Redacción Canal Abierto | Política, fútbol y seguridad son las palabras que resaltarían en una nube que defina al jefe de bancada del PRO en Diputados. Pero ninguna de estas actividades justifica que su declaración jurada se encuentre en el top 5 de las más abultadas de los integrantes de la cámara baja.
El descubrimiento de empresas offshore que poseían departamentos de lujo en Miami a nombre de su esposa Romina Diago lleva a poner la lupa en la trayectoria del legislador. ¿Qué desempeños tuvo en su carrera para llegar a ser el diputado con tamaña declaración jurada?
Su vida estuvo dedicada a la política y la función pública. En 1986, con 20 años ingresó como asesor del presidente de bloque de concejales del PJ del entonces Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires.
Con la llegada de Carlos Menem a la presidencia y Carlos Grosso a la intendencia de la Ciudad (entonces era designado por el Poder Ejecutivo), Ritondo recaló en la Dirección de Servicios Sociales de la Subsecretaría de la Juventud en la gestión de Carlos Grosso. Luego ascendió a subsecretario de Juventud y finalmente Secretario de Gobierno de la municipalidad porteña.
Apadrinado por Miguel Angel Toma, en 1994 fue nombrado jefe de asesores de la Comisión de Seguimiento de Fuerzas de Seguridad e Inteligencia de la Cámara de Diputados de la Nación. En 1999, cuando Toma recaló en la secreetaría de Seguridad Interior, nombró a Ritondo jefe de gabinete del organismo, en el que estuvo hasta el final del mandato de Menem. En el interín, fue director del Instituto Nacional de la Administración Pública, nombramiento que fue hecho por el propio presidente riojano.
Nótese que llegamos a los 34 años sin una referencia al sector privado, tan ponderado por el espacio político al que hoy pertenece.
Esto llegaría en 2000, con la fundación de Emprendimientos Rivadavia SRL, firma dedicada a los negocios inmobiliarios. Sin embargo, tanto él como su hermana figuraron como socios de la empresa al ser incluidos por su padre, el capitalista del emprendimiento.
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En 2002, con el retorno del peronismo a Casa Rosada, el presidente Eduardo Duhalde lo nombró como subsecretario del Interior de la Nación, cargo en el que estuvo hasta el final del mandato, en mayo de 2003.
Junto a Diego Santilli conformó el grupo que, a partir de los restos del PJ porteño, dio forma a Compromiso para el Cambio, el espacio político que oficiaría de puerta de entrada a la política de Mauricio Macri. Así fue que en 2003 llegó a la Cámara de Diputados de la Nación, donde se encolumnó en el bloque del Peronismo Federal tras la ruptura de Kirchner con Duhalde.
En 2007 volvió al legislativo porteño de la mano de PRO, partido de cuya bloque fue jefe. Renovó en 2011 y fue nombrado vicepresidente primero de la Legislatura.
En 2012 impulsó la Solano Lima, agrupación juvenil del PRO, construida en espejo con La Cámpora para disputarle le juventud de los barrios populares al kirchnerismo. El chiste con el nombre del armado no tuvo mayor vuelo al chocarse con la viuda del ex vicepresidente de Cámpora que no autorizó el uso del nombre.
El gran salto vendría en el período siguiente, con mudanza a provincia incluida. Cuando María Eugenia Vidal fue elegida gobernadora bonaerense designó a Ritondo como ministro de Seguridad.
Debutó en la cartera con la triple fuga del penal de General Alvear, los acusados por el triple crimen de General Rodríguez vinculado con el tráfico de efedrina. Allí tuvo un intercambio con Anibal Fernández, quien había sido acusado en informes periodísticos de formar parte de dicha organización delictiva. Entonces, Ritondo dijo que Fernández “tiene que dar muchas explicaciones por la causa de la efedrina”.
Además aseguró que el ex jefe de Gabinete «tiene mucho que ver con el submundo de Quilmes». Por su parte, Fernández dijo que “no voy a ningún lado, no participo de reuniones, no tengo trato con gente de Quilmes hace rato porque me separé en febrero de 2012 y me mudé a la Capital Federal”.
“Hagámonos una rinoscopía los dos y veamos quién de los dos está comprometido. Nos conocemos, lo ayudo con su tratamiento, para que salga de su situación, no puede estar conduciendo las fuerzas de seguridad alguien que tiene este problema”, retrucó Fernández, poniendo en superficie situaciones atribuidas a Ritondo que hacía años existían en el universo del chimento.
Su gestión estuvo signada por el aval al accionar policial aún cuando este incluyera violaciones a los derechos humanos. Durante la misma tuvo lugar el caso de Luis Chocobar, policía de la provincia que asesinó a un ladrón en fuga en territorio porteño. Entonces, Ritondo declaro: “Defendió a un turista poniendo en riesgo su vida cumpliendo con su compromiso de servir y proteger y termino embargado. Tendrá nuestro apoyo para que triunfe la justicia”.
Fue también bajo su función que sucedió la masacre de San Miguel del Monte, en la que 4 jóvenes fueron acribillados por la policía. También el asesinato de Diego Cagliero, el joven asesinado por efectivos de la policía bonaerense en Tres de Febrero. En ninguno de los dos casos hubo una declaración condenatoria contundente por parte de la máxima autoridad.
De vuelta en la Cámara de Diputados quedó al frente de la bancada del PRO, cargo que mantiene desde 2019. La llegada de Milei al gobierno, con un andamiaje legislativo débil, estuvo a un tris de dejarlo en la presidencia del Cuerpo, cuarto eslabón de la sucesión presidencial.
Antes, en 2022, la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, involucró a Ritondo aduciendo que había interferido para que fuera apartada de la causa en la que investigaba la vinculación del fiscal de San Isidro Claudio Scapolán y policías con bandas narcotraficantes.
Según la viuda de Nisman, Ritondo tendría vinculación con Scapolán a través de Marcelo D´Angelo, asesor del Ministerio de Seguridad bonaerense durante el gobierno de María Eugenia Vidal.
Si de justicia se trata, la causa que debe investigar el patrimonio de su esposa recayó en la fiscalía de Eduardo Taiano, cuyo hijo Federico fue nombrado por el propio Ritondo al frente del programa Integral de Protección Ciudadana en abril de 2016. Hasta ahora, el fiscal no se ha excusado.
Un último aspecto llamativo es que el apodo con el que se lo conoce en la Cámara es Pucho. Nada tiene que ver con algún parecido con el personaje creado por Manuel García Ferré. Algunos encuentran la explicación en su timbre de voz, característico de los fumadores compulsivos. Pero existe otra interpretación: es la que se lo atribuyen a las artes desplegadas durante la discusión de la Ley Bases para que los impuestos que pagan las tabacaleras no fueran aumentados.