Por Clarisa Gambera* | Ismael Ramírez tiene 13 años. Vive en Sáenz Peña, la segunda ciudad más importante de Chaco, a unas cuadras del Supermercado “El Impulso” del Barrio Obrero. Es la hora en la que habitualmente vuelve caminando a su casa, cuando unas 200 personas empiezan a juntarse en las inmediaciones del supermercado y el dueño llama a la policía ante la amenaza de saqueo.
¿Quién es ese pibe? “Ese pibe era mi alumno”, dice su maestra y en ese gesto golpea al corazón de la bestia que se alimenta de odio y crueldad. La pedagogía de la ternura asoma en ese reconocimiento y esa otra representación negada le devuelve la niñez a Ismael que muere tras recibir un disparo en el pecho.
Esa mañana, en mensaje grabado emitido por cadena nacional, Macri anuncia que “la pobreza va a aumentar”. Asistimos atónitos al espectáculo guionado hasta en las respiraciones. No hay sorpresas. Continúa devaluándose el peso en un contexto de desempleo en aumento, y con un proceso inflacionario que se traslada a los precios sabemos que el resultado inmediato es más trabajadores pobres con empleo y sin empleo, con subsidios y salarios que no alcanzan la canasta básica de alimentos. El cinismo de llamarnos al esfuerzo colectivo y la insistencia en decirnos en la cara que teníamos más de los que nos merecíamos y que eso se paga no deja de ser impactante. Durante el día comienza la instalación del terror, rumores de saqueos. “Esa furia contenida, al no estallar, gira en redondo y daña a los propios oprimidos”, describe Jean-Paul Sartre en el prólogo de Los Condenados de la Tierra. La justificación de la represión y la profundización de las medidas de ajuste marcan el inicio del lunes en el que será asesinado Ismael.
¿Quién es ese pibe? Un adolescente asesinado en medio de la represión policial. Ismael, que muere con una bala en el tórax. Su cuerpo permanece tirado en el suelo y una vecina grita que se trata de un niño. Muchos no ven.
Más o menos diez cuadras separan el barrio donde vive este pibe del lugar de los hechos. En los medios dicen que el supermercado está rodeado de barrios pobres y tiene pegada una comunidad Qom y en las redes circulan imágenes mostrando un pibe peligroso y desafiante, un niño pistolero. Luego se desmiente que se trate del joven asesinado. Los comentarios son contundentes, variaciones de la celebración de la muerte: ante la amenaza del saqueo “meter bala” / “Son saqueos organizados” / “Uno menos”.
Un barrio rodeado de bárbaros sin ley, ni respeto a nada, infrahumanos que ponen en riesgo el orden, que ponen en peligro a la gente. Representaciones que habilitan discursos de segregación y mano dura.
Los relatos y la información oficial: una bala civil. Dicen algunos vecinos que la policía a veces usa balas “civiles” y también usa balas de plomo. O será un civil que usa balas como la policía porque aprendió que hay vidas que no valen nada. Otro niño de 14 años está internado con un perdigón en un ojo. Esa bala tampoco tiene dueño.
Así andamos en una espacie de Titanic infernal los argentinos, tirando niños y niñas al mar porque no hay botes que alcancen sin darnos cuenta que se hunde para todos y todas (salvo para la casta que gobierna, que no está en este barco).
“Hay que sacrificarse este año para salir a flote”, dice la voz engolada y hueca del Presidente en cadena nacional. Dar en sacrificio a los de siempre, a quienes ya han sido sacrificados.
Son 8 millones los pibes y pibas pobres en la Argentina y la mitad pasa hambre. Hambreados serán dados en sacrificio por negros, por migrantes que nos quitan el trabajo, por pibes peligrosos, por putas y fiesteras, porque cortan rutas y no laburan porque no quieren, y por defender el trabajo y andar haciendo quilombo. A los Qom por negros y pobres y por indios. Porque sobran desde siempre en el modelo colonialista y racial, y sobran en el modelo sojero.
¿Quién es ese pibe? Es Ismael, uno de los cuatro hijos de una familia pobre de una comunidad Qom de Chaco.
Chaco se encuentra entre las provincias más pobres del país. Tiene a más de la mitad de su población bajo la línea de pobreza y altísimos porcentajes de población sin las condiciones básicas para subsistir. Esto no es de ahora. Los más afectados por la pobreza son los niños y niñas.
¿Quién es ese pibe? Ese pibe es nuestro hijo, tu vecino, tu alumno, tu amigo, un compañero, el hijo de otra como vos.
Desde el Gobierno dicen que se están ocupando de la amenaza de los saqueos desde el Ministerio de Seguridad. Pasa que en la Argentina actual la amenaza es el hambre y desde ese ministerio tienen poco por hacer. Queremos pan y trabajo porque el hambre es un crimen, el hambre mata y las balas no se comen.
*Trabajadora de Niñez, integrante de Niñez y Territorio (donde fue publicada originalmente esta nota). Secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA Autónoma Capital.