Redacción Canal Abierto | Diana Zoe López García tenía 47 años y había llegado a la Capital Federal desde su Salta natal escapando, como tantas otras mujeres trans y travestis, de la exclusión familiar y la violencia social. Y bien llegó se instaló en el Hotel Gondolín, que aloja y abraza a chicas que como ella tuvieron que irse de sus hogares de muy jóvenes. Desde hacía cerca de una década, Zoe era su referenta. “Asumir ese lugar fue uno de los desafíos más grandes en mi vida, me acercó a la militancia y profundizó mi compromiso social”, contaba en un texto titulado “Con voz propia” y publicado en una revista del Ministerio Público de la Defensa de CABA.

El sábado pasado, en su habitación de El Gondolín, fue atacada con un cuchillo por Fabián Norberto Villegas, su pareja, quien la hirió en la ingle y le provocó la muerte. Según informó el MPD, Villegas quedó detenido y a disposición del Juzgado Nacional Criminal Correccional Nº 42, imputado por homicidio calificado. 

“Era una mina toda cancha, levantó todo el Gondo, nunca se fue. Pelearon con Marisa para que se remodelara. Les decía todo el tiempo a las chicas que tenían que trabajar, que estudiar. siempre estaba ahí. Era la contención de todas las chicas, que llegan de todas partes del país. Estamos devastadas”, expresaron sus compañeras del Hotel, en declaraciones a Agencia Presentes.

El domingo habían hecho una vigilia para homenajearla, y ayer también se realizó un acto en Casa Rosada, donde Zoe trabajaba desde 2021. Había ingresado gracias a la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans por la que tanto luchó. “El ingreso al trabajo formal no solo me cambió la vida, sino que ahora tengo ganas de seguir capacitándome, de crecer laboralmente”, escribía Zoe. Y agregaba: “Siempre digo lo mismo: antes la policía me abría las puertas para entrar a un calabozo y ahora me abren las puertas para entrar a trabajar”.

Fue travesticidio

La activista trans y coordinadora de la Asociación Civil Siete Colores Diversidad, Daniel Ruiz, también salteña, cuenta que con Zoe se conocían del barrio. “Teníamos 14, 15 años y nos encontrábamos como niñas, como adolescentes travestis, que no sabían cuál iba a ser su futuro”. Años más tarde – relata en diálogo con Canal Abierto – “por cosas de la vida, estuvimos paradas en las mismas esquinas, por la expulsión de nuestras familias y de la escuela, y tuvimos que migrar para sobrevivir”. Ya en Buenos Aires,  “nos volvimos a encontrar entendiendo que había que luchar por los derechos de nuestras hermanas y compañeras”.

 

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Daniela denuncia que, así como las muertes de las referentas Diana Sacayán, asesinada en 2015, y de Lohana Berkins, quien falleció por una larga enfermedad, lo que pasó con Zoe también fue un “travesticidio social”. “Hablamos de que hay una cultura de que nuestros cuerpos pueden ser violentados y que pueden matarnos. Ninguna de nosotras está a salvo de ser asesinada por un violento o por alguien al que no le cae bien nuestra cara. Creo que es una deuda de toda la sociedad poder entender esto, porque son muertes evitables”, sostiene la referente.

Según el último informe del Observatorio de Crímenes de Odio LGBT, en 2021 se registraron 82 hechos caratulados como “lesiones a la vida”. De estos, 12 corresponden a travesticidios y 70 a “muertes por violencias estructurales”, relacionados a la vulneración histórica y sistemática de derechos a este colectivo. Además, el promedio de edad del colectivo travesti-trans sigue siendo de 50 años, a pesar de los grandes avances que representaron las leyes de Identidad de Género y de Cupo Laboral, aún no plenamente implementada. 

Por eso, como decía Zoe, “un desafío que tenemos las travas es llegar a viejas, nuestro promedio de vida sigue siendo corto por razones de salud, por estar expuestas a la violencia y vivir en la marginalidad”. 

“Con Zoe siempre hablábamos por teléfono, hablábamos de nuestro activismo, de lo que pasa con el cupo laboral trans, y ella siempre decía “Nunca abandones tu sueño’”, evoca Daniela Ruiz. “Para mí, escuchar esa frase era como volver a mi infancia, a mi adolescencia, a los sueños que una tiene de jovencita y que nos arrebataron a todas. Con esa fuerza, con esa tenacidad la voy a recordar a Zoe”, concluye.

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