Por Néstor Espósito | Pasó. Tal como lo adelantó Canal Abierto hace tres semanas, el ex presidente Mauricio Macri y los ex jefes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante su mandato, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, consiguieron apartar al camarista de Casación Alejandro Slokar de la causa por presunto espionaje ilegal a familiares de víctimas del submarino ARA San Juan. Y, para ello, recurrieron –tal como también lo había anticipado este sitio- a la figura del falso abogado Marcelo D’Alessio, a quien durante años desconocieron. El blindaje judicial, a veces, requiere dejar de lado los escasos escrúpulos que tienen algunos personajes públicos. Macri, Arribas y Majdalani se sacaron de encima a un juez que –presumían- iba a pronunciarse por reabrir la investigación por el espionaje a madres, esposas, novias, familiares y amigos de los 44 marineros muertos en el colapso del submarino.
Dicho sea de paso, la investigación sobre por qué naufragó el ARA San Juan avanza con la misma velocidad que el general Ernesto Arturo Alais al frente de la columna que debía reprimir a los carapintadas alzados en armas contra la democracia en la Semana Santa de 1987.
Slokar fue cuestionado por los todavía imputados por el espionaje a los familiares por tres razones centrales: sus expresiones públicas críticas sobre el gobierno de Macri, su pertenencia a la agrupación Justicia Legítima (que la corporación judicial califica como “kirchnerista”) y porque ya fue apartado de otro expediente en el que también se investiga supuestas tareas de inteligencia ilegales –en la que está involucrado D’Alessio- que fue declarada “conexa” con el expediente del submarino.
Canal Abierto ya explicó que “desde que a principios de 2019 estalló el escándalo sobre D’Alessio (quien desde entonces permanece detenido, ya sufrió una condena y va camino a un nuevo juicio oral), sistemáticamente los dirigentes de Juntos por el Cambio negaron cualquier vinculación con él. Incluso la precandidata presidencial Patricia Bullrich, cuando se le detectaron comunicaciones con D’Alessio, dijo que ese teléfono que estaba a su nombre lo usaba para “jugar” uno de sus nietos”.
Esa persistente negación de cualquier vínculo con el falso abogado cedió ante la necesidad de utilizarlo para “des-elegir” a un juez incómodo como Slokar.
La “conexidad” fue resuelta por el propio Poder Judicial, que se abroqueló en torno a la decisión de concentrar todos los casos de espionaje ilegal durante el gobierno de Cambiemos en Comodoro Py. En pocas manos; confiables, permeables y afables, además.
En las recusaciones contra Slokar, los imputados sostuvieron que “la conexidad importó la acumulación de ellos, es indiscutible también que un Magistrado que se encuentra inhabilitado de intervenir en uno de ellos, justamente en el que resultó ser la causa de atracción de los demás, porque fue admitida su recusación, no puede adoptar decisiones en los restantes por la comunidad fáctica o subjetiva que se da entre ellos… Cualquiera hubiera sido el motivo de la recusación, en dicha oportunidad se resolvió que el señor Vocal debía apartarse del conocimiento de la Causa por lo que una vez pasada en autoridad de cosa juzgada esa decisión ya no puede conocer, nunca más, de los hechos de la misma y esos hechos no se agotan a aquellos que integraron el objeto de ese proceso FMP 88/2019 y del FMP 8580/2020, sino que incluyen los de la Causa FMP 8559/2020 a la que corre por cuerda este incidente, porque se encuentra acumulada a aquellas por conexidad”.
¿Cuáles son esas causas? La 88/2019 es justamente la “Causa D’Alessio”. La 8580/2020 es un desprendimiento de la causa madre del espionaje ilegal (la que se inició en Lomas de Zamora cuando se descubrieron en los teléfonos de agentes de la AFI los documentos que mostraban los seguimientos a dirigentes políticos, sindicales, eclesiásticos, sociales e incluso familiares de Macri). La 8559/2020 es, específicamente, la que tiene como víctimas (doblemente víctimas) a los familiares de los muertos en el submarino.
¿Qué tiene que ver D’Alessio con los seguimientos e infiltraciones a los familiares de los caídos en el submarino? Hasta ahora parecía que nada. Pero fueron los propios Macri, Arribas y Majdalani quienes invocaron esa “conexidad” para el apartamiento de Slokar.
Si D’Alessio era un desconocido para los organismos de inteligencia durante el gobierno 2015 – 2019, no hay razón ética para traerlo a la escena para apartar a un juez. La otra alternativa es que, efectivamente, D’Alessio fuera un agente informal de inteligencia, un bocón que –en su caso sí- intentó hacer “cuentapropismo” para enriquecerse extorsionando a ex funcionarios y dirigentes kirchneristas con problemas en tribunales.
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Slokar fue apartado de la Causa D’Alessio hace unos tres años por una maniobra que encabezó la ex diputada Elisa Carrió. Cuando la causa tramitaba ante el ex juez de Dolores Alejo Ramos Padilla, Carrió fue invitada a que formulara su descargo, pero la líder de la Coalición Cívica nunca presentó su descargo. Sin embargo, formalmente se asumió como “imputada” y así lo recusó a Slokar, a quien había denunciado anteriormente ante el Consejo de la Magistratura.
Con ese antecedente, Macri, Arribas y Majdalani consiguieron ahora apartar a Slokar de la causa por el submarino. El común denominador en los expedientes –al menos para esta nueva estrategia de elección (o marginación) de jueces conocida en tribunales como “fórum shopping”- es Marcelo D’Alessio, quien desde hace más de cuatro años junta moho en una cárcel. Él aparece hoy como el chivo expiatorio del espionaje ilegal de Cambiemos.
Los jueces de la Casación Guillermo Yacobucci, Ángela Ledesma y Daniel Petrone mostraron un encomiable celo garantista para apartar a Slokar. Una conducta que, por cierto, el máximo tribunal penal del país no adoptó en otros expedientes.
Slokar fue apartado “a los efectos de aventar cualquier temor de parcialidad que manifiestan abrigar las partes”. Los camaristas invocaron garantías de la Constitución Nacional, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre. La resolución que aparta a Slokar tiene un párrafo que parece culpógeno: “sin que la decisión implique asumir las críticas de los presentantes, ni menoscabo alguno a la honorabilidad e idoneidad del magistrado, cabe hacer lugar al apartamiento pretendido en la presente”. O sea: Slokar es idóneo y honorable, pero igualmente: “afuera”.
Es curioso que esa vocación para “aventar cualquier temor de parcialidad” no se aplique (o se aplique con un sentido extremadamente restrictivo) sobre los jueces que visitaron al ex presidente Macri, compartieron actividades deportivas lúdicas con él en su propia casa ni tampoco para los que conocieron de primera mano las comodidades de la estancia del magnate británico Joe Lewis en Lago Escondido.