Redacción de Canal Abierto | En 2024, el gobierno de Javier Milei recortó el 40% del presupuesto de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Contradictoriamente, en su discurso celebratorio del primer año de su gestión, habló del lanzamiento de un “plan nuclear argentino”…
¿De repente “la vieron”?, le consultamos a Rodolfo Kempf, físico, investigador de la CNEA, especialista en combustibles nucleares y residuos radiactivos y, a su vez, parte de la conducción de ATE Nacional y secretario de Relaciones Institucionales de la CTA Autónoma.
-Primero, parece como si fuera un gobierno que inventa la energía nuclear ¿no? Y Argentina tiene más de 70 años de historia en la materia, desde 1950 cuando Perón funda la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en un momento de vanguardia. En ese momento en el mundo, empieza a funcionar el primer reactor nuclear y a entregar energía a una red eléctrica en el año 51, en lo que es ahora la Federación Rusa.
En Argentina, desde la década del 50 estamos con actividades nucleares y energía atómica. En 1974, Atucha I, nuestra primera central nuclear -y la primera de Latinoamérica- comienza a entregar energía a la red eléctrica. Antes, en 1958, en el primer reactor experimental de Latinoamérica que es el RA-1, por las siglas de Reactor Argentino Nº 1, ubicado en San Martín en el Centro Atómico Constituyentes se produce la primera reacción nuclear controlada. En este recorrido, Argentina exportó seis reactores experimentales a distintos países: Argelia, Egipto, Perú, Australia y logró, junto con INVAP, una empresa relacionada a la CNEA creada en el año 1976, llevar adelante el revamping, el rejuvenecimiento, de la central productora de radioisótopos más importante de Europa, que es el reactor Pallas en los Países Bajos.
Por dar un dato: la exportación del reactor a Australia fue la exportación con valor agregado más importante de la historia del país.
Es decir, no inventaron nada, simplemente tiene un asesor que es un físico del Instituto Balseiro, Demian Reidel, que lo pudo en tema y parece que el 20 de diciembre anunciaría este “Plan Nuclear Argentino”.
¿Un plan nuclear con qué trabajadores, con qué científicos?
-La perspectiva de la que hablan nos parece antagónica, incoherente con la actual situación de los trabajadores y trabajadoras del área nuclear y, en particular, de la CNEA, con una pauperización salarial alarmante que está provocando que cuadros técnicos jóvenes formados en nuestros tres centros de investigación y formación emigren hacia el exterior o elijan otro rumbo.
Estamos tratando de retenerlos en la institución, darles una perspectiva soberana, que es para lo cual se han formado, pero la vaporización salarial, los despidos y los proyectos de privatización aprobados en la Ley Bases a la operación de las centrales nucleares -al 49% de NASA (Nucleoeléctrica Argentina S.A.), la operadora de las centrales nucleares-; los despidos en empresas como Dioxitec que es parte de nuestro ciclo de combustible nuclear y la desidia en la cual ha quedado la puesta en marcha la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP, en Neuquén), se contradicen con esta supuesta intención de priorizar el área.
Imagínate que el CAREM que es nuestro proyecto de pequeño reactor modular, nuestro SMR (de Small Modular Reactor), que estaba, y aún lo está, en la vanguardia en el plano internacional está siendo desfinanciado, está prácticamente paralizado. Esa falta de perspectiva lleva a emigrar a nuestros cuadros.
¿Entonces de qué tipo de plan nuclear habla el gobierno?
–Tal vez piensan asociarse con monopolios financieros o con empresas monopólicas o con estos magnates que ahora se han lanzado hacia la energía nuclear en un maridaje con la inteligencia artificial, las criptomonedas y el manejo de Big Data. Entonces, puede ser Argentina una formadora de cuadros, facilitar la fuga de cerebros.
Estamos a la expectativa, para no hablar de más, pero es raro el lanzamiento de un plan nuclear con salarios de gente que evalúa si tiene sentido ir a trabajar porque entre lo que le sale el transporte y comer a veces no sacan nada en limpio.
El alineamiento internacional con Trump, el enamoramiento con los cuadros de Silicon Valley como Zuckerberg, Elon Musk y otros con los que se entrevistado, puede abrir un camino de extranjerización, de privatización del área.