Por Elisa Corzo
—Les adelanto que va a haber ruido si cae el DNU. No es una amenaza, es lo que va a pasar.
— ¿Creés que porque nos manden trolls vamos a dejar de defender los intereses de nuestras provincias?
— Pero va a tuitear Milei, no los trolls.
—Vos tenés que gobernar, no tuitear.
El diálogo entre el conductor Alejandro Fantino y el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, es un buen reflejo del tono informal y de lobby explícito que impregnó el encuentro anual de la American Chamber (AmCham) que se realizó ayer en el Centro de Convenciones de Buenos Aires.
Durante toda la jornada, desfilaron funcionarios de primera línea del gobierno nacional, como el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, o la canciller, Diana Mondino, y varios gobernadores. Todos fueron interrogados sin tapujos sobre su predisposición a colaborar para darle confianza al sector.
En la apertura de la cumbre, el titular de la cámara y representante en nuestro país de JP Morgan, Facundo Gómez Minujin, dejó en claro cuál era la preocupación central de la Cámara. El pacto de Mayo– señaló- “se encamina hacia lo que desde AmCham venimos solicitando a los distintos poderes. Invocamos respetuosamente a todos los sectores invitados a que se sumen a esta iniciativa”, dijo.
Pero, ¿por qué importa tanto?
Como luego diría Ignacio Torres, gobernador de Chubut, quien participó junto con Llaryora en la charla con Fantino, “el pacto de mayo es declarativo, lo importante es la letra fina que va al Congreso”. O sea, las reformas contenidas en la recauchutada Ley Ómnibus y en el DNU 70/2023.
Sobre la posibilidad de que avancen esas medidas, “Nacho” Torres dijo que era “optimista”, aunque opuso reparos: “Tenemos una oportunidad histórica pero estamos en grave peligro de boicot por no entender que necesitamos juntar a todas las partes para ponernos de acuerdo”, expresó.
“Hay chisporroteo pero nos vamos a poner de acuerdo”, terminó diciendo, por su parte, Llaryora, que también se quejó de los modos del Presidente. El mejor alumno de la jornada, sin dudas, fue el jefe de Gobierno porteño: “Voy a estar ahí el 25 de mayo”, se anotó. Y el mendocino Alfredo Cornejo, que se retrasó por la tormenta y se perdió el panel titulado “Agenda Federal”, también se manifestó dispuesto al diálogo y coincidió con que el pacto contenía “generalidades”, que había que precisar.
Pasando en limpio: casi nadie puso las manos en el fuego por el deseado pacto, mucho menos por los intereses nacionales.
“Natural partners”
Más allá de lo anecdótico, la jornada fue una muestra más de lo que varios analistas califican como el retorno de las “relaciones carnales” con Estados Unidos, y de la influencia, en ese contexto, de la poderosa AmCham en nuestro país.
Rafael Farace integra el Monitor de seguimiento sobre la Injerencia de Estados Unidos en Argentina (Investigación Política- Crisis). En diálogo con Canal Abierto, explica: “En síntesis, lo que estamos viendo es una intensificación de todas las actividades diplomáticas por parte de la Embajada, lo que se observa claramente en la hiperactividad del embajador Marc Stanley, que se reúne casi todos los días con funcionarios de primer nivel, del ejecutivo nacional, del legislativo nacional, y con fiscales y jueces”.
En ese intento de “aprovechar los aires proyankies del Gobierno de Milei”, el embajador también estuvo de recorrida por las provincias, para intentar avanzar con distintos proyectos y acuerdos estratégicos. Entre ellos, figuran: la compra de aviones militares supersónicos, la intervención de la flota norteamericana en el patrullaje marítimo en la zona patagónica, la regulación sobre el 5G, y acuerdos vinculados a la explotación de minerales críticos como el litio.
Sobre ese punto se explayó Stanley en la summit de la AmCham. Además de asegurar que Argentina y Estados Unidos son “socios naturales”, el embajador destacó que el secretario de Estado, Antony Blinken, estaba siguiendo personalmente el asunto.
Para Farace, en cada uno de esos temas se vislumbran los intereses geopolíticos de Estados Unidos en el marco de su disputa con China: “Lo que estamos viendo, por varias iniciativas, es que Estados Unidos se está preparando para la guerra con China, por eso busca asegurarse el control de recursos e infraestructura crítica, como el 5G, pero también, puertos y represas”.
En esa clave, dice el especialista, leen también el reciente acuerdo con la Agencia General de Puertos (AGP) sobre la participación del cuerpo de ingenieros del Ejército norteamericano en la hidrovía.
“Una Argentina viable”
Como destacó el mismo Minujin en la apertura del encuentro, la AmCham reúne a unas 740 compañías, representa el 24% del PBI nacional, el 39% de la recaudación, el 45% de nuestras exportaciones y el 35% de las importaciones.
“Es una cámara muy amplia, por eso es muy importante la voz que logramos circular a través de la sociedad”, se regodeó el empresario.
Desde el Monitor, Rafael Farece sostiene que esa presión tan “incisiva” de la AmCham, además de responder al claro poder económico que detenta, y al apoyo que ha recibido de todos los gobiernos norteamericanos, tiene que ver con que, a diferencia de la Embajada, no tiene necesidad de guardar las formas diplomáticas.
Y ahora, en este contexto tan favorable, no pierden oportunidad para hacer valer su influencia en los distintos temas de su interés, que van desde salud y educación hasta comercio exterior, o su reclamo por una reforma laboral e impositiva.
En diciembre pasado, cuenta el especialista, se pudo ver un ejemplo muy claro de cómo funciona esa presión. “El 4 de diciembre, la AmCham saca un informe sobre el problema de la deuda comercial privada. En respuesta, el 13 de diciembre el Banco Central saca una resolución que muchos analistas calificaron como una “estatización de la deuda privada”, y el 26 del mismo mes, por una medida conjunta de la AFIP y la Secretaría de Comercio, se elimina el SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina)”.
Para la AmCham, en total coincidencia con la gestión Milei, “la desregulación económica, la libertad comercial, la preponderancia del sector privado, la necesidad de eliminar la intervención ‘distorsionista’ por parte del Estado, son todos elementos que harán que -como rezaba el lema de la summit 2024- Argentina se convierta en un país viable”, dice Farace.
La pregunta, por supuesto, es para quién o para qué.
Ante este panorama tan obsceno, desde el Equipo de Investigación Política se proponen documentar de forma metódica cada hecho intervencionista, para que “ante una eventual derrota de las fuerzas proyanquis haya reflejos para rápidamente volver a atrás con cada una de estas concesiones, una por una”.