Redacción Canal Abierto | A lo largo de los años, científicos e investigadores ambientales han comprobado que los 500 millones de kilos/litros de agrotóxicos que se utilizan en Argentina cada año no permanecen en los lugares donde fueron aplicados, sino que se esparcen contaminando el agua y las tierras cercanas.
De todos modos, la mayoría de los estudios arrojan un dato aún más alarmante, su presencia en nuestros cuerpos. Es el caso de la investigación realizada por el proyecto SPRINT (Transición Sostenible de Protección Vegetal), de la que participan once países europeos junto con colegas en Argentina y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El avance de su más reciente informe en base a muestras tomadas en noviembre de 2021 informó la presencia de hasta 18 agrotóxicos -como el cancerígeno glifosato- en sangre, orina y hasta materia fecal del total de los participantes argentinos (73 personas).
El objetivo del estudio es el de mapear las sustancias y cantidades, sin hacer especial énfasis en sus efectos ni consecuencias sobre el ambiente y las personas. De todos modos, un sinfín de investigaciones nacionales e internacionales ya dieron por probado que el uso de pesticidas representa un riesgo para la salud humana.
De hecho, hallazgos recientes sugieren que la exposición a estas sustancias acarrea un mayor riesgo de problemas de salud, incluida la enfermedad de Parkinson, problemas reproductivos y de desarrollo y cáncer, al tiempo que afecta la salud del suelo, el agua y biodiversidad.
En febrero de 2020, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) posicionó a la Argentina dentro del grupo de países con incidencia “media-alta” de casos de cáncer en el mundo, unos 218 casos por 100.000 habitantes. Un estudio reciente publicado en la revista científica Clinical Epidemiology and Global Health revela que en el sector agroindustrial santafecino, debido a la alta exposición a los plaguicidas, el número crece más de un 10 por ciento.
“Ya en 2009 Andrés Carrasco, investigador de CONICET, advertía con sus propias investigaciones lo que sucede en nuestro país: que la forma de aplicación de pesticidas es casi un experimento masivo; creo que ahora ya le podemos tachar el casi”, señaló en una entrevista a este medio el doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CONICET y coordinador del laboratorio de Biología de Sistemas y Filosofía del cáncer de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Matías Blaustein.
Semanas atrás el médico pediatra Medardo Ávila Vázquez, pionero en el estudio sobre las consecuencias del modelo agrario ligado al uso de agrotóxicos, señaló en diálogo con Canal Abierto que “en los pueblos fumigados la primera causa de muerte es el cáncer”.
“Un 20% de las muertes en la Ciudad de Buenos Aires son por cáncer, mientras que en muchas poblaciones fumigadas asciende al 40%”, indicó.
Por estos días la Justicia argentina sentó en el banquillo de los acusados al productor hortícola Oscar Antonio Candussi, propietario de la tomatera lindante a la casa donde vivía un menor que murió en 2012 en la ciudad correntina de Goya.
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