Redacción Canal Abierto | Las consecuencias del embate del gobierno de Javier Milei contra las universidades públicas, históricamente reconocidas por su excelencia académica y su rol como motor de ascenso social, ya exceden las fronteras nacionales.
Según la edición 2025 del prestigioso ranking global del Center for World University Rankings (CWUR), de las siete universidades argentinas que figuran entre las 2.000 mejores del mundo, seis han caído en su posicionamiento respecto al año anterior.
La Universidad de Buenos Aires (UBA), la mejor clasificada del país y quinta a nivel latinoamericano, descendió 19 posiciones y se ubicó en el puesto 409. Detrás se ubica la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que perdió 20 lugares y hoy ocupa el lugar 752.
Por su parte, las universidades nacionales de Rosario (UNR) y del Litoral bajaron 69 y 18 puestos y pasaron al 1576 y 1693, respectivamente. También cayeron la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) -en el puesto 1793, 46 lugares menos que el año pasado- y la Universidad Nacional de Mar del Plata -en el 1841, 78 más abajo que en 2024-.
La única que mejoró respecto a 2024 fue la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
El retroceso, según expertos y autoridades del CWUR, tiene una causa principal: los recortes presupuestarios impulsados por La Libertad Avanza, los mismos que el año pasado empujaron a la calle a cientos de miles durante las 2 marchas federales universitarias.
El 50% de perdida salarial desde diciembre de 2023 -según un informe de CONADU Histórica- refleja claramente la embestida, sin mencionar la nula inversión en infraestructura.
El ranking CWUR evalúa a más de 21.000 instituciones de educación superior en base a cuatro indicadores: calidad educativa (25%), empleabilidad de graduados (25%), calidad del cuerpo docente (10%) e investigación (40%).
Este último factor, que pondera la cantidad y calidad de publicaciones científicas en revistas de prestigio y sus citas, es donde las universidades argentinas muestran su mayor debilidad. Y es justamente allí donde repercute con más dureza el desmantelamiento del sistema, que la mayoría de los especialistas coinciden en caracterizar como cientificidio.
Hace menos de una semana, investigadores de todo el país marcharon en rechazo al “peor presupuesto desde la vuelta a la democracia, más bajo incluso que en 2001 o 2002”. Disfrazados de “eternautas”, alertaron sobre la fuga de cerebros, un fenómeno que ya está quedando en evidencia incluso fuera de la Argentina.