Por Gladys Stagno | En el off-on entre Alejandro Fantino y Luis “Toto” Caputo, tanto en su versión completa como resumida, el periodista deportivo aseguró que el ministro de Economía temía por el futuro de lo que llamó –en su particular metáfora de Batllestar Galáctica– “uno de los reactores de la nave” gubernamental.
“Los ingenieros del caos de Mandrilandia están necesitando meter un misil en un agujero que se llama ‘superávit fiscal’”, lanzó el exrelator. Y luego se despachó con una descripción de la fragilidad del modelo económico que incluyó bombas, aviones y un colapso inevitable si el citado misil da en el blanco.
“Sepanlo, se va a mover y mucho, va a ser muy bravo, la vamos a pasar para el orto, va a volar el riesgo país, el dólar se va a ir para arriba y va a haber ruido en la calle», anticipó.
Las declaraciones sorprendieron. ¿Qué buscó Fantino filtrando una charla privada de este calibre? A juzgar por la sucesión de hechos posteriores a su editorial y su militancia oficialista inoculta, el objetivo parece claro: meterles miedo a los gobernadores para que den vuelta la sesión del Senado de esta tarde, que está difícil.
El déficit fiscal, esa falacia…
Sucede que allí se tratarán temas hipersensibles para la sociedad, pero también para el talón de Aquiles “de la nave” del Gobierno. Se trata del aumento a las jubilaciones, la restitución de la moratoria previsional y la Ley de Emergencia en Discapacidad, que ya tienen media sanción en Diputados.
La aprobación de esas leyes, que desde diciembre de 2023 sería el primer alivio a los bolsillos de los sectores más castigados por el ajuste del gobierno de La Libertad Avanza, representa para la administración Milei un “bombazo” a su mentado equilibrio fiscal, cuyo costo estima en 2,5% del PBI.
“No corresponde. Se están desbocando. Quieren destruir al gobierno nacional. Independientemente del color político que tenga, son todos partidos del Estado. A ellos no les importa si los argentinos van a estar peor o mejor. A ellos les importa el poder y la de ellos. Prueba de que ellos son parte del problema y no de la solución”, disparó Javier Milei en diálogo con Luis Majul.
Lo hizo este miércoles 9 de Julio luego de declinar participar del acto por el Día de la Independencia en Tucumán “por razones climáticas”, alegando una niebla que no produjo la demora de un solo vuelo.
La verdadera razón: los gobernadores aliados –enojados por el desfinanciamiento sistemático a las provincias y el incumplimiento del gobierno de Milei para pagar el apoyo que no pararon de darle en el Congreso– le habían vaciado la foto. Así las cosas, el viaje arriesgaba al Presidente a una imagen en absoluta soledad, a un año de aquella donde juntó a 19 mandatarios provinciales en el Pacto de Mayo.
Con ese antecedente, todo indicaba que las provincias instruirían a sus senadores a votar a favor de las leyes de alivio social que el Gobierno no quiere.
Pero la opereta montada con Fantino podría haber surtido efecto. Ayer por la tarde y de forma virtual, los gobernadores de lo que fue Juntos por el Cambio –Rogelio Frigerio (Entre Ríos),Ignacio Torres (Chubut), Gustavo Valdés (Corrientes), Alfredo Cornejo (Mendoza), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Marcelo Orrego (San Juan), Claudio Poggi (San Luis), Carlos Sadir (Jujuy), Leandro Zdero (Chaco) y Jorge Macri (CABA)– y sus senadores mantuvieron una reunión para acordar una salida salomónica, que no los dejara pegados a la idea de Milei de que buscan “romper todo”.
El trascendido es que en ella se resolvió rechazar los tres proyectos más sensibles (jubilación, moratoria y discapacidad), e intentar dividir la sesión en dos para tratar, luego de un cuarto intermedio, los proyectos que los 24 gobernadores habían consensuado en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) hace unas semanas.
Hablamos de la distribución del impuesto a los combustibles líquidos y de destrabar el reparto de la coparticipación del 50% de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Ambas medidas, sostienen, tienen un costo fiscal de sólo el 0,11% del PBI.
Ante esta marcha atrás por parte de los aliados –que habían firmado en disidencia el aumento a las jubilaciones y la emergencia en discapacidad la semana pasada– desde Unión por la Patria amenazaron con que, si no acompañan jubilaciones y discapacidad, volverán todos los proyectos a comisión.
Efecto colateral
Pero, más allá de lo que ocurra esta tarde, los efectos reales del Fantinogate están por verse. Si la decisión de violar una declaración en off fue en realidad un pedido expreso del Gobierno para evitar una sesión adversa, la cara de ofuscación del propio Caputo en la entrevista televisiva que se vio obligado a dar anoche para aclarar que no hay debacle económico en puerta muestra que el mensaje tuvo efectos colaterales.
Con un riesgo país muy por arriba de los deseos del FMI; un informe crítico del rumbo de la gestión por parte de su veedor, el economista Max Alier, por no acumular reservas y retrasar el tipo de cambio; una disparada de la inflación anticipada por el IPC porteño de junio (2,1%); el dólar rumbeando hacia el tope de la banda; y un déficit financiero en junio que, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), estuvo en torno a los 2,7 billones de pesos, el impacto de estas declaraciones en “los mercados” es imprevisible. Y la respuesta de los votantes en las elecciones de octubre, también.
Foto: AFP