Redacción Canal Abierto | “¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, está el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60% del litio del mundo se encuentra en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile (…). Esta región importa, tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que intensificar nuestro juego”. La cita corresponde a una exposición que la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, en una charla en Atlantic Council, un think tank estadounidense, hace poco más de un año.
Estos dichos vienen a cuento en estas fechas porque Richardson acaba de regresar a la Argentina, sede de los recursos que mira con especial interés, y luego de reunirse con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en Casa Rosada, y con el ministro de Defensa, Luis Petri, marchó hacia Tierra del Fuego donde esta tarde se encontrará con el presidente Javier Milei.
La visita de la funcionaria norteamericana se enmarca, sin embargo, en una agenda más extensa que la de su interés por el litio. En su última presentación en el Capitolio, la jefa del Comando Sur expuso su preocupación por las presuntas intenciones de China justamente en el territorio más austral del continente.
La preocupación de la administración de Joe Biden creció porque, en los últimos veinte años, las inversiones chinas avanzaron mucho en América Latina, mucho más que las de Estados Unidos.
Allí sostuvo que la República Popular China “está realizando un juego de largo alcance” en la región, disfrazado de “inversiones pacíficas” que a futuro resultan en “múltiples accesos a pasos navales estratégicos”. Entre ellas mencionó que una SOE —empresa estatal controlada por China— en Argentina “está intentando asegurarse los derechos para construir instalaciones marítimas de uso dual, las cuales apoyarían la proyección de sostenimiento y poder en las cercanías al estrecho de Magallanes, pasaje de Drake y Antártica”.
“Esto podría mejorar dramáticamente la capacidad/habilidad de acceso de China a la región antártica y a su actividad pesquera e impactar en la estrategia de movilidad estadounidense en un área reservada para la paz y la ciencia “, aseguró Richardson.
Revuelo en el patio trasero
La preocupación de la administración de Joe Biden creció porque, en los últimos veinte años, las inversiones chinas avanzaron mucho en América Latina, mucho más que las de Estados Unidos, que siempre pensó a la región como su patio trasero. De hecho, uno de los cuestionamientos que viene realizando el embajador Marc Stanley a los distintos gobiernos argentinos es la base de observación satelital china que hay en Neuquén. Tanto es así, que la jefa del Comando Sur planeaba visitar Neuquén con la excusa de inaugurar un Centro de Operación y Coordinación ante Emergencias, que finalmente no pudo ser.
El coqueteo con Richardson se da en un momento crítico para la economía, en el que el ministro Luis “Toto” Caputo se apresta para viajar a Washington el próximo 17 de abril, a la Asamblea de Primavera del FMI. De ese viaje espera obtener algún desembolso del organismo de crédito internacional que le permita afrontar la deuda con importadores por más de 3.000 millones de dólares.
Con la intención de estrechar aún más los ya apretados lazos que su administración tejió con la gran potencia del Norte, Milei agregó a su agenda un viaje a Ushuaia para reunirse con Richardson y darle una señal política explícita de alianza. La generala, en tanto, planea visitar al personal militar fueguino para conocer de qué manera resguardan las rutas marítimas claves para el comercio internacional.
Como gesto de reciprocidad, en la reunión con Posse y Petri, Richardson, en compañía de Stanley, entregaron un Hércules C-130 a la Fuerza Aérea Argentina.
Los dólares que faltan
El coqueteo con Richardson se da en un momento crítico para la economía, en el que el ministro Luis “Toto” Caputo se apresta para viajar a Washington el próximo 17 de abril, a la Asamblea de Primavera del FMI.
De ese viaje espera obtener algún desembolso del organismo de crédito internacional que le permita afrontar la deuda con importadores por más de 3.000 millones de dólares, mientras el campo se niega a liquidar la cosecha si no hay devaluación previa.
Caputo espera que el desembolso ronde los 15.000 millones de dólares, algo a lo que el Fondo, a priori, no estaría tan dispuesto. Si la pleitesía rendida a la jefa del Comando Sur sirve o no para aflojar esa billetera es algo que aún resta por verse.