Canal Abierto Radio | “Siempre que se pone en duda la democracia es un momento retador para la filosofía”, afirma María Fernanda Sabio, profesora de Filosofía y Doctora en Especialidades Médicas de la UBA, sobre este particular momento político que vive la Argentina, en el que uno de los espacios políticos con chances de convertirse en Gobierno pone en discusión desde grandes acuerdos políticos hasta criterios éticos, valores y sensibilidades sociales.
Entre las ideas que esgrime La Libertad Avanza quizás la más perturbadora es la de un “mercado de órganos”, algo que Diana Mondino, quien en un eventual mandato de Javier Milei se convertiría en canciller, caracterizó como “algo fantástico”.
En esta entrevista con Canal Abierto, la también coordinadora del Comité de Bioética del Hospital Posadas explica que más allá del debate conceptual hay cuestiones técnicas y de índole social que hacen que la mercantilización de la donación sea inviable e ineficiente. En principio, “no es sencillo conseguir un órgano compatible con una persona”. Además, “hay cuestiones de urgencia, que si lo regula el mercado dejan de importar porque lo que importa es quién puede pagar”, agrega.
Un eventual mercado de órganos tampoco haría más eficaz al sistema como planteaba Javier Milei en el debate previo a las generales. Para comparar, Sabio toma el modelo de donación paga de sangre que existe en Estados Unidos. La medida resultó “ineficiente”, señala, “porque donaban los desesperados, sea porque tenían hambre, o porque eran adictos, entonces no tenías garantías mínimas de seguridad”.
Por eso, “hay una ignorancia de base que es pasmosa” sobre cómo funciona la donación de órganos, cuestiona Sabio.
En este punto también se cruza la pregunta por quiénes estarían dispuestos a prescindir, por ejemplo, de un riñón. “Si vendo un riñón es porque estoy en una situación desesperada”, advierte la profesora. “Entonces, no es una decisión libre en el sentido que muchos autores conciben la libertad”. “Cuando Milei habla de libertad piensa en un ser atómico, autoconsciente, que no tiene ningún tipo de coacción, que puede decidir de manera absolutamente racional, y la vida no es así”, refuta.
En el trabajo que hace el INCUCAI, organismo de prestigio internacional contra el que arremetió Milei para intentar legitimar sus postulados, también se ponen en juego estos debates. Dice Sabio: “Ver a un familiar cuyo cuerpo está aún caliente, que el corazón late y que venga un médico y te diga que está muerto es chocante. La ciencia ha definido muerte por muerte encefálica, y cuando uno ve ese cuerpo cuesta creer que la persona está muerta”.
“Por eso” -sostiene- el trabajo del INCUCAI es tan cuidadoso y tan riguroso”. “Aunque exista ley Justina que implica que todos somos donantes se respeta mucho a la familia. Se hace un trabajo de comunicación muy serio y muy arduo antes de siquiera hacer la ablación”. “Lo que se hace es resguardar a la familia, resguardar a la sociedad y resguardar la credibilidad del sistema porque es muy delicada la donación de órganos”, subraya.
Así, en el fondo de la discusión aparece la pregunta de “si el mercado realmente puede regular todo o no”. “Para la bioética esa es una pregunta crucial porque es suponer que hay un único regulador y que todo se puede comprar y vender, que es en definitiva lo que se está proponiendo desde estos espacios”, plantea la especialista.
Entrevista: Elisa Corzo