Redacción Canal Abierto | Lejos del planteo que sostiene el preámbulo de la Ciudad de Buenos Aires, donde los representantes del pueblo se comprometen a “garantizar la dignidad e impulsar la prosperidad de sus habitantes”, el gobierno porteño vuelve a arremeter contra la voluntad de los vecinos de Caballito.
La historia comenzó el 24 de enero, cuando el monumento al Cid Campeador, en el centro geográfico de la ciudad, amaneció vallado por la empresa constructora MIAVASA S.A. La cartelería del gobierno porteño anunciaba la construcción del Parque Lineal Honorio Pueyrredón, que abarcaría ocho cuadras de la mano norte-sur de la avenida homónima. Sin consulta previa a la comunidad, como obliga la ley, las máquinas rompieron el pavimento.
Pero tras sucesivas movilizaciones y una medida cautelar interpuesta por los vecinos y vecinas a través de la Asociación Civil S.O.S. Caballito, en febrero debieron suspender la obra por orden judicial.
Sin embargo, este mes —y menos de 24 horas después del cierre de la audiencia pública destinada a analizar la obra del parque lineal, donde la mayoría de los vecinos se pronunciaron en contra— el gobierno conducido por Horacio Rodríguez Larreta envió un proyecto a la Legislatura para realizar en esas cuadras una “calle de convivencia”.
“Lo del parque lineal tenía que pasar por la Comisión de Espacio Público y requería doble lectura (procedimiento por el cual la ley aprobada debe ser revisada en audiencia pública y luego vuelve a ser tratada por la Legislatura para su aprobación final). Pero el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le encuentra siempre a las leyes alguna engaña pichanga para hacer lo que quiere. Y lo que quieren hacer es el parque lineal”, detalló Gustavo Torchinsky, abogado de S.O.S Caballito y miembro de la Asamblea Honorio Pueyrredón, en diálogo con Canal Abierto.
Luego explicó: “Una calle de convivencia es una vía donde pueden convivir tránsito y peatones, como se hizo en algunos lugares del centro porteño. Lo que hizo este proyecto fue un cambio de uso, que les significa menos problema. Su intención es ampliar el boulevard hasta la vereda y luego avanzar con el parque lineal que tenían proyectado”.
El perjuicio para el barrio
Los motivos por los que los habitantes del barrio se oponen al proyecto radican en que, disfrazado de “corredor verde”, se esconde un negocio que trastornaría la vida en las inmediaciones de un barrio residencial.
“El negocio es inmobiliario: traer food trucks, e ir armando un polo gastronómico como el que hay en Palermo — relata Torchinsky—. Si prospera, serían ocho cuadras cortadas, donde el tránsito se desviaría por calles perpendiculares. Acoyte, Hidalgo y Rojas, que ya están colapsadas, aumentarían su caudal de autos con el perjuicio en ruido y smog para los vecinos de esas calles, que ya tienen que cerrar las ventanas para poder conversar”.
Para oponerse al proyecto, que planea ser tratado en tiempo récord este jueves 14 y para el que el oficialismo porteño necesita 31 votos con los que ya cuenta, los vecinos convocan este miércoles 13 a las 18.30 en Acoyte y Rivadavia. “Para que los legisladores escuchen que el barrio no quiere esto”, aseguran.