Redacción Canal Abierto | Las recientes elecciones en Argentina marcaron el fin de un modelo y el inicio, incierto aún, de un nuevo rumbo político y económico para nuestro país, pero además permiten lecturas de orden continental en un contexto de convulsión general encabezado por las gigantescas protestas en Chile contra los aumentos y el modelo neoliberal imperante, acompañado por las movilizaciones en Ecuador y las situación en Bolivia en donde el candidato perdedor Carlos Meza impulsa un clima de inestabilidad a partir de cuestionar el resultado de los comicios que le dio la victoria a Evo Morales.
El reconocido analista internacional Atilio Boron asegura que el triunfo de Alberto Fernández es un dato de peso para intentar entender hacia dónde puede desembocar Latinoamérica, pero advierte que “se va a resolver de acuerdo a cómo se desenvuelva la conflictividad social”.
“Estados Unidos ha sido el gran inspirador y apoyo fundamental para estos modelos y ahora todo eso está en crisis”, señala el sociólogo en esta conversación con Canal Abierto.
¿Que representa para la región el resultado electoral en Argentina?
-Es muy importante porque se increíble en una tendencia más general que se manifiesta en países como Chile, donde después de largos años de hegemonía neoliberal una tremenda poblada pone en jaque al gobierno que fue señalado como el modelo, el mejor alumno del FMI y del Banco Mundial, y un pésimo gobierno para el pueblo chileno. Lo que pasó acá se alinea con lo que pasó en Chile, en Ecuador también, con la ratificación del gobierno de Evo Morales en Bolivia que ganó con el 10.57%, lo que no es poca cosa, y lo que sucede en Haití con una fuerte protesta contra el modelo neoliberal. Hay un clima de fin de época para el neoliberalismo en Latinoamérica, y en esa tendencia se inscribe la elección en Argentina.
¿La situación es distinta a la de la década pasada con la región gobernada por mayoría de presidentes de espacios populares?
-Hay un neoliberalismo que todavía predomina, pero que esta irreparablemente dañado. El caso chileno representa una debacle fenomenal y una imposibilidad del gobierno de Piñera de responder. En Ecuador se firmó una tregua pero que va a durar muy poco porque Lenin Moreno no dio marcha atrás con el paquetazo. En Colombia Uribe perdió la alcaldía de Medellín y la de Bogotá. Hay un cambio de época muy importante que se va a resolver de acuerdo a cómo se desenvuelva la conflictividad social en nuestros países.
¿Y cómo incide en ese contexto la relación con Estados Unidos?
-Va a ser muy complicada, porque Estados Unidos ha sido el gran inspirador y apoyo fundamental para estos modelos y ahora todo eso está en crisis. Habrá que ver cómo reacciona el gobierno de Trump ante esto, pero sin ninguna duda esto va a originar una respuesta muy dura, probablemente por intermedio del FMI. Perú también está en una encrucijada, los últimos cinco presidentes antes de Vizcarra están presos, suicidados o fugitivos, una situación que habla de un colapso del sistema no solo como fórmula económica sino como política y principio moral. La salida en Argentina dependerá de que política asuma Alberto Fernández en relación a la deuda, entre otras cosas, y en la claridad de los liderazgos, no es lo mismo tener un líder sofisticado que pueda ver los matices de una situación y a partir de ahí elegir un curso de acción conveniente.
¿Cómo puede repercutir la realidad regional en la disputa entre Estados Unidos, China y Rusia?
-A Rusia, y tal vez en menor medida a China, la debacle del modelo neoliberal les viene muy bien, porque debilita la capacidad de gravitación de Estados Unidos en una región en la que ellos también tienen intereses comerciales, diplomáticos y políticos. O sea que el hecho de que Vladimir Putin haya recibido a la Primera Dama de Nicaragua es un mensaje muy claro de apoyo al gobierno nicaragüense que ha sido tan agredido por el gobierno de Estados Unidos. Este cambio a Rusia lo favorece y a China también.
¿Qué podría esperarse del gobierno de Alberto Fernández en relaciones internacionales?
-Hoy la política exterior Argentina es la de Estados Unidos y eso es un gravísimo error. Tiene que tener una política exterior que corresponda con los intereses nacionales, no digo estar en contra de lo que hace Estados Unidos, pero no podemos asumir que los enemigos de Washington son nuestros enemigos y sus prioridades son nuestras prioridades.
Estamos entrando en una fase en la que es importante estar muy conscientes de que del modelo neoliberal, que era señalado como el modelo a seguir, ya nunca más se va a poder decir eso y eso es un ejemplo enormemente importante de purificación del proceso político que permite pensar en función de nuestros propios intereses, porque ese modelo que se ejecutó en Chile a la larga lo que hizo fue empobrecer a la población y convertir al país más igualitario de América Latina en el octavo más desigual del mundo junto con Ruanda.