Redacción Canal Abierto | Las cosas no pintan bien para ser un asalariado por estos días. Mientras el Indec establece una canasta básica que no para de crecer, los salarios pierden cada mes la pulseada frente a la inflación.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos anunció este jueves sus números de agosto y estableció una Canasta Básica Alimentaria un 1,9% más cara que la de julio, en tanto la Canasta Básica Total promedió un aumento del 1,5%. Según estos datos, un varón adulto necesita $2.021,98 para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas, es decir para no cruzar el umbral de la indigencia. Una familia tipo, en tanto, requiere $6.247,92 por mes para no ser indigente y $15.244,92 para no ser pobre.
Actualmente, el salario mínimo, vital y móvil fijado por el Consejo Nacional de Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil es de $ 8.860 mensuales por jornada completa. El dato es complementario de otro que vuelve el cuadro desolador: la caída del salario real frente a la inflación fue, en los últimos dos años, del 7,3%. Este número surge de un estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav).
“No se registraban dos años consecutivos de caída del salario real desde la crisis de inicios de siglo, en particular, el bienio 2001/02”, destacó el documento que se construyó en base al Índice de Precios al Consumidor oficial de agosto, que consolidó una inflación del 15,4%, a nivel nacional, transcurridas dos terceras parte del año en curso.
Para la Undav, ocurre que “en un esquema de metas de inflación como el actual, la autoridad monetaria se compromete a desarrollar un conjunto de políticas para dar cumplimiento a un único objetivo: mantener el avance de precios dentro de niveles que considera como ‘tolerables’. Como toda la política económica se alinea al cumplimiento del parámetro inflacionario, la ‘pauta’ de incremento de salarios suele ser coincidente. Por caso, a inicios de este año proliferaban los intentos por mantener los ajustes paritarios en torno del 17%”.
Sin embargo, llegó septiembre y con él la inflación ya alcanzó la previsión anual, por lo que los tres últimos meses del año prometen superarla. En una proyección de acuerdo a los niveles inflacionarios acumulados de las doce principales consultoras que realizan relevamientos de precios, la universidad estima que este año podría llegar al 25%.
Comparando ese número con las paritarias obtenidas por los 22 principales gremios, que incluyen a aproximadamente el 90% del total de trabajadores registrados, se encuentra un ajuste salarial promedio del 23,3% para el año actual. “La comparación entre estos dos factores implica que, de cumplirse estas proyecciones, la economía mostrará, a nivel agregado, el segundo año consecutivo de pérdida general de poder adquisitivo. Este nuevo retroceso en el salario real se adiciona al resultado del año pasado, donde se consolidó un deterioro promedio cercano al 6%. Por tanto, en el acumulado 2016/17, el desplome del salario real se espera en torno al 7,3%”, detalla el estudio.