Por Melissa Zenobi | La joven Camila llega a Buenos Aires con su mamá y su hermanita tras haber pasado toda su vida en la Ciudad de La Plata. Ahora tiene casa nueva, barrio nuevo y un colegio en el que a modo de bienvenida le piden que guarde el pañuelo verde que traía en su mochila. La película cuenta el recorrido de Camila en este nuevo contexto, sus búsquedas, su maduración y empoderamiento personal. Al mismo tiempo esta historia constituye una marca de época en una Argentina marcada por la marea feminista, y su correlato en las juventudes.
Protagonizada por Nina Dziembrowski, la historia atraviesa temas como los vínculos intrafamiliares, las diversas identidades, el despertar de la sexualidad, las violencias, y la sororidad. El film ya tuvo su estreno mundial en la Festival Internacional de Cine de San Sebastián, y recorrió festivales internacionales en España, Brasil, Noruega, India, Suiza, Estados Unidos, Holanda, Reino Unido, Lituania, Francia.
“Hay un arte que encuentra los canales de rebeldía y de señalar cosas”, destaca la directora Inés Barrionuevo en esta conversación con Canal Abierto.
¿Por qué hablar de la adolescencia? ¿Qué te inspiró a contar esta historia?
-Siempre me interesaron las películas de adolescentes, eran películas que a mí me gustaba ver incluso cuando empecé a interesarme por el cine. Un poco creo que hago las películas que me gusta ver, e incluye también a otra gente en el mundo que comparte el interés y tiene cierta fascinación por este momento de la vida. En mi caso fue una de las etapas más lindas, donde todos los días son una aventura, pero también donde hay más conflicto. Luego en la vida uno aprende y los conflictos los va atravesando y procesando diferente, pero en ese momento cada día implica una pequeña película: los amigos, el colegio, la familia, el despertar sexual, y eso genera personajes de cine súper potentes.
Sin dudas hay una marca de época muy fuerte en esta película ¿Cómo fue trabajar con lo que estaba pasando?
-Fue un desafío trabajar en algo tan contemporáneo, en algo que yo estaba viendo en ese mismo momento. Esto nunca me había pasado, y el trabajo fue hacer una construcción que justamente lo desencajara un poco de ese momento. Sin hacer un documental, quise contar ese mundo que yo veía, de chiques con una fluidez en sus movimientos y de deconstrucción de la heteronorma y el patriarcado. Yo quería contar sobre estos adolescentes que veía en la calle, y esa fue la decisión, y hacer una ficción que no sea naturalista, sofisticando a esta juventud. Que fuese palpable, pero en el marco de una ficción.
¿Cómo viene siendo la recepción de la película en los festivales donde estuvo?
-Estrenar en San Sebastián generó una pantalla para la película súper importante, incluso estar en la competencia oficial le dio un impulso muy grande. Ahora la película también se estrena en cines de España y Francia, pero estuvo en la India, en México, en Londres y cosechó algunos premios. Esto hace que circule y se encuentre con el público, que es lo más lindo que hay. En los festivales tenemos la instancia de conversación con la gente, y aparecen vínculos con gente, que es único.
¿Crees que esta película pueda incomodar a algunos sectores?
-Ojalá incomode, significa que está bien. Si algo le gusta a todo el mundo, me resultaría sospechoso. Creo que puede incomodar porque la derecha tiene mucho odio, no solo en cuestiones de misoginia, sino a todas las libertades y elecciones personales, y de cuestiones de cómo estas nuevas generaciones se manifiestan. Y subestiman a la juventud, o sobreestiman a la vejez, que me parece un error.
¿Qué les dirías?
-Los invitaría a ver la película, que ahí está lo que tengo para contar.
Sin dudas en los jóvenes está el germen de la rebeldía que necesitamos para transformar ¿Qué tiene el arte para aportar en este sentido?
-Me parece que hay un arte que encuentra los canales de rebeldía y de señalar cosas que otros rubros no, aunque tampoco es que el arte se tenga que ocupar de eso, tampoco sé de qué se tiene que ocupar, y es una incógnita que atraviesa a toda la historia del arte. Están las vanguardias artísticas que se han generado de las luchas y son momentos increíbles, y en ese sentido el cine es más elitista. Se requiere mucho dinero para hacer cine y también para ir a verlo. Mi anhelo es que se acerque a verla gente de los colegios y de esa edad, pero también gente adulta, y cómo gracias a esas otras generaciones que sufrieron y la pasaron mal se consiguieron cosas.
¿Qué tiene el arte para aportar al feminismo?
-Creo que tiene más el feminismo para aportar al arte que al revés. Ser una mujer feminista en este contexto, en esta actualidad, me hace hacer un tipo de arte, me hace contar un tipo de historias y poner la vista en cosas que antes no veía, y me hace hacer esta película. Y eso es un boomerang de ida y vuelta con el público. Es una película que seguramente 10 años atrás no se me ocurría pensar, porque no tenía el contexto.