Redacción Canal Abierto | Lo que era un trascendido se convirtió en un dato confirmado cuando el banco estadounidense JP Morgan emitió este viernes un informe que golpea al gobierno de Javier Milei en la línea de flotación.
En su análisis de siete páginas titulado Argentina: Taking a breather (tomarse un respiro) sobre la política económica nacional, la banca —donde supieron trabajar varios miembros del Ministerio de Economía, incluyendo al propio Luis “Toto” Caputo— recomendó a sus inversores de todo el mundo salir del carry trade y desarmar sus inversiones en títulos de Argentina.
La explicación del banco de inversión más grande de la Bolsa de Nueva York mantiene “una visión constructiva sobre las perspectivas de mediano plazo de Argentina, considerando la desinflación y el avance fiscal” pero sus reparos son mayores que sus elogios.
“Sin embargo, con el pico de ingresos agrícolas ya atrás, la salida continua de divisas por turismo, ruidos electorales potenciales y cierto bajo rendimiento del peso que motivó intervenciones cambiarias en el dólar futuro, preferimos dar un paso atrás y esperar mejores niveles de entrada para volver a posicionarnos«, sentencia el informe.
Permiso para irse
Hace poco había trascendido que la fecha recomendada “de salida” que JP Morgan establecía para sus clientes era septiembre.
“Los activos argentinos se dispararon después de que el país alcanzara un acuerdo de US$ 20.000 millones con el FMI y levantara la mayoría de sus restricciones cambiarias”, señalaba en abril JP Morgan. Pero advertía que, si bien los rendimientos de corto plazo siguen siendo atractivos, su consejo es adquirir títulos con vencimiento en agosto de 2025.
Pero la medida desreguladora (y desesperada) del Gobierno que liberó a los capitales de la obligación de permanecer seis meses en país, lejos de atraer nuevas inversiones, les abrió la puerta a los existentes para irse.
En el equipo económico libertario el recuerdo de lo que ocurrió en 2017-2018 es demasiado vívido. También con Caputo y Federico Sturzenegger entre sus miembros, el gobierno de Mauricio Macri quedó tambaleando cuando los capitales huyeron de la economía argentina repentinamente, al punto que debió volver al FMI. Con el agravante de que, esta vez, esa carta ya fue jugada.
La situación desató las alarmas en un Gobierno con indicadores financieros colgados del pincel: la fuga de capitales creció en mayo un 60% —con un nivel de compra de dólares para atesoramiento a niveles de 2008— y crece el déficit de la cuenta corriente cambiaria —por crecimiento de importaciones— desde la salida del cepo en abril. Todo lo anterior presiona contra el dólar, cuya estabilidad es la única variable que el Gobierno no puede negociar si quiere hacer una buena elección de medio término.
El escenario de la economía productiva no es mejor: al cierre de pymes y el crecimiento del desempleo se le suma un récord en mayo de cheques rechazados por falta de fondos y un crecimiento en el nivel de morosidad en los créditos bancarios.
¿Cómo se llega a octubre?
Ilustración: Marcelo Spotti