de problemas porque claramente trabajamos con una población qué no tiene conectividad y que tampoco tiene celulares”.
“Me maravillaba con los programas de radio que hicieron y que después se retomaban en las aulas virtuales, me pareció una belleza y pensaba en todas las estrategias que desarrollamos al interior, de cuidado y cómo no nos funcionaba nada, porque no tenían redes, porque aunque sean adolescentes no hay facebook, instagram, nada, y los grupos de WhatsApp tampoco eran efectivos porque les pibis tienen celulares pero tienen uno para toda la familia o lo está usando alguien y se lo llevó de la casa”.
“Cuando hablamos de gente en situación de calle las lógicas son otras, y también la información que surge como la de cuáles son los cuidados: qué significa ´quédate en casa´ para gente que no tiene casa. Era difícil hablar de covid con nuestros estudiantes cuando la información era TN y no sus propias vivencias”, apreció.
Y respecto de las problemáticas internas, sentencio: “Fue muy difícil, creo que la Isauro atravesó y hoy por hoy siguen las secuelas de una gran crisis debido a la falta de presencia humana y a la falta de pibes, de lo que nos da sustento como institución. Tuvimos problemas que nunca habíamos tenido”.
Sobre el final de su intervención, la docente detalló algunas de las estrategias empeñadas en el objetivo de llegar a los y las estudiantes: “Desde el Isauro queríamos construir información que tuviera que ver con la educación muy específicamente, por ejemplo la deficiencia de los bolsones alimentarios o lo poco nutritivos que eran. También tuvimos que salir a convocar donaciones porque ¿cómo haces cuando todo el barrio tiene hambre y va a la misma entrega de bolsones?”
“También cómo pararnos con el tema del acceso a las computadoras: ¿de qué educación virtual estamos hablando cuando no hubo dispositivos ni conectividad para nadie que no la tuviera? O hacer campaña de prevención para nuestras comunidades por fuera de las oficiales, porque quedarte en tu casa no existe. Nos tocó encabezar información específica para comunidades específicas y hacer valer esa voz porque no estaba esa voz en los medios hegemónicos”, finalizó Matusevich.
*El proyecto lleva las firmas de Ianina Lois, Yamila Campo, Ana Carola Pardo, Leo Vázquez y Ana Laura López
Foto principal: Integrantes de la comunidad de la Isauro Arancibia con la revista La realidad sin chamuyo