Redacción Canal Abierto | El presidente de Subterráneos de Buenos Aires, Eduardo de Montmollin, confirmó que las formaciones compradas a España contienen asbesto. Ante esto, resolvieron convertir esos subtes en chatarra.
En 2011, Mauricio Macri –en ese entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad- adquirió en forma directa los CAF 500, fabricados en los 70, y puestos a funcionar en la línea B. La falta de investigación sobre las unidades adquiridas resultó en €4.000.000 de hojalata.
Fuera de la pérdida monetaria, la salud sigue estando en peligro. La presencia de asbesto en los subtes de España enfermó de gravedad a cuatro trabajadores, dos de los cuales fallecieron este año.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) asegura que la exposición al asbesto puede causar cáncer y que los síntomas “pueden tardar muchos años en desarrollarse después de la exposición”.
La prohibición del amianto o asbesto (en sus distintas variantes) es legal en más de 50 países. En Argentina, la prohibición de su uso -efectuada en los años 2000 y 2001– sólo impidió su utilización en nuevos productos fabricados, ya que no han existido planes de retiro en los lugares donde ya se estuvo utilizando.
El Departamento de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de ATE ha podido comprobar su existencia en distintos lugares como el Zoológico de La Plata, el Centro Nacional de la Música, hospitales de la provincia de Buenos Aires y de la Capital Federal, el hospital más importante de Salta o la iglesia de El Bolsón, como así también la casa de gobierno de Mendoza, o los galpones de fabricaciones militares, la Universidad de La Matanza, diversos galpones de uso industrial como la propia ETERNIT ubicada en la ciudad de San Justo ( que solo tiene aislado con pintura especial los sectores donde funcionan las gerencias y áreas administrativas y que durante décadas tuvo toneladas de asbesto en sus playones los cuales, invariablemente, eran fuente de contaminación) centenares de miles de casas siguen teniendo techos de chapa de fibrocemento (con amianto), y tanques para el agua del mismo material.
También, hace diez años, una investigación del INTI lo detectó en el 15% de las muestras tomadas en 30 edificios, la mayoría de Capital y conurbano.
Aunque la principal vía de penetración de las fibras de asbesto en el organismo sea la respiratoria, también puede entrar por vía digestiva. No se sabe con exactitud, pero se cree que cuando tragamos la materia mucosa con contenido de fibras de asbesto, éstas pueden quedar atrapadas en los intestinos y de ahí pasar al peritoneo o recubrimiento del abdomen.
El material se vuelve más riesgoso con el paso del tiempo y, sobre todo, cuando se descompone y entra en contacto con el aire.
Una sola fibra de asbesto puede enfermar. Son huecas y muy livianas y por eso se mantienen suspendidas en el aire. Cuando un ser humano las respira, se contamina. Los síntomas pueden tardar entre 30 y 40 años en aparecer y, cuando se producen, el desenlace es la muerte a corto plazo.
La Organización Internacional del Trabajo informó que hay un 32% de muertes laborales por cáncer en el mundo. La Organización Mundial de la Salud, dio cuenta de que un tercio de esas muertes son a causa del asbesto. En función del cruce de esos datos, más de 249.000 personas mueren por asbesto en su lugar de trabajo, por año en el mundo.
En nuestro país, sin embargo, sólo se reconocen las enfermedades que se producen cuando las fibras de asbesto ingresan por la vía respiratoria y no así las enfermedades producidas cuando el contaminante ingresa por vía oral o digestiva.