Redacción Canal Abierto | El pasado jueves 22 de agosto, la Convención Nacional Demócrata en Chicago oficializó la candidatura de la vicepresidenta Kamala Harris a la presidencia de los Estados Unidos para las elecciones de noviembre. El binomio lo completa Tim Walz, gobernador de Minnesota.
Mientras dentro del United Center el evento concluía luego de cuatro días en los que desfilaron las principales figuras del partido de gobierno, desde la noche del miércoles en la calle, activistas y delegados del Movimiento Nacional No Comprometido llevaban adelante una sentada de protesta a raíz de que la Convención y la campaña de Harris no permitieron que una persona palestina hablara en el escenario principal, mientras que familiares de rehenes israelíes así lo hicieron.
La oradora propuesta era Tanya Haj-Hassan, una médica de cuidados intensivos pediátricos que trabajó como voluntaria en Gaza y conoció de primera mano los horrores de la masacre sobre los gazatíes.
La médica es una de las y los 30 delegados que representan el Movimiento Nacional No Comprometido, una campaña que, en las primarias demócratas, logró que más de 700.000 votantes eligieran la opción “no comprometido” en lugar de votar por Joe Biden, en señal de protesta por el apoyo de Estados Unidos a Israel y su política genocida.
“Deberían avergonzarse de decir que están trabajando incansablemente para lograr un alto el fuego, porque Estados Unidos está suministrando las armas. Si realmente quisieran un alto el fuego, dejarían de enviar armas. Así de sencillo”, declaró, en un acto al margen de la Convención, la congresista demócrata por Minnesota Ilhan Omar, candidata a renovar su mandato en la Cámara de Representantes tras ganar las primarias estatales.
Una roca
El ahora saliente Presidente Joe Biden, quien desistió de su candidatura jaqueado por los años y la salud y presionado por las encuestas que señalaban una rotunda derrota frente a Donald Trump, señaló pocos días después del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, “Estados Unidos está junto al pueblo de Israel, nunca dejaremos de respaldarlos… y el apoyo de mi administración a la seguridad de Israel es sólido como una roca e inquebrantable”. Estas palabras las pronunció poco antes de viajar a Tel-Aviv para respaldar al primer ministro sionista Benjamin Netanyahu.
Ese apoyo se verificó además con el envío al Mediterráneo de los portaviones USS Gerald R. Ford y USS Eisenhower, el despliegue de escuadrones de aviones cazas F-15, F-16 y aviones de ataque A-10 en la región, y el envío de equipo adicional y municiones. También, con una lluvia de millones de dólares en ayuda militar que desde el final de la Segunda Guerra Mundial no han parado de manar: Israel ha sido el mayor receptor general de ayuda exterior estadounidense.
Según datos de los departamentos de Defensa y Estado, publicados por la BBC “desde 1951 hasta 2022 la ayuda militar estadounidense a Israel, ajustada a la inflación, ha sido de US$225.200 millones”.
En su paso por la convención, Joe Biden fue ovacionado a la vez que se lo despedía y transmitía el mando a Harris. En medio del griterío de los cerca de 5.000 representantes, algunos delegados se taparon la boca mientras el presidente daba su discurso, en señal de protesta por su política hacia Palestina.
Protestar en la tierra de la libertad
El jueves por la tarde, día del cierre de la convención, miles de personas salieron a las calles de Chicago para exigirle al partido un cambio en la política exterior de los Estados Unidos en Medio Oriente y el cese de la ayuda militar que sostiene a Israel. La marcha se dirigió hacia el estadio United Center pero fue bloqueada por cientos de policías con equipos antidisturbios que obligaron a los manifestantes a dispersarse.
El sindicato de trabajadores de la industria del automóvil, United Auto Workers (UAW), participó con delegados en la convención. El propio Shawn Fain, presidente del sindicato que lideró una exitosa huelga en 2023 contra las grandes automovilísticas, fue uno de los oradores y aprovechó la ocasión para presionar a la firma Stellantis (propietaria de Chrysler, Dodge, Fiat, Jeep y Ram) a cumplir los compromisos asumidos con los trabajadores para que levantaran la medida de fuerza. “La UAW tomará todas las medidas necesarias en Stellantis o cualquier otra corporación para hacer frente y exigir responsabilidades a las corporaciones”, amenazó. El electricista y líder obrero llevaba una remera roja con la consigna “Trump is a scab – Vote Harris” (“Trump es un canero”, podríamos traducirlo).
Más allá de lo gremial, la poderosa organización criticó el silenciamiento de voces palestinas: “Si queremos que la guerra en Gaza termine, no podemos meter la cabeza bajo el ala o ignorar las voces de los estadounidenses de origen palestino en el Partido Demócrata”, sostuvo la UAW en una declaración.
El Movimiento Nacional No Comprometido
Dentro del United Center, el jueves, varios delegados del Movimiento Nacional No Comprometido, recorrieron los pasillos del lugar tomados de los brazos y luego ocuparon sus lugares en el auditorio de la convención. Fue un eco de las protestas callejeras por el impedimento a que se escuche una voz palestino-estadounidense en el escenario principal y pidiendo el Alto el fuego en Gaza.
Identificados por el uso de la kefia (pañuelo palestino) o pines con la inscripción “Ni una bomba más”, los 30 delegados y delegadas demócratas del Movimiento Nacional No Comprometido no votaron por la candidatura de Harris para llamar la atención de la convención. Estos lograron reunir las firmas de 200 delegados, de los cerca de 5.000 convencionales, para pronunciarse por un cese del fuego permanente en Gaza.
Democracy Now! entrevistó en la marcha hacia la convención a una veterana de guerra que junto a sus compañeros demandaban por el “Cese del fuego”. “Los veteranos entendemos lo que es la legítima defensa. Entendemos lo que es la guerra. Lo que estamos presenciando, las imágenes que están saliendo, no es legítima defensa. Esto no es una guerra. Esto es un genocidio. Tenemos el deber como país de cumplir las leyes internacionales, de respetar las Convenciones de Ginebra. Y no lo estamos haciendo ahora mismo apoyando incondicionalmente a un país, un país extranjero, que está cometiendo un genocidio”, declaró Josephine Guilbeau.
¿Y Kamala?
Harris es la primera mujer y la primera persona afroamericana y de ascendencia india en ocupar la vicepresidencia de los Estados Unidos y quizás, en unos meses, la Oficina Oval.
En su discurso de aceptación de la candidatura en la Convención volvió a repetir la cantinela del derecho de Israel a la autodefensa, al mismo tiempo que abogó por la autodeterminación del pueblo palestino. Cabría preguntarle cómo puede Palestina constituirse como estado frente a un vecino ocupante que aplica un régimen de apartheid; que financió a Hamás para socavar a la Autoridad Palestina; que en sus cárceles mantiene a miles de niños, mujeres y hombres palestinos de rehenes; que reduce a escombros a la Franja de Gaza dejando 40.000 víctimas civiles.
La noche del jueves Harris sostuvo, “siempre estaré a favor del derecho de Israel a defenderse, y siempre me aseguraré de que Israel tenga la capacidad de defenderse”, en clara alusión a quienes dentro y fuera del Partido Demócrata piden restricciones a la venta de armas a Israel.
Luego arremetió denunciando lo que esas armas producen en suelo palestino: “Tantas pérdidas de vidas inocentes. Personas desesperadas y hambrientas huyendo en busca de la seguridad, una y otra vez. La magnitud del sufrimiento es desgarradora”, sostuvo.
“El presidente Biden y yo estamos trabajando para poner fin a esta guerra de manera que Israel esté seguro, los rehenes sean liberados, el sufrimiento en Gaza termine y el pueblo palestino pueda ejercer su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación”, fin y papelitos hollywoodenses.
Después de sus sentidas palabras Israel bombardeó zonas residenciales de Beit Hanoun, Beit Lahia y el campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza, aún están contando las víctimas fatales que serán desconocidas por Israel. También se conocieron imágenes de la demolición de la antigua Gran Mezquita de Khan Yunis y de soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel quemando los ejemplares del Corán que había en su interior. Odio racial, limpieza étnica, superioridad religiosa o ¿“derecho de Israel a la autodefensa”?.
Foto principal: AP Foto/Matt Rourke