Redacción Canal Abierto | Desde el 23 de julio y durante 21 días, miles de personas en Argentina y en todo el mundo pueden seguir desde la comodidad de su casa un hecho histórico: la trasmisión en vivo y en directo de una expedición científica en el fondo del mar. Se trata de “Talud Continental IV”, una campaña que explora el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y poco explorada del Atlántico sur.
El furor tiene varias capas. En primer lugar, porque la belleza de lo que hay en el fondo del mar y el descubrimiento de especies nunca antes vistas sorprende hasta a los mismos científicos que hace años estudian la biodiversidad marina.
“Apenas estamos empezando y ya vemos cosas increíbles: animales que nunca se habían registrado en esta zona, paisajes submarinos que parecen de otro planeta, y comportamientos que sorprenden hasta a los científicos más experimentados”, dijo al respecto el investigador del CONICET y jefe Científico de la expedición, Daniel Lauretta.
“Poder contar con el ROV SuBastian es un lujo, porque nos permite ver en directo lo que ocurre a casi 4.000 metros de profundidad, con un mínimo impacto sobre los organismos. Es como si tuviéramos un submarino con ojos súper sensibles que baja por nosotros y nos muestra todo con lujo de detalles”, agregó.
En la misma interacción entre los científicos que van relatando la expedición y los espectadores que comentan en el chat en vivo fueron surgiendo algunas de las curiosidades más divertidas. La más viral y que incluso se volvió emblema de la expedición es la de la estrella de mar culona. Como luego explicaron distintos especialistas, por estar adherida a la roca en posición vertical la estructura de la estrella cae hacia abajo, acumulándose en forma de glúteos.
Por su parte, María Paz Chidichimo, investigadora del CONICET y directora del Área de Oceanografía Física y Clima de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad (EHyS) de la Universidad de San Martin puso de relieve el rol político y social de la estrategia comunicacional que le dio el CONICET a la expedición, con una trasmisión en vivo que por momentos superó en rating a las plataformas más vistas y en sus momentos pico.
“La ciencia necesita de estas ventanas abiertas: avanzar en el conocimiento científico como insumo esencial para generar conciencia y fomentar políticas de conservación”, indicó Chidichimo en declaraciones al portal de UNSAM. En esa línea, sostuvo que además de las publicaciones académicas que se producirán una vez finalice la misión, “es fundamental que estos hallazgos lleguen a quienes toman decisiones”.
“Necesitamos traducir la ciencia en acciones concretas, como la creación de áreas marinas protegidas. Esa es la única manera de preservar estos ecosistemas únicos y tan poco explorados”, señaló la investigadora al referirse al rol clave de estos hallazgos, por ejemplo, para el estudio del impacto del cambio climático.
¿Cómo es posible semejante hazaña?
Como explicaron desde el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la selección de los investigadores que participan de la expedición surgió “de un proceso altamente competitivo”, y la misma cuenta con financiamiento internacional. Además, se realiza en colaboración con la fundación Schmidt Ocean Institute.
En términos técnicos y científicos, la misión representa un salto “sin precedentes”. Así, porque es la primera vez que en aguas argentinas del Atlántico Sudoccidental se emplea el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian, que hace posible capturar “imágenes submarinas en ultra alta definición y recolectar muestras sin alterar el entorno”.

Desde el Schmidt Ocean Institute, desarrolladores del robot, precisaron que el dispositivo, “a veces conocido como submarino teledirigido”, es “controlado por pilotos a bordo de un barco”. Asimismo, que mide 3,1 x 2,1 m x 1,9 m; pesa 3200 kilos (en el aire) y “está conectado al barco mediante un cable, llamado umbilical, que contiene líneas que conectan el vehículo con las comunicaciones y la alimentación”.
En relación a cuánto tiempo puede estar sumergido, desde el Instituto explica que eso “depende de factores como la profundidad y las condiciones meteorológicas, pero mientras no haya operaciones técnicas, no hay límite en el tiempo que un ROV puede permanecer sumergido. En promedio, las inmersiones suelen durar unas ocho horas”.
En esta ocasión, la travesía se desarrolla a bordo del buque de investigación Falkor, provisto con equipamiento oceanográfico de última generación.
“Todo allá abajo es extremo”
Más allá de la alta calificación de los investigadores y de contar con tecnología de punta, explorar a casi 4.000 metros de profundidad no deja de ser un desafío científico enorme. En ese sentido, el jefe de la expedición Daniel Lauretta recuerda que “todo allá abajo es extremo: la presión es altísima, hace mucho frío, y no hay luz”.
“Pero además de los desafíos técnicos para llegar, grabar y tomar muestras, hay otro desafío más grande todavía: entender lo que vemos”, explica el investigador. “A veces encontramos organismos que nadie había visto antes, o interacciones que no sabemos cómo explicar. Es como estar explorando otro planeta, pero debajo del agua. Y lo más emocionante es que, en cada inmersión, hay algo nuevo por descubrir”.
Ahora que tenemos su atención
Los mismos investigadores que participan en la expedición y otros miembros de la comunidad científica, se refirieron a otra particularidad que rodea la expedición: que se realice en un contexto en el que el propio Gobierno ataca a los investigadores y vacía presupuestariamente al CONICET.
“Nosotros estamos viviendo un momento medio cuento de hadas, pero la situación es compleja en todo sentido”, contó Ignacio Chiesa, investigador del CONICET a bordo del Falkor. En comunicación con Alejandro Bercovich en Pasaron Cosas, dijo, al borde de las lágrimas: “Nuestros sueldos son bajos, no sé si corresponde dar números, porque varía mucho según el lugar del país donde estemos trabajando, pero en Buenos Aires un becario doctoral está por debajo de la línea de pobreza, cobra menos de un millón de pesos”. Entonces, “la situación es compleja para la ciencia Argentina, para el CONICET”.
También en línea con la defensa de toda la ciencia argentina, el doctor en Química e investigador del CONICET, Rodrigo Quiroga, pidió aprovechar el momento de visibilidad para viralizar otros logros científicos del país. Entre ellos, el desarrollo del reactor nuclear CAREM, el yogurt con probióticos, los ladrillos fabricados con desechos de plástico del CEVE-CONICET, entre otro centenar de logros.