Por Carlos Saglul | Fue una polémica anunciada. Estaba cantado que el escrutinio a cargo de la empresa Smartmatic terminaría rodeado de dudas y denuncias. Los venezolanos no hicieron nada por disipar las dudas, en el caso de que su lamentable desempeño en las PASO y sus antecedentes en todo el mundo lo hubieran hecho posible. ¿Impunidad? ¿Para qué pagar tantos costos contratando a la empresa cuestionada por todos?
“Nunca nos entregaron el código fuente del software para evitar el hackeo”. Jorge Landau, apoderado del Frente de Todos señaló que “el sistema no permite refrescar los datos cuando es necesario, sino que solo se puede hacer cada cinco minutos, y nosotros los fiscales pensamos que en cinco minutos puede pasar cualquier cosa”.
¿»Cualquier cosa” es que el presidente Macri, desde las primarias a las últimas elecciones de primera vuelta creciera hasta tener un 40 por ciento de los votos?
Luego de los resultados de las PASO, en estas elecciones no se jugaba quien ganaba la presidencia sino cómo se armaría la oposición. Hasta este domingo, en la interna del PRO a Macri lo pensaban como un cadáver político y todos miraban con cariño a Horacio Rodríguez Larreta. Pero sorpresa, el ingeniero resurgió entre las cenizas como jefe opositor. Antes, su discurso había ido variando apuntando a consolidar su núcleo duro: se derechizó en consonancia con el mandato norteamericano, al estilo Jair Bolsonaro. Seguramente esa será la característica que le imprima a la oposición.
De poder elegir, el Frente de Todos hubiera optado por Rodríguez Larreta como jefe de la oposición. Son amplías y desprejuiciadas sus relaciones con el justicialismo porteño. El resultado inesperado además de ser vital para la sobrevivencia política de Macri, frenó la dispersión del frente opositor, especialmente del radicalismo.
¿Existió fraude? El tiempo lo dirá. De lo contrario hay que felicitar a Macri: no solo le saco 500 mil votos a José Luis Espert, 160 mil a Juan Gómez Centurión sino que llego a morderle el costado al propio Nicolás del Caño que perdió también alrededor de 160 mil votantes. ¿Un elector de ideas socialistas votando a Macri junto a otro, nazi? Eso no es nada, votaron 1 millón quinientos mil personas que no habían participado de las PASO. De ellos, 9 de cada 10 sufragaron por Macri. ¿Milagro? ¿Genialidad?
Algunos atribuyen la representatividad recuperada de Mauricio Macri al alto gorilismo de un 40 por ciento de la población. El actual gobierno no puede mostrar un solo dato de su gestión que no sea ruinoso y justifique el voto a favor del jefe de Juntos para el Cambio. Si el conteo definitivo da la razón a este escrutinio, Fernández se verá debilitado en materia legislativa respecto a lo que presagiaban las elecciones de agosto y, a partir de marzo, tendrá en Macri un opositor muy duro y desestabilizante.
El grado de intervencionismo que exhibe el Departamento de Estado a través de las fuerzas políticas que financia e inspira en el continente mediante sus “fundaciones”, los medios de comunicación hegemónicos y una Justicia metida a jugar en la política como nunca, tiene su última y más clara expresión en Bolivia, donde a pesar de haber ganado por el 10 por ciento de los votos en primera vuelta, el presidente Evo Morales debió enfrentar intentos de desestabilización que parecen ya superados, poniendo en duda esos resultados.
Alberto Fernández, un excelente negociador, tiene, paradójicamente, poco espacio de negociación en el primer tramo de su gobierno. No hay medios para contener las demandas populares y al tiempo aceptar las directivas del FMI y los Estados Unidos. La dura dicotomía del Frente de Todos es que si no cumple con generar un mejor reparto de la riqueza corre el riesgo de quedar sepultado por otro 2001, peor al anterior. Pero si quiere hacerlo, deberá meterle la mano en el bolsillo de los que esquilmaron a la Argentina durante estos últimos años. Esos cuya voracidad corre pareja a su poder. Era a lo que se refería el candidato, cuando en plena campaña repetía, “si me dan a elegir entre la gente y los bancos, me quedo con la gente”.