Redacción Canal Abierto | Con el decreto presidencial del 17 de mayo, Guillermo Lasso disolvió la asamblea legislativa y, por el mecanismo denominado “muerte cruzada”, desmanteló el Poder Ejecutivo convocando a su vez a elecciones anticipadas para completar el mandato.
La constitución ecuatoriana pone un plazo de seis meses a partir de esa convocatoria para establecer un nuevo gobierno. En consecuencia, el Consejo Nacional Electoral (CNE) convocó a elecciones para la primera vuelta en 90 días y 45 días después, en caso de ser necesario, la segunda vuelta o balotaje. Estas fechas son el domingo 20 de agosto y el domingo 15 de octubre de 2023.
Para conocer el escenario electoral y el contexto político social en que se llevarán adelante estos comicios Canal Abierto dialogó con Carolina Viola Reyes, politóloga de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE), desde Quito.
Las razones de la “muerte cruzada”
“El gobierno de Guillermo Lasso venía cayendo tanto en su popularidad como en su credibilidad de manera acelerada desde hace meses. Por un lado, debido a la incapacidad de generar un plan de política pública coherente con las necesidades ciudadanas, por otro, por la incapacidad de generar apoyos dentro de la Asamblea Legislativa a fin de poder llevar adelante un proyecto político que era profundamente cuestionado”, explica Viola Reyes. “Además de un problema de capacidad de gestión pública grave. Al momento de la ‘muerte cruzada’, casi todos los ministerios estaban con unos niveles de ejecución de presupuesto de entre el 10 y el 12%, llegando a mediados de año. Eso está indicando una incapacidad de ejecutar la política pública”.
“Había problemas tanto en la capacidad de decisión como en la capacidad de ejecución y, cuando se decidían cosas, muchas veces eran cuestionadas por la población. Por ejemplo, una de las acciones fue una reforma tributaria que ha generado un descalabro en la finanzas de las clases medias, tanto así que el mismo gobierno está rectificándola ahorita para tratar de paliar el desastre, pero el desastre ya está hecho”.
“Alrededor del 83% de los ecuatorianos no confiaban en el presidente. Entonces esta situación llevó a que se demandara a la Asamblea Nacional que hiciera algo”.
La Asamblea Nacional empezó el proceso de juicio político pero sectores dentro del cuerpo legilativo obstaculizaron el proceso. “Eso le dio tiempo al Gobierno para articular una respuesta y pocos días antes de ser destituido porque ya se habían conseguido los votos, el presidente decidió adelantarse y utilizar un mecanismo que es perfectamente legal en la Constitución, la muerte cruzada. El problema es que es un mecanismo para salir de crisis políticas, no para salir de su crisis personal.
Seis meses de gobierno por decreto y convocatoria a elecciones
“La muerte cruzada implica la destitución de la Asamblea y la posibilidad de que el Presidente gobierne por seis meses vía decreto, pero sólo respecto a las leyes económicas urgentes. No es que pueda aprobar cualquier cosa en este contexto sin asamblea, sino sólo leyes económicas urgentes que pasen además por la aprobación de la Corte Constitucional entonces ese fue el escenario”.
El decreto de “muerte cruzada” no tuvo mayor oposición, no hubo movilizaciones populares de peso, de alguna forma se pacificó la situación.
-Lo que pasa es que la situación de descrédito del gobierno también la tenía en la Asamblea, porque ha hecho un rol nefasto y ha trabajado a espaldas y en contra de los intereses del pueblo. Si tú revisas los sondeos de opinión tanto a nivel regional como también nacionales, los niveles de aprobación de la Asamblea están por debajo del 2% en el momento de la muerte cruzada. Los ecuatorianos no querían saber nada ni del presidente, ni de la Asamblea, ni de ninguno de estos actores que han coparticipado en este proceso nefasto para las condiciones de vida de las grandes mayorías de este país.
También, hubo una movida estratégica, en el momento en que se decreta la muerte cruzada automáticamente se llama a nuevas elecciones, porque Lasso podía haber esperado unos meses para convocarlas, pero no habría aguantado. Entonces al llamar inmediatamente a elecciones pone a todas las organizaciones sociales a trabajar en el tema electoral, desvía la atención y baja la tensión en las calles.
El escenario electoral
Ocho fórmulas presidenciales se han inscrito ante el CNE para competir por un lugar en el Palacio de Carondelet. El pasado 20 de junio terminó el proceso de revisión de los requisitos que debían cumplir los candidatos. Las candidaturas de los binomios presidenciales aceptados son: Daniel Noboa y Verónica Abad, de la alianza Acción Democrática Nacional; Jan Topic y Diana Jácome, de la alianza Por un país sin miedo; Bolívar Armijos y Linda Romero, del movimiento Amigo; Otto Sonnenholzner y Érika Paredes, de la alianza Actuemos; Yaku Pérez y Nory Pinela, por la alianza “Claro que se puede”; Luisa González y Andrés Arauz, del movimiento Revolución Ciudadana; Fernando Villavicencio y Andrea González, por el movimiento Construye; Xavier Hervas y Luz Marina Vega, de RETO.
Según lo dispuesto por el CNE, la campaña electoral será de 10 días, entre el 8 y el 17 de agosto, es decir, pero cabe la posibilidad de que si no hay recursos contra ninguna de las fórmulas presentadas se adelante el inicio para el 4 de julio. Aún está pendiente la formalización de las listas de asambleístas nacionales, provinciales y por el exterior.
En este escenario, ¿para el próximo 20 de agosto cuáles son las fuerzas en pugna y cuáles son los candidatos con mayores posibilidades?
-Tenemos ocho binomios que aspiran a la presidencia. La mayoría de esos candidatos no vienen de recorridos dentro de los partidos políticos o dentro de las tiendas políticas que los están impulsando. Eso no es un dato menor porque parte de los problemas que tenemos es que los partidos políticos no representan a nadie por qué funcionan como vehículos electorales que se activan durante las elecciones, son tiendas de alquiler que se rentan a candidatos que tienen dinero para hacerlo y que se usan básicamente para poder aspirar a un cargo de elección pública. Eso genera un problema porque cuando llegan estos candidatos a la presidencia no tienen ninguna base de apoyo para poder llevar adelante un proyecto político.
No responden a nadie…
-Y tampoco las tiendas políticas responden a nadie. Para los electores es muy problemático porque cuando tú dices: ‘bueno, yo me adscribo a ciertos valores y buscaría una tienda política que de alguna manera se corresponda con mis valores’. El problema es que estos partidos políticos no tienen ningún valor, son vehículos que se utilizan para las elecciones. Con la excepción del (Movimiento de Unidad Plurinacional) Pachakutik, que no está corriendo con candidato propio en estas elecciones, pero tiende a elegir sus candidatos desde las bases, aunque no todos, por eso también tuvieron problemas. En la Asamblea había muchos candidatos que no venían de las bases y no respondían ni a la ideología ni a los valores, ni al sentir de los votantes del Pachakutik.
Por ejemplo, el Partido Social Cristiano, que es un partido que ha representado históricamente a las élites exportadores de este país, actualmente está llevando a la presidencia a un candidato, Jan Topic, que en la televisión dice que no tiene nada que ver con este partido político. Dice que no tiene nada que ver con el partido y después quién le va a apoyar cuando tenga que llevar adelante una propuesta política. No se puede decidir solo en democracia, no funciona así, tienes que tener el consenso del órgano legislativo. Eso parece que se les olvida un poquito a estos candidatos, porque están subidos en el discurso del rechazo a la política institucional.
Las listas de candidatos son de pena, son para ponerse a llorar. Eso lleva a que, en general, la gente sienta un rechazo por la política porque asocia la política al mal gobierno y los candidatos utilizan ese argumento también como vehículo para justificar el hecho de que no responden a ninguna militancia, que no responden a ningún proceso social y que son, la mayoría de ellos, Llaneros Solitarios que han decidido que tienen suficiente ego como para decidir que pueden gobernar el país.
Las tendencias para la primera vuelta
“Con este nivel de fragmentación vamos a tener una elección a dos vueltas, aunque todavía no hay nada seguro, porque podría ser que alguna tienda política despunte, tal vez la única que podría apuntar a ganar en primera vuelta es la Revolución Ciudadana que lidera desde el exilio rafael Correa, pero también lo tiene difícil.
Lo más probable es que veamos una segunda vuelta en la que la Revolución Ciudadana entra seguro porque es quien tiene como la mayor cantidad de voto duro. El segundo lugar estaría disputándose principalmente entre tres candidatos: Yaku Pérez, que en las elecciones anteriores participó en primera vuelta bajo la tienda política del Pachakutik, del que se fue por disputas internas y actualmente corre con una alianza de partidos de izquierda, la Alianza Claro; Otto Sonnenholzner, un candidato de centro derecha, que corre con la alianza entre los partidos de centro, SUMA y Avanza; y el tercero que podría estar disputando es Topic, el candidato del Partido Social Cristiano, que tiene un discurso muy basado en la cuestión de la seguridad. El país está viviendo en los últimos dos años una degradación de las condiciones de seguridad muy acelerada.
Este discurso muy basado en la seguridad, muy beligerante, se olvida que la seguridad y los derechos tienen que ir juntos. Pero, dadas las condiciones de inseguridad que tiene el país, podría tener expectativas de crecimiento.
La elección de Luisa González por sobre Andrés Arauz que era el candidato natural de la Revolución Ciudadana, quien compitió en la segunda vuelta de 2021, ¿qué razones revistió? ¿Es una buena elección?
-A diferencia de los otros partidos políticos, la Revolución Ciudadana es el único que ha hecho el intento de buscar a alguien dentro de sus bases para poner a correr en la contienda electoral. Pero no es un candidato que viene elegido desde las bases. Efectivamente, los sondeos internos le daban un mejor posicionamiento a Arauz.
Sin embargo, aquí tenemos un problema y es que la Revolución Ciudadana es una organización política personalista donde el proyecto político es un proyecto personal, el que impulsa el ex presidente Rafael Correa que pretende sacarse los juicios que le impiden volver a ser candidato, y volver a presentarse. Lo que pretende es retomar el gobierno para poder impulsar una consulta popular para una nueva Constitución para quitar las barreras para la reelección.
Es preocupante porque hay que pensar que la Constitución actual se aprueba en un gobierno liderado por el mismo Rafael Correa pero en un momento donde el país salía de un proceso de movilización social superactivo, donde había mucho tejido social movilizado que participa en el proceso constituyente y eso hace que sea una constitución muy avanzada, en términos de derechos, en término de garantías.
El Ecuador del 2006 no es el de hoy. Hoy es un país azotado por el miedo, por la degradación de la situación de seguridad, un país muy descreído de la política y que está sufriendo una crisis económica importante donde muchas personas no llegan a fin de mes y no pueden cubrir las necesidades básicas de su familia.
Entonces, lo que vamos a tener en este momento, en caso de entrar en un nuevo proceso constituyente es una constitución regresiva en términos de derechos, una constitución mucho más conservadora que la actual.
Es una pena, porque de todos los partidos políticos que están corriendo en estas elecciones, tal vez el único que tiene un proyecto político nacional más claro, de izquierdas, es la Revolución Ciudadana, sin embargo, por esa lógica personalista, este proyecto político puede fracasar detrás del proyecto de Correa de la reelección.
Este hecho es el que ha llevado a que se elija una candidata más débil, pero mucho más alineada al ex presidente Correa que un candidato como Andrés Arauz, un candidato joven, con proyección, que hubiera querido gobernar más allá de los 10 meses que le tocan. Eso era visto como una amenaza y de ahí la decisión de optar por alguien que respondiera más a la lógica del soldado.
¿La presencia de Correa es quizás la mayor debilidad de la Revolución Ciudadana?
-Es la mayor fuerza, pero la mayor debilidad también. Los gobiernos que hemos tenido después de Rafael Correa han sido tan nefastos para las grandes mayorías que, en realidad, todo este discurso de rechazo al correísmo y de cuestionamiento a su gobierno y a sus decisiones, ha ido matizándose mucho. Estuve viendo sondeos donde se estaba midiendo credibilidad de los actores políticos y casi ningún otro político tiene credibilidad en este país. La credibilidad de los actores políticos está por debajo del 10% con excepción del caso de Correa. Si Correa estuviera corriendo en estas elecciones, yo creo que nos olvidamos de la segunda vuelta, gana en primera vuelta.
¿Cómo juega el movimiento indígena en estas elecciones?
-Lo que probablemente sucederá es que se dé un apoyo a Yaku Pérez. Sin embargo, no es un candidato del Pachakutik. Que el Pachakutik no tenga un candidato no es una cosa menor y responde a una crisis que fue muy fuerte en la Asamblea Nacional anterior. El Pachakutik llegó a ser la segunda fuerza política de este país en las elecciones de 2021 y en las elecciones regionales. Mantiene un peso muy importante a nivel de los gobiernos subnacionales.
Pero, por esa lógica de seleccionar candidatos que no responden ni al partido ni a las bases ni a la ideología ni a nada, lo que se tenía era una asamblea donde tú no podías garantizar lo que Pachakutik votaba.
Entonces el debate interno es qué pesa más la lógica partidista de la burocracia del partido o la lógica de los movimientos sociales que están detrás de ese partido político. En esa disputa, Leónidas Iza (presidente de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador – CONAIE), quien era el que se proponía como candidato, tomó la acertada decisión de no participar con sus candidatos porque, de alguna manera, eso significaba legitimar a una serie de personas que habían estado en la Asamblea Nacional anterior.
En una rueda de prensa impresionante, Leonida Iza con las bases discuten el tema de las nuevas elecciones, y ellos deciden públicamente no apoyar a gente que ha ido en contra de las grandes mayorías y en contra de la base misma de la CONAIE. De alguna manera dicen ‘Nosotros no entramos porque vamos a reconstruir y vamos a retomar el Pachakutik para las bases de la CONAIE para las próximas elecciones’.
Entrevista: Nahuel Croza