Redacción Canal Abierto | La cadena de supermercados Coto comenzó una estrategia de intimidación a sus trabajadores y, especialmente, trabajadoras que se encuentran de licencia de progenitores, establecida al comienzo de las medidas de aislamiento para trabajadores esenciales que, a su vez, tienen responsabilidades familiares.
El modus operandi –del que el Sindicato Joven CIS de la CTA Autónoma registra casos en las sucursales porteñas de Abasto, Constitución y Boedo además de otras en territorio bonaerense- consiste en intimar a quienes obtuvieron este tipo de licencia a que retomen sus labores, aunque el motivo por el que las sacaron siga vigente en tanto no se reanuden las clases presenciales.
Los casos comenzaron a reportarse a fines de agosto. Allí las gerencias de recursos humanos empezaron a presionar a las trabajadoras para que se tomaran vacaciones en el proceso de la cuarentena. “Eso no está permitido”, se queja Gustavo Córdoba, delegado general de Sindicato Joven CTA-A.
A esta primera avanzada se le sumaron las presiones para que retornaran a sus funciones. Al respecto, Córdoba señala a Canal Abierto que “hay un caso que tenemos documentado en el que la trabajadora terminó haciendo un acuerdo y renunciando. En otros casos no se presentan porque saben que les espera. En los telegramas las intiman a ir a justificar su inasistencia, como si no estuvieran yendo a trabajar, cuando la realidad es que están cumpliendo con un aislamiento”.
Córdoba relata el caso de la sucursal Boedo que culminó con un telegrama de despido. “Una trabajadora se presenta a pesar de que a la empresa sabía que estaba haciendo uso de su licencia. Además, tenía una situación particular, porque es una mujer separada con problemas de violencia de género con su anterior pareja con quien tiene un hijo en común. Cuando se presentó, lo hizo con los certificados de los amparos y restricciones que pidió para evitar la violencia de la que es víctima. Ella los llevó el 22 de octubre. No le recibieron sus certificados y el 27 le mandan un telegrama en el que le dicen que se presentó el día anterior, cosa que no ocurrió. Y que en esa ocasión tuvo actitudes irrespetuosas y utilizó un lenguaje irrespetuoso y de mucha violencia hacia los supuestos agredidos que son ni más ni menos que el personal jerárquico de Coto”.
Córdoba apunta que “esta situación de presión a las trabajadoras mujeres de los supermercados no es potestad exclusiva de Coto, sino que lo están haciendo otras cadenas también. Presionan para que las trabajadoras dejen sus licencias de progenitoras en una situación de contagio con mayor gravedad que al principio”.
También remarca que desde la CTA Autónoma “buscamos que tomen conciencia de los derechos que tienen como trabajadores y puedan ejercerlos. Así que buscamos asistir a los trabajadores y trabajadoras para que tengan conocimiento de dónde están parados. Porque lo podemos tener claro, pero después ese trabajador o trabajadora tiene que ir a la sede central y está el gerente de recursos humanos con dos abogados al costado y te llevan puesto y casi que tenés que pedirle disculpas”.
Córdoba concluye afirmando que “en las empresas en las que existe representación gremial con intenciones reales de defender a sus representados no avanzan tan fácilmente. La resistencia y presencia sindical, del color y signo que sea siempre es una barrera para ciertos abusos”.